México.- Molida a golpes murió Lucila, una joven de 19 años cuyo cuerpo fue encontrado en un solar baldío de la colonia Abasolo, en la capital del estado.
El cadáver lo hallaron el sábado 23 de febrero; desde el viernes por la noche había salido de su casa en el mismo sector.
Sin avances en la investigación ni información oficial, sobre su muerte corren varias versiones incluidas las que -como suele pasar en estos casos- la responsabilizan por lo que le ocurrió.
Pero su historia es la misma de cientos, miles de mujeres que han sido afectadas por la violencia de género en un país que no encuentra la manera de protegerlas.
En Tamaulipas no hay excepción. A pesar de la falta de estadísticas fiables sobre ataques a mujeres del 2016 hacia atrás, y con el delito de feminicidio en pleno proceso de configuración, las cifras son las siguientes:
En el 2018 se contabilizaron en el estado 12 feminicidios, lo que significa un crecimiento del 300% con respecto al 2017, cuando se reportaron cuatro. Antes de eso nada, ni un sólo registro para conocer los índices de violencia hacia la mujer en un estado azotado desde hace al menos una década por una ola imparable de homicidios.
La relación es inevitable. Igual que en el rubro de asesinatos en general, la capital del estado punteó en las estadísticas de feminicidios, en segundo lugar está Nuevo Laredo, luego Matamoros y Reynosa. También se reportaron ataques en Madero.
El semáforo delictivo no arroja reportes de feminicidios durante el mes de enero del 2019 y de febre- ro todavía no hay estadísticas disponibles.
Pero sí hubo violencia contra las mujeres, y algunos casos desgarradores.
Emma tenía apenas cinco años cuando fue asesinada en la colonia Jardines de Champayán, en Tampico.
Antes de morir asfixiada, fue violada. Su agresor entró por una ventana durante la madrugada del 15 de enero.
Tampoco sobre él se sabe demasiado; una semana después fue detenido otro agresor sexual, un tipo que atacó a cuatro adolescentes el mismo día, y muy cerca de donde ocurrió el homicidio de Emma.
Se estaba investigando si tenía alguna relación con ese asesinato.
Desde ese momento se desató una psicosis en el sur de Tamaulipas, que se vio atizada por otros hechos violentos contra mujeres.
Y que hasta la fecha no cesa del todo porque las estadísticas no bajan.