HIDALGO.- “Ay no, ¿dónde está mi hijo?”, decía entre sollozos Hugo Olvera, cuyo hijo de 13 años, Hugo Olvera Bautista, se encontraba en el lugar cuando ocurrió la terrible explosión en el pueblo de Tlahuelilpan.
Envuelto en una manta frente a una clínica, el hombre ya había recorrido seis hospitales.
Después de regresar de su escuela secundaria, relató el padre, el chico fue a unirse a la multitud que recogía gasolina.
Olvera Estrada cree que siguió el consejo de hombres mayores y supuestamente más sabios del pueblo de 20.000 habitantes.
“Lo trajeron los hombres mayores”, dijo.
Tlahuelilpan es una población surcada de ductos y situada a pocos kilómetros de una refinería. Alguien habría perforado el ducto y minutos más tardes el fuego y una explosión estarían acabando con la vida de 66 personas, hasta el momento.
“Lo que pasó aquí debe servir de ejemplo para toda la nación para unirse al combate que está llevando el presidente en contra de este mal”, dijo el director municipal de salud, Jorge Aguilar López.
Muchas personas que se encontraban en el lugar del siniestro habían sido ‘acarreadas’ a la zona para llevarse el combustible en bidones. Entre ellos menores de edad y mujeres.
Otro ducto estalló en llamas el viernes en el estado vecino de Querétaro como resultado de otra toma ilegal. Pemex dijo que el incendio cerca de San Juan del Río fue en una zona despoblada y no había riesgo para la gente.
Con información de Debate