MÉXICO.- Mundial México 86. En las transmisiones de televisión, se escuchaba a la “Tota” Antonio Carvajal gritar fuera de micrófono… “No salgas Larios, no salgas”, pero el portero de quijotesca figura no oía a nadie, más allá de su área chica salía por la pelota por aire y casi siempre se quedaba con ella.
Ese era, ese es y siempre será, Pablo Larios Iwasaki, un caso muy peculiar en el futbol mexicano. De ascendencia japonesa, su madre era de aquel país, Larios nació enfrente del estadio Agustín “Coruco” Díaz sede del Zacatepec, ese histórico equipo cañero que se debatía entre la primera y segunda división.
Sus cualidades físicas, su gran agilidad hicieron que fuera parte del equipo y sorprendente estando en segunda división, fue llamado por Bora Milutonovic, entonces técnico de la Selección Nacional Mexicana para ser parte de ese equipo mexicano que iba a ser anfitrión del Mundial del 86.
Larios era como portero un tipo espectacular, arriesgado, salvador de partidos y también verdugo de su mismo equipo.
En 1983 firmó con Cruz Azul, equipo en el que se volvió emblema.
Jugó dos finales de Liga, ambas las perdió. Se recuerda sus grandes atajadas en la Liguilla de la temporada 1986-87 cuando la Máquina llegó a la final contra Guadalajara, sufriendo en ese momento una grave lesión en la rodilla, pero también en la final de la 88-89 tuvo un grave error en el juego definitivo contra América que marcó su salida del cuadro cementero.
Salió a Puebla e inmediatamente fue campeón, al derrotar el equipo de La Franja a los Leones de la UdeG en la 89-90. También jugó en Toros Neza llegando a una final el torneo de Verano 1997, la cual perdió ante Guadalajara.
Fue titular en el Mundial del 86, y se perdió el de Italia 90 por el caso de los Cachirules. Se retiró en 1998 y quiso comenzar una carrera como auxiliar técnico pero comenzó a tener problemas con las adicciones y enfermedades lo que lo alejaron del medio. El año anterior se postuló para ocupar un cargo político en Morelos, sin mucha suerte. “No salgas Larios, no salgas, gritaba la “Tota”.
La dura vida de Larios
A pesar de tener muchos éxitos como profesional en la cancha, fuera de ella, Larios por momentos vivió un infierno, perdida de seres queridos, droga, entre otras; afortunadamente para él, las ganó y aunque perdió su última batalla, podrá quedar como un victorioso en contra de muchas otras.
Hace algunos años, el “Arquero de la selva” se abrió de capa y platicó sobre la fuerte infección que le desfiguró el rostro, la cual fue provocada por su adicción a la cocaína.
“Yo tuve una caída en las drogas, ahí fue cuando me cayó el virus. Cuando me retiré me pasó todo esto y es muy fuerte, me metí droga, cocaína, y a raíz de eso me cayó la infección (…) es la primera vez que lo digo, no lo he platicado con nadie, hubo mucha especulación”, dijo Larios en aquella entrevista.
Pero pelear contra la adicción no fue lo único, también tuvo una infección, “la infección me cayó hace como nueve o 10 años, me operaron y luego el doctor me dijo que me habían operado mal. Me quitaron la infección pero ya tenían que hacer una reconstrucción, tengo un orificio en el paladar y todo el frente de la nariz se me destruyó, por dentro del pómulo tengo hueco”, agregó.
Pero no fue todo, también pasó complicaciones, cuando se enteró de la muerte de su hijo, quien cruzó Estados Unidos ilegalmente sin avisarle, años antes su esposa también murió.
Fueron los momentos más complicados de Pablo Larios, pero pudo salir adelante y hasta antes de su muerte, estaba todo ‘normal’, aunque con un hueco grande que habían dejado sus seres queridos, pero ahora estará con ellos.
Se fue arrepentido
En la charla, Larios Iwasaki dijo que se arrepentía de haber consumido cocaína, y aunque no se consideró un adicto como tal, aconsejó alejarse de ese tipo de sustancias pues nunca solucionan ningún problema.
“Sí me arrepiento de haberlo hecho, claro, definitivamente, por muy deprimido o problemas que llegues a tener, esa no es la solución, sólo te acarrea más problemas”, dijo.
Su paso por Tamaulipas
Pablo Larios tuvo su último trabajo dentro del fútbol profesional como directivo en Tamaulipas. La Jaiba Brava confió en el ex portero para que tomara las riendas de club hace aproximadamente 12 años.
Larios no pudo levantar al equipo y sólo duró siete meses al cargo de los sureños de Tamaulipas, posteriormente le dieron las gracias.