Ese extraño arrejunte de tránsfugas políticos, liderazgos regionales e incipientes legisladores, que es Morena en Tamaulipas, ayer tuvo una prueba de fuego para validar su crecimiento como partido y la reprobó.
Pocas veces como este lunes se han retratado tan fielmente sus peculiares dinámicas de organización y de poder.
La organización de lo que primero sería un foro de pacificación y terminó siendo un encuentro con víctimas, claramente los rebasó.
Ni el senador Américo Villarreal, ni el futuro super coordinador José Ramón Gómez Leal, tuvieron la habilidad para resolver el lío en que los metió el equipo cercano de López Obrador al suspender el foro al que ya se había convocado a los colectivos tamaulipecos, quienes acusaron recibo del desdén, y organizaron por su cuenta un evento “con o sin el presidente electo”.
A los morenistas tamaulipecos no se les ocurrió mejor opción que armar a contrarreloj un encuentro e intentar convencer a los principales activistas del estado para que los legitimaran con su presencia.
Todavía a primera hora del lunes, iban y venían las llamadas telefónicas, pero la respuesta siempre fue la misma: la única opción de juntar los foros anunciados para realizarse a la misma hora, era que el futuro secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, acudiera al evento organizado en la Universidad del Norte, donde ya estaba confirmada la presencia del doctor Mireles, célebre fundador de las autodefensas michoacanas.
Al final, el resultado quedó a la vista de todos: Américo, JR, Lupita (la célebre senadora desconocida) y todo su equipo se hicieron chiquitos.
Las tablas de Durazo ayudaron a sacar las papas del fuego, y hubo participaciones destacadas de activistas y víctimas del delito, pero lo cierto es que en el ambiente quedó la percepción de que el foro “legítimo” se celebró a varios kilómetros de ahí.
Tan triste su situación, que las figuras tamaulipecas de Morena desnudaron que entre ellos no todo es miel sobre hojuelas.
Es más que evidente la fría relación entre los dos senadores, y a su vez, el aislamiento de José Ramón Gómez Leal, un político que parece vivir en una burbuja, ajeno por completo a las banderas que enarbola su partido.
Los colectivos de familiares de desaparecidos han aprendido a distinguir entre las buenas intenciones de quienes buscan apoyarlos, y la búsqueda de lucimientos personales o la manipulación de sus causas con tintes políticos.
Por eso, el saldo de ayer difícilmente podría considerarse positivo para ellos, aunque como lo han demostrado una y otra vez, eso no implica desánimo alguno.
La batalla que vienen librando desde hace años no conoce descansos, ni está supeditada a los tiempos políticos.
Mal harían López Obrador y los suyos si insisten en menospreciarlos.
Ayer lo dejaron muy claro: ya no aceptarán más largas ni medias tintas. Su búsqueda requiere todo el apoyo del Estado, y sobre todo, la merece.
Lords y Ladys
Apenado y a la vez socarrón, un político tamaulipeco, viejo lopezobradorista, se asomó ayer al caótico manejo de los Foros para la Pacificación y resumió lo que está pasando:
Los “responsables”, el senador Américo Villarreal y José Ramón Gomez Leal andan desatados… desde ahora se sueñan gobernadores y eso tiene sus consecuencias: treparon al ladrillo y ya traen la razón perdida…
Lady Paloma, Mercedes del Carmen Guillén, se reporta con sus cuates y les avisa que ni encadenada regresa a Tamaulipas y menos para reemplazar a Checo Guajardo. Sus intereses están en Puebla y a Tampico sólo gusta venir para almorzar en El Lindero o comer en Basílico o Los Curricanes.