* El columnista es autor de las novelas: “Erase un periodista” y “Rinconada, la historia prohibida del maestro Ricardo”, además Premio Nacional de Periodismo 2016.
Este miércoles el tribunal electoral, ¡por fin!, se dignará a entregar la constancia de mayoría a López Obrador. En términos de ley desde luego, lapso que bien aprovechó la magistrada-presidenta Janine Madeline Otalora Malassis, para atraer reflectores y hacerse la importante.
Más o menos como lo pretendió Lorenzo Córdova en el INE. En este sentido ambos quedaron en ridículo, ante la decisión electoral que no mereció dudas. Sea que no les quedó otro camino que aceptar lo irremediable para sus inciertos destinos.
El asunto es que AMLO ya pronto podrá llamarse “presidente electo”, lo cual significa que sus propuestas y estrategias al corto, mediano y largo plazo, empezarán a transcurrir por la ancha avenida institucional.
Y aunque existen presiones al más alto nivel por aplicar los 197 millones de multa contra MORENA, (lo cual es calificado como venganza, incluso por AMLO), es probable que antes de que cante “el gallo de san Juan”, el INE se vea en la penosa necesidad de recular. (Dicho sea sin intención de que el terminajo se presta a interpretación equivocada, pero de que reculará, eso-que-ni-que).
Mientras tanto, el todavía “virtual” presidente electo, sigue tejiendo fino. Por diversos medios el viernes anterior, los mexicas fuimos testigos de su reunión con José Antonio Meade, cuyos resultados incrementan la confianza de que la república quedará en buenas manos a partir del primero de diciembre.
Y, “ya entraos en gastos”, no extrañaría que el ex candidato tricolor se convirtiera en gobernador del Banco de México, a invitación por supuesto del tabasqueño.
En el caso del desayuno con su ex adversario político, sin duda AMLO se ganó la aceptación de buena parte de quienes votaron por Meade, al margen de otras acciones que ratifican la confianza de que durante el sexenio que se avecina, el país vencerá los problemas esenciales y construirá la estructura que hace falta para alcanzar plena justicia social.
Seis años son pocos, pero toca a MORENA dejar constancia de buena voluntad para que su gobierno se alargue el tiempo suficiente y cumplir sus compromisos.
Pero sobre todo para alcanzar “la cuarta transformación” equivalente a refundar la república, después de los movimientos de Independencia, Reforma y Revolución.
¿AMNISTIA?, PERO NO PA’ TODOS
Ya sabéis que la amnistía propuesta por AMLO es interpretada por sus enemigos de forma equivocada. Se trata de favorecer a quienes siendo la parte más débil de la cadena delictiva, resultan víctimas “colaterales”.
En cuanto a los responsables, tendrán que enfrentar la justicia. Serían los casos de políticos y funcionarios o ex, que abusaron de sus cargos.
Algunos analistas serios empiezan a señalar cuando menos a tres personajes no aptos para la amnistía.
Se trata de los actuales gobernadores de Veracruz y Morelos, Miguel Ángel Yunes y Graco Ramírez, respectivamente, así como del ex director de PEMEX, Emilio Lozoya, seriamente involucrado en el escándalo Odebrecht.
No sabemos lo que pueda suceder, pero AMLO estará en la obligación de demostrar que la lucha contra la corrupción va en serio y por lo tanto, que seguirá siendo uno de los objetivos más importantes de su gobierno.
Cierto, ya dijo: “no habrá cacería de brujas”, pero no creemos que se exponga a faltar a su promesa de campaña más celebrada, y la que probablemente, le atrajo mayor cantidad de votos.
¿Porqué Veracruz y Morelos?. El escribidor supone que en el primero se debe probablemente, al presunto apoyo otorgado a Ricardo Anaya (ventilado incluso en redes sociales mediante comprometedor audio no desmentido).
En cuanto a Morelos, AMLO estará en el deber de apoyar a Cuauhtémoc Blanco, el gobernador electo por la alianza MORENA-PES, quien está dispuesto a demostrar que por aquellos andurriales, el ejecutivo ha actuado con opacidad y sospecha.
Además de que Graco Ramírez y Cuauhtémoc “se traen” desde hace tiempo, pero esa es otra historia.
Respecto de Emilio Lozoya, es evidente la protección recibida en este sexenio, a pesar de las declaraciones y evidencias aportadas por otros involucrados que se encuentran tras las rejas…pero en otros países.
SUCEDE QUE
Es normal que el nacimiento de una estrella civil cause cierto atractivo y se le acrediten cualidades y virtudes políticas, sin embargo en el caso de Américo Villarreal Anaya
tal vez exageran sus más caros partidarios y amigos.
Américo es excelente persona y magnifico profesional. De ello tiene fama y sus valores morales son de indudable y profunda calidad, pero de ahí a que la gubernatura se presente como el siguiente paso después de la senaduría, como sucedió con su padre, podría no resultar. Y es que la intromisión en política del estimado médico fue producto solo de afectos personales y nostalgias del “virtual” presidente electo.
Y hasta la próxima.