Rosa María González Azcárraga, virtual candidata del PAN a la diputación local por el Distrito 22, es una apasionada del box. Su golpe favorito es el gancho que impacta justo debajo de las costillas del adversario.
Un gancho de derecha, precisamente, es lo que quiere recetarle a sus contrincantes políticos para noquearlos en la contienda electoral del 2 de junio, cuando se renueve el Congreso del Estado.
Ella fue flechada por el boxeo como surgen casi todos los amores: de manera inesperada, con un sorpresivo ‘chispazo’. Un día, hace nueve años, al salir del gimnasio, por curiosidad, entró a una escuela de box que se encontraba cerca. Al ponerse los guantes y pegarle al costal sintió una descarga de adrenalina, una inyección de energía pura. ‘Esto es lo mío’, se dijo a sí misma.
Al ponerse a practicar el pugilismo durante dos horas diarias con su maestro, el boxeador profesional ya retirado, Arturo ‘El Finito’ Estrada, las mujeres que asistían a un gimnasio ubicado por el HEB de Avenida Hidalgo la observaban con atención y se comenzaron a interesar hasta que le comentaron si podían entrenar con ella.
Ahí surgió la idea de instalar un gimnasio de box: R3. El gym se encuentra en proceso de reapertura, ahora ubicado por la Avenida Universidad. Con la ayuda de cinco profesores, todos ellos ex pugilistas profesionales, como es Ramón Hidalgo, ‘El Bombardero’, la empresa reabrirá sus puertas a la altura de ‘La Corona’ en las próximas semanas.
Así como su pasión por el boxeo llegó de forma inesperada, la política también apareció en la vida de Rosa María González Azcárraga cuando menos lo esperaba. Hace un año, Tere Sosa, una de las figuras más destacadas del panismo en Tampico, la invitó a participar en Acción Nacional. Con gusto, aceptó la invitación.
‘A mí nadie me había invitado a participar en política, nadie’, puntualiza quien se registró el pasado martes como precandidata del PAN a diputada local por el Distrito 22, que abarca la zona sur de Tampico. Ese ‘nadie’ lo subraya con significativa sutileza.
Cuando Chucho Nader fue a Ciudad Victoria para registrarse en el comité estatal blanquiazul como candidato a la presidencia municipal de Tampico, Rosa María González lo acompañó junto con un numeroso contingente de militantes y simpatizanes del panismo. Al concluir ese evento, Jesús Nader le pidió hacerse cargo de los eventos deportivos de la campaña.
La campaña de Chucho Nader fue un éxito: No sólo ganó la presidencia municipal con una holgada diferencia de 11 mil votos, sino que venció a la maestra (entonces priista) Magdalena Peraza Guerra y resistió con fortaleza el maremoto lopezobradorista en las urnas.
Tras la victoria, el presidente municipal la invitó a integrarse a su gabinete a un área que buscaba darle especial impulso: la Secretaría de Deportes. Rosa María aceptó entusiasmada. Antes de asumir la responsabilidad, junto con su equipo, realizó un meticuloso, detallado trabajo de escritorio.
Licenciada en Ciencias de la Comunicación, con especialización en Comunicación Organizacional, por el Instituto de Estudios Superiores del Tecnológico de Monterrey (ITESM), carrera que cursó en el campus de la capital de Nuevo León, Rosa María González Azcárraga considera que la planeación, la programación, la supervisión y la ejecución correcta son fundamentales en la administración pública y privada.
Ya como secretaria de Deportes del Ayuntamiento de Tampico emprendió el rescate de la Unidad Deportiva, así como de las instalaciones deportivas situadas en las colonias ‘La Borreguera’, Puertas Coloradas Morelos. ‘Poner orden’, fue la instrucción del presidente municipal. Ella cumplió al pie de la letra la indicación.
Ahora que se encuentra en la antesala de la candidatura del PAN a la diputación local, tiene un concepto distinto de la política a la que tenía cuando se dedicaba a ser la madre de tres hijos, a la práctica del deporte y a la operación de un gimnasio como empresa. Con el activismo político, con la elaboración de leyes en el Congrreso, podrá aportar en el desarrollo de la ciudad.
‘Yo estoy enamorada de Tampico. Mis hijos aman Tampico’, expresa con elocuencia sobre la ciudad en la que nació y creció. ‘Me gusta Tampico por su ambiente, por su calidad de vida. Es una ciudad familiar’, comenta quien fuera la primera mujer en estar al frente del área de deportes en el municipio.
Agradecida, señala que después de su registro como precandidata del PAN a diputada local, muchas amistades la felicitaron.
– ¿La felicitó su tío Fernando (Azcárraga)?-, pregunta el columnista.
Rosa María abre un poco más sus ojos. Sonríe. Hace una pausa. Da un sorbo al agua de sabor que toma en un vaso de vidrio y responde con la guardia puesta: ‘No, no he hablado con él’. Tras la respuesta, vuelve a deslizar una sonrisa que no deja de ser enigmática.
Luego de esa sonrisa retoma su fluída forma de hablar y expresa: ‘En mi familia tenemos una civilidad política importante porque somos tres de la familia que estamos en política. Está él (su tío Fernando), está mi primo Rodrigo, estoy yo… y los tres en partidos diferentes’. Por tanto, recalca: ‘Procuramos no hablar del tema. Al final, somos familia’.
A punto de convertirse en candidata del PAN a la diputación local, la atención de Rosa María González Azcárraga se centra en.prepararse como si estuviera en el gimnasio, rumbo a una decisiva pelea de box: con dedicación, con trabajo, con mucha disciplina. Por supuesto, para decirlo en términos pugilísticos, ella espera noquear a sus adversarios con su golpe favorito: el gancho de derecha.
DECISIÓN LEGISLATIVA AFECTA A CIUDADANOS
El voto de la mayoría de los diputados locales, entre ellos Ciro Hernández, en contra de la instalación de puentes peatonales en cruces estratégicos de la Avenida de la Industria no afecta al Ayuntamiento, sino a los miles de ciudadanos altamirenses que todos los días tienen que cruzar (con alto riesgo) esa vía al dirigirse a su trabajo o escuela. Ellos son los perjudicados.
El acuerdo con la empresa fabricante de los puentes es algo que sucede con toda normalidad en las grandes urbes del país: Una empresa construye e instala los puentes peatonales, que tienen un uso público, a cambio de colocar publicidad en las laterales de los puentes, como modelo de negocios para recuperar la inversión hecha por la empresa.
Es decir, el Ayuntamiento de Altamira, en este caso, no iba a invertir un solo peso en los puentes peatonales, pero concedía a la empresa construirlos para que los utilizarán miles de ciudadanos. La empresa, por cierto, iba a invertir alrededor de 11 millones de pesos. Los iba a recuperar con anuncios publicitarios. Además, el acuerdo proviene de la administración de Armando López.
Caray, algunos diputados locales confunden los problemas políticos personales con los asuntos públicos. En fin.