“La intolerancia es en sí misma, una forma de violencia y un obstáculo para el crecimiento de un verdadero espíritu democrático” Mahatma Gandhi.
LO CLARO. La sociedad civil, organizada en grupos que buscan ser coadyuvantes en los programas de asistencia social a quienes lo necesitan, encuentran apoyos sustantivos en los programas gubernativos en la materia y el respaldo de la academia para lograr vincular efectivamente dichos objetivos para alcanzar el máximo beneficio asistencial.
La Universidad Autónoma de Tamaulipas capacita y brinda asesoría a organismos civiles que están activos en programas del Instituto Nacional de Desarrollo Social INDESOL.
Este tipo de proyectos de bienestar social deben ser medidos y cumplir con los lineamientos de las reglas de operación marcadas, a fin de que la comunidad tamaulipeca obtenga los múltiples beneficios de la colaboración altruista de los organismos civiles.
El acompañamiento de la UAT les garantiza el cumplimiento eficaz de los objetivos trazados.
LO OSCURO. Intolerancia es la falta de habilidad para tolerar algo. Donde no se aceptan costumbres, religiones, sexualidades, religiones de otras personas.
También el cuerpo humano es rebelde en sus momentos. La lactosa y el azúcar que produce, su proceso de fermentación ataca al sistema digestivo en proporciones peligrosas.
La luz en los migrañosos y los regaños en los adolescentes son otros tipos de intolerancias que la sensibilidad del cuerpo humano pocas veces consiente.
La de mayor peligro, es la intolerancia de quienes ejercen poder.
Hoy todos los latinos padecemos la no-sutil intolerancia del ‘lider del mundo libre’ Donald Trump. Que sin hacer distingos, detesta por igual a todo lo que esté por debajo de su frontera sur. Ese límite lo busca imponer con una barda que represente hasta dónde nos puede tolerar. Tanto más alta, tanto mejor.
Pero no hace falta ir tan lejos para evidenciar más muestras de este fenómeno sociológico.
Increparon al próximo líder de esta nación sobre su opinión de la ‘boda fifí’ y su respuesta es una postura un tanto ácida. (Sic) “¿Por qué mejor no preguntan cómo va la cuarta transformación? Pero si se trata de decir que estoy enfermo o sobre la fiesta de quién se casó, eso sí, difusión para decir que somos iguales…”
Entonces observamos la visita de un particular –que no es aún funcionario de ningún tipo- que ‘le cayó’ a lo que llaman ‘banco de material’ de donde extraen minerales para la edificación del próximo aeropuerto.
Ese ciudadano, de nombre Javier Jiménez Espriú será a partir de diciembre el titular de SCT. Y su visita obedecía a la mejor de las intenciones de clausurar el banco en cuestión.
La representante de la empresa propietaria del inmueble, con la autoridad de ser potentada del mismo y con la formalidad de saberse en regla, solicitó a la comitiva encabezada por el ciudadano Jiménez, abandonase el predio.
La respuesta fue amenazadora. No a la letra, sí el contexto “Volveré en diciembre y más les vale tener los papeles en orden”.
Quien representará a la autoridad en materia constructiva, no tendrá entre sus obligaciones la clausura de bancos, ordenamiento que corresponde a otras instancias ambientales. ¿Clausura ciudadana por anticipado? No creo que se llame abuso de autoridad, ¿o sí?
Es peligroso ver el grado de poder al que nos enfrentamos los ciudadanos de a pie…
COLOFÓN: Tendremos varios años para hacernos bastante más tolerantes a la intolerancia, que será un modelo a observar. Y mientras más edad, menos tolerantes… ¡Válgame Dios!
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