El tiempo se detiene cuando el gran maestro de un solo movimiento inclina la silla y el varón queda casi horizontal, viendo hacia el techo. Es el momento de tener una conexión consigo mismo en una de las rutinas mas antiguas de la civilización humana.
El brillo del metal, frio y letal se refleja en los espejos de los costados. Es entonces cuando el varón deposita toda su confianza en el maestro que con destreza desliza sobre su rostro el filoso instrumento muy cerca de la garganta, apenas a una pulgada de la yugular. Es el momento de la afeitada, uno de los actos clave en que el hombre evolucionó pues quiso despojarse del rastro que lo asemejaba con la bestia. Es el ritual del hombre.
Todos los grandes líderes, los estadistas, los militares y hasta los mas célebres mafiosos en algun momento pusieron su vida en las manos de quienes navaja en mano cumplieron este ritual.
La historia nos cuenta que el vello facial dio origen a este oficio dominado por pocos y que ha trascendido los siglos y las modas. Su fama puede inspirar los mas aterradores relatos y hasta famosas operas. El consigliere de la belleza masculina: el barbero.
El siglo XX inició benévolo para este oficio: en las barberías se gestaron ideas de libertad y sueños de revoluciones que zarandearon al mundo. Escondite y refugio de minorías, punto de reunión de camaradas y vecinos, compañeros generacionales y palestra para discusiones, para expresión de las ideas, de las crónicas deportivas.
Sin embargo la llegada de las tendencias hippies en la década de los sesentas mandó a carajo los cánones de higiene y pulcritud.
Las ultimas dos décadas de esa era fueron confusas y solo los mayores dieron continuidad a este legado.
Pero el nuevo milenio regresó al plano mundial la tendencia de volver a usar las barbas.
Desde el estilizado look hípster hasta el de tipo leñador rebosante de testosterona, llenaron no solo las pasarelas sino las aceras de las grandes y pequeñas ciudades.
La figura del barbero nunca desapareció pero volvió a tener auge en las nuevas generaciones.
En esta ciudad hay barberos con hasta 55 años de experiencia. Como Don Marcelo Pérez, oriundo de Matlapa, S.L.P. que desde los 13 años decidió no solo aprender el oficio sino ejercerlo.
El se ha bebido toda la experiencia en tendencias y modas.
“Yo aprendí en el internado que curse la primaria y desde entonces me dedico a esto y he lidiado con todo tipo de barbas” cuenta el hombre de la navaja que desde los años sesenta se dedica a esto.
“Yo practicaba con mi papá que tenía buenas barbas, era muy joven yo y residía en Tamazunchale y luego en Ixmiquilpan” relata.
Para Don Marcelo hay que darle trato especial a cada tipo de barba. “Yo les pregunto si tienen la barba muy ‘sangrona’ para pasarles la navaja de manera mas suave, de preferencia de arriba hacia abajo y nunca a contrapelo, porque si no les pregunto luego nomas empieza a escurrir sangre” revela el barbero que el dia previa había rasurado a 8 personas “en filita”.
“Tengo clientes de años, algunos vienen hasta dos veces por semana, a veces solo a arreglársela pero luego también vienen a tumbársela toda, vienen tambien chavos, de todo” concluye.
Al Caminante le refirieron sobre un célebre barbero de la capital: Don Miguel, que en su establecimiento del 8 Juarez goza de las preferencias de muchos barbones de ciudad Victoria.
Don Miguel tuvo un gran maestro, Don Fernando, que le transmitió el conocimiento necesario para realizar el oficio de manera exitosa. Con sus 43 años de experiencia celebra que a nivel mundial los jóvenes retomen tanto el cuidado de la barba como dedicarse a este oficio. De hecho el barbero cuenta que tuvo un aprendiz que aun contando con una carrera universitaria se propuso llegar a dominar este arte y tras varios años conseguirlo. El pupilo de Don Miguel ahora trabaja como barbero en Barcelona, España.
Pero asi como la barbería clásica tiene a sus clientes cautivos, la barbería moderna se ha consagrado en las preferencias del público.
Chuy Chávez es un joven barbero que le ha apostado a este oficio de manera profesional. El inicio este aprendizaje en Estados Unidos y poco a poco con múltiples cursos y actualizaciones lo ha llevado a un evidente alto nivel.
“Una barba limpia es tu carta de presentación, te da una buena imagen, te da distinción, tu arreglo personal habla mucho de ti” afirma Chuy quien no solo arregla la barba a sus clientes, pues también les asesora en elegir el mejor estilo que les ayude a sacarle mayor provecho a su imagen.
En la barbería de Chuy Chávez del 11 Berriozabal no solo se vende un servicio, se ofrece una experiencia. Desde la decoración 100% masculinizada con toques retro, vaquero y hasta rockabilly hasta la presentación elegante y pulcra de sus trabajadores. El ritual de la afeitada se complementa con momento de relajación con la toalla caliente, la crema, el ambiente respetuoso entre caballeros y una buena plática entre camaradas. Desde chavos, adultos de mediana edad hasta señores de sesenta años y mas han depositado su confianza en Chuy y su equipo.
A ciencia cierta el cuidado de la barba no solo se ha puesto de moda entre los varones, también causa furor en la apreciación del público femenino lo que la hace todavía mas solicitada.
El Caminante observa como los barberos llevan a cabo este ritual con destreza y talento y se convence de que mientras un hombre siga produciendo vello facial, el futuro de este oficio esta asegurado. Demasiada pata de perro por esta semana.