López Obrador tomó un país en grave crisis, inseguro, dividido, lastimado
Gobernador de Tamaulipas abona a restarle influencia a súper delegados
En pleno proceso electoral para renovar Congreso, asoma ‘calma chicha’
Ayuntamientos piden préstamos al Gobierno, para el pago de aguinaldos
Garza González, como funcionario de la SEP, cumple aquí compromisos
Cierto es que Andrés Manuel López Obrador recibió un país en grave crisis económica, inseguro y con transgresiones a los más elementales derechos humanos; con profunda corrupción en todos los sectores, desacreditado su sistema de Gobierno, y, lo peor, dividido. Pero él mismo rehúsa ver hacia el pasado y ofrece perdonar ‘mas no olvidar’ a quienes causaron tal desastre.
Su oferta de fondo es procurar la cuarta transformación de México que contempla ir al rescate de los marginados, más de la mitad de la población (estimada en cerca de 130 millones de habitantes)–, con ayuda asistencial.
Pero esa política paternalista de ningún modo abonaría a recuperar (al menos) parte de lo perdido. Como sí sería posible involucrando a los ‘ninis’, desempleados, ejidatarios y mujeres en los programas productivos siempre y cuando (éstos) fueran coordinados por personal confiable que en lugar de procurarles recursos públicos a sus panegiristas, promovieran la educación y capacitación, sin importar filiaciones políticas, ideológicas ni doctrinarias.
En fin, para no desviarme de la esencia de este comentario le advierto:
1) Hereda el tabasqueño acerca de 55 millones de pobres; desempleo hasta de 3.8 millones de personas anualmente; una deuda externa por más de 11 billones de pesos y más alta (todavía) en lo interno, por solapamiento a bancos y otras instituciones de crédito.
2) Cerca de 150 mil homicidios ocurridos en el último sexenio por mala estrategia para combatir la inseguridad pública. Obviamente la delincuencia creció cuando Felipe Calderón Hinojosa inició ‘su guerra’ contra los grupos transgresores, pues, al no poder mediatizarla, los maleantes se atomizaron hasta hacerse incontrolables; posteriormente y ahí están las estadísticas del sexenio más reciente, que multiplican la cifra;
3) Deleznables violaciones a los derechos humanos de miles de seres que simplemente reclamaban el paradero de sus hijos, hermanos, esposos, padres…
4) El solapamiento a políticos y empresarios corruptos, que saquearon las arcas impunemente y sin castigo –aun cuando una caterva de ellos han sido procesados–, por su alianza con los mandatarios en turno; y
5) La desconfianza hacia el sistema de Gobierno porque el pueblo dice y presume bien que todos los políticos, sin importar partido, son iguales.
Esto, con base a su perorata del perdón.
Y por eso mismo el pueblo se pregunta: ¿dónde queda su ofrecimiento transformatorio, si en la Independencia, la Reforma y la Revolución se llevó al cadalso a los traidores de la Patria?
Disposición
En descargo del tabasqueño, sé bien, que sólo han transcurrido nueve días desde que porta el Bando Presidencial. Y, hasta eso, ¡correctamente!, si en cuenta tomamos que su antecesor cambió el orden de sus colores, dizque, según él, por un mal diseño, aunque sospecho que lo hizo a propósito así como Vicente Fox Quesada lo hizo cuando ‘mochó’ al águila.
De ahí, en tanto, López Obrador merece un voto de confianza.
Así lo comento porque hace días mostró su voluntad de gobernar para todos, cuando en el encuentro con los 32 mandatarios estatales dio reversa a la intromisión que los ‘súper delegados’ tendrían en asuntos de seguridad pública (violentando la soberanía estatal), ante la presión justificable de los 32 jefes del Ejecutivo locales.
Además quedó establecido que los temas en la materia serán tratados sólo entre los jefes del Ejecutivo estatal, la Secretaría de Seguridad Pública y las Fuerzas Armadas, por ser justamente quienes conocen (realmente) la situación y cuentan con estrategias comunes para abatir la delincuencia.
Esta decisión no le resta ‘poder’ a los súper delegados –porque a decir verdad no lo tienen, todavía–, pero sí evita que se involucren en rubros que por ley son competencia exclusiva de las autoridades locales, simplemente en acato al orden constitucional.
