El ser humano no puede estar quieto. Desde los inicios de la civilización siempre ha ido mas allá de los límites que su horizonte le plantea. Ha escalado montañas, atravesado ríos, lagos y océanos.
Enfrentado selvas y desiertos para colonizar nuevas tierras, continentes e incluso saltar hacia el espacio exterior y con éxito plantar su bandera en la superficie de la luna. De todo esto y mas es capaz la raza humana. Y tanto es su celo por los limites conquistados que mas de una vez ha ido a la guerra para defender sus territorios a costa de sangre y fuego.
Es parte de la naturaleza del homo sapiens invadir y apropiarse de cada centímetro cuadrado de planeta que se pueda. Y un ejemplo de esto se puede ver a