Si no son ellos, son los suyos, el caso es que en Tamaulipas los cuatro personajes más connotados de MORENA traen adelantado el reloj político y todo parece indicar que arrancaron con la carrera por la candidatura a la gubernatura cuatro años antes.
Así es mis queridos boes, insisto sino son ellos, Mario López, Adrián Oseguera, Américo Villarreal y José Ramón Gómez Leal, son los suyos y por los suyos no solo me refiero a personal adscrito a sus alcaldías o staff, sino hasta a ‘analistas’ que un día si y en otro también les ven cualidades cuasi divinas y ya los tienen anotados para el cargo que hoy ostenta Francisco Javier García Cabeza de Vaca y que repito, estará en juego en cuatro años.
Es cierto, es una característica de la naturaleza humana la zalamería, el deseo de agradar a los hombres de poder, porque como lo he dicho en otras ocasiones, muchos de esos ‘barberos’ ven en dichos personajes la posibilidad de escalar, de acceder a privilegios, de estar pues en las nóminas que luego a los promovidos les tocaría administrar.
Y también es cierto, que la llegada al poder le mueve el tapete a cualquier humano, porque rodeado de un séquito de gente que les dice solo lo que quieren oír, que intenta convencerlos de que el pueblo los ama, que son los más guapos, los más listos, los más conectados, llega el monteo en que éstos pueden caer en la trampa.
Sí, es muy difícil que en dichas circunstancias, por un lado con equipos sumisos, repelentes a la autocrítica y por el otro una turba de aduladores desde fuera o desde espacios de opinión, los políticos mantengan los pies bien plantados sobre la tierra o que no les pegue el mal del vértigo político y entonces se pierdan definitivamente.
Un ejemplo: Andrés Zorrilla, el ex alcalde de Madero, tuvo la suerte que Agustín De la Huerta no aceptó ser candidato a la presidencia en la campaña antepasada, más suerte que el propio director general del Conalep Tamaulipas le empujara con el ahora Gobernador Cabeza de Vaca y todavía más fortuna que la hola que provocaron los vientos del cambio en el 2016 lo arrastraran a la victoria.
Cometió el gran error de hacerse de un equipo de aduladores y fans que le encerraron en una burbuja y que hasta le hicieron creer que efectivamente era guapo e invencible como el personaje al que imitaba ‘Iron Man’ y entonces no hubo poder humano que lo bajara de la nube en que se montó.
Daba por descartada la reelección, desairó a los medios, desairó incluso el apoyo de muchos panistas que querían trabajar para su causa en la campaña por la reelección, porque Pati Guzmán y el resto del séquito le habían hecho creerse su propia mentira: que él había ganado por su carisma, por su personalidad y que incluso él había ayudado a Ake el ahora gobernador ganará.
Zorrilla se creía para cosas mayores, la reelección en la alcaldía era un paso obligado y seguro, pero el objetivo era la gubernatura.
No se daba cuenta que en el PAN y en el poder en Victoria casi lo vomitaban, nadie se lo dijo, nadie lo sentó en su realidad y el resultado ya todos lo sabemos.
Traigo a colación el caso de Zorrilla, porque los dos alcaldes de MORENA, el Senador Américo y el JR están a tiempo de vacunarse contra ese mal que ya les acecha y que puede enfermarlos.
Deben entender que primero tienen que sentarse bien en el cargo que están estrenado o están por estrenar en el caso de JR, dar buenos resultados y luego entonces evaluar si están para cosas mayores.
Porque cada paso que den hoy a través de ellos mismos o de los suyos, ya sea en auto promoción para la gubernatura o peor, para dar zancadillas a los que ya ven como sus adversarios al interior de MORENA les distraerá del quehacer para el que se les ha contratado y entonces serán pura grilla y nada de resultados. Les puede pasar lo
que a Zorrilla.
Por eso lo primero que tienen que hacer es tranquilizarse, entender que los alcaldes tienen 3 años de prueba, en los que tienen que limpiar Madero y Matamoros, iluminarlos, atraer inversiones, mantener parques y jardines, atraer inversiones, trabajar como alcaldes pues, demostrar con hechos que pueden, porque si eso les queda grande, nombre, la gubernatura mucho peor.
Los cuatro tienen que admitir que sin Andrés Manuel López Obrador en la boleta en julio pasado, hoy dos sólo serían ex candidatos a las alcaldías, Américo seguiría frustrado en el PRI a la espera de una chambita y JR andaría dedicado a sus negocios.
Sí, desde luego que alguno de ellos podrá dar la pelea en el 2022, pero no depende de cuántas flores les echen en las columnas sus cuates, ni cuánto le crean a sus
aduladores en el ejercicio de su función, sino eso dependerá del trabajo real que hagan en la chamba que ahora tienen por delante.
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