De esta forma, Andrés Manuel López Obrador logra su primer acuerdo sustantivo con los 32 gobernadores, quienes según sus propios ‘twists’, del encuentro salieron satisfechos. No sólo por acotarle ‘influencia’ a los ‘súper delegados’, sino por hacer valer la soberanía de los estados, su autonomía, las leyes que rigen en cada entidad, y el respeto que debe prevalecer entre los integrantes del Pacto Federal.
Basta citar el mensaje del gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca para constatarlo: “Los integrantes de la Conago, acordamos con el Presidente Andrés Manuel López Obrador que los Delegados Federales no serán los secretarios técnicos en los Consejos de Seguridad; será Alfonso Durazo (Montaño) como titular de SSP-México el encargado de nombrar al secretario técnico”.
Con él coincidieron sus homólogos Enrique Alfaro Ramírez (Jalisco) –quien sin haber asumido el cargo aún, le planteó su inconformidad–, Javier Corral Jurado (Chihuahua), Silvano Aureoles Conejo (Michoacán), Martín Orozco Sandoval (Aguascalientes) y hasta los de Morena –como Claudia Sheinbaum Pardo (Ciudad de México), también sin haber sido investida; y Adán Augusto López (Tabasco)–, entre otros.
El origen
En la iniciativa de reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, donde se contempla crear la Secretaría de Seguridad Pública, no se precisa satisfactoriamente hasta dónde tendrían injerencia los súper delegados en materia de seguridad pública, pero en ambas cámara se dijo que serían impuestos como secretarios técnicos de los Consejos Estatales.
Y eso derivó un desacuerdo entre los legisladores de las Comisiones Unidas de San Lázaro y el Senado de la República –incluso miembros del PES y PT se sumaron a la protesta–, hasta el grado de exigir que al menos los prospectos fueran sometidos a exámenes de control y confianza.
De cualquier forma se aprobó el dictamen para crear la SSP y por esto los 12 gobernadores panistas publicaron un desplegado en protesta ante lo que consideraron una arbitrariedad.
“Nuestros gobiernos colaborarán, en el ámbito de su competencia, con las autoridades federales. Pero la colaboración no debe ser entendida como sometimiento de los órdenes locales incluyendo a las autoridades legítima y legalmente elegidas para gobernar, como es nuestro caso. El país se construye de abajo hacia arriba, desde el espacio local. Resolver los problemas requiere conocimiento del territorio, cercanía con la población y atención a las peculiaridades de cada región. Las prioridades regionales deben definirse de manera conjunta,
considerando las condiciones particulares de cada entidad federativa. No se imponen desde el centro.
“La colaboración en materia de seguridad debe ser abordada bajo una óptica estrictamente institucional, blindarla de componentes y fines político electorales, para hacerla un campo de neutralidad política que eleve la mirada por encima de diferencias ideológicas, considerando en ello factores de responsabilidad legal y representatividad entre autoridades, eficiencia,
secrecía, profesionalismo.
“Por ello, nos sorprende la intención de supeditar el mecanismo de coordinación a la figura de los llamados ‘Coordinadores Estatales’ del Gobierno Federal, y colocar a los Gobernadores y Fiscales de los Estados como meros invitados. Ese desdén es inaceptable para nosotros, porque no sólo pone en riesgo estos objetivos, sino resulta inconcebible una solución de fondo al problema de la inseguridad y la delincuencia en el país, sin la concurrencia efectiva de los gobiernos estatales”.
A partir de entonces se bordó una estrategia para plantearle al jefe del Ejecutivo Federal, en cuanto asumiera el cargo, su preocupación.
Y el martes que nos antecede se dio la oportunidad de manifestársela, por lo que ahora los ‘súper delegados’ empiezan a entender que son simple y llanamente alfiles en el ajedrez político nacional, cuando en su ambición se creyeron ‘virreyes’ con libre arbitrio para disponer sobre temas sustantivos.
Proceso electoral
Hasta hoy, inclusive, no observo a ningún aspirante a diputado local que dé la cara asomando interés de competir en el actual proceso pese a que está por vencer vence el plazo para el registro de los mentados independientes.
Los partidos con derecho a participar con las prerrogativas suman sólo tres (Morena, PAN y PRI), pero igual sus aspirantes, aguardan ‘línea’ y eso me lleva a suponer que nada ha cambiado en sus estructuras.
La dirigente tricolor, Claudia Salinas Ruiz –quien se hace mentar Ruiz-Massieu, ¿acaso queriendo sacar provecho del capital político de su padre José Francisco Ruiz Massieu?–, vino el 26 de octubre (próximo pasado) a Ciudad Victoria a tomarle protesta como presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) a Yahleel Abdala Carmona, comprometiéndose a que partir de ése momento, cada semana, ella, se encargaría de atender la situación partidista de cara al proceso que está en marcha.
Pero, lo cierto es que su presencia aún no se ve ni se siente.
Igual ocurre con Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que es la firma más codiciada del momento, pero carece de líderes auténticos que sean capaces abordar un tema tan trascendental esperando a que el ‘Peje’ les resuelva todo, pero él, por sus múltiples ocupaciones, empieza a olvidar el activismo político-partidista (y, considero, hace lo correcto), ya que ofertó gobernar para los cerca de 130 millones de mexicanos y no sólo para quien se sumó a su proyecto, aunque de antemano les ha pagado su adhesión al integrar en su gabinete a quienes lideraron estatalmente su proyecto.
En Acción Nacional, bien sé, ya se trabaja respecto al tema. Y aunque vislumbro choques interpartidistas, lo cierto es que es el único partido que ‘se la parte’ sin esperar que el descontento ciudadano le haga la chamba.
Dicho en otras palabras los morenazos le apuestan al ‘tsunami’ que en 2018 llevó a su partido al poder; los tricolores al mal gobierno que ‘El Peje’ pudiera ejercer de entrada; y el albiceleste a ejercer un proselitismo en serie y en serio, ya que de esa elección dependerá en gran medida la gobernabilidad de Tamaulipas.
Crisis municipal
No sé con precisión cuántos presidentes municipales ya le han solicitado ayuda al Gobierno del Estado para solventar el pago de salarios de por lo menos la segunda quincena de diciembre, aguinaldos y compensaciones de su personal administrativo y confianza en lo que corresponde al cierre del ejercicio 2018, pero según me han comentado se aproximan a las dos decenas.
Y en su mayoría son de los llamados ‘chicos’.
A buena cantidad de esos ayuntamientos durante los tres meses más recientes se les otorgaron apoyos extraordinarios, por lo que no habría pretexto de negarle a los burócratas (ahí contratados) la totalidad de sueldos y otras prestaciones, a menos que los alcaldes antepusieran el bienestar decembrino de su parentela, compadres, amigos y socios a la necesidad de la clase trabajadora (aunque las dos últimas palabras díganse entre comillas), o el dinero obtenido como ayuda lo consideren un ‘bono navideño, para ellos.
Cierto es que el Gobierno Federal durante el ejercicio fiscal que está por concluir, ignominiosamente les dilató la aplicación de los recursos que por ley le corresponden a los municipios, pero también es una realidad que el Gobierno del estado en ningún momento los ha abandonado.
Y lo prueba el hecho de que casi todos los ayuntamientos con fuerte densidad poblacional sí cuentan con dinero para solventar las dos quincenas decembrinas, el aguinaldo, las compensaciones y otros imprevistos del gasto corriente que los tesoreros actuales quizá no fueron capaces de prever en tiempo y forma, aunque las arcas municipales luzcan vacías por la ineptitud de algunos de éstos para administrar el erario.
En fin, habrá que ver por dónde salta la liebre.
¿Acaso echándoles la culpa a sus antecesores?
Lo cierto es que el presupuesto es anual. Y en ello va implícito el gasto corriente del último trimestre del 2018, por lo que no hay justificación para cumplir en tiempo y forma con sus obligaciones.
Los ‘olvidados’
Tras el fracaso electoral más reciente y el cambio presidencial, la llamada clase política priista no asoma la cara.
Pero cierto estoy que le apuesta, en su mayoría, a transar con Morena aún sabiendo que el mentado ‘Peje’ en su estructura cercana no contempla todavía a sus más conspicuos panegiristas.
Así que, seguro estoy, habrá sorpresas y sorprendidos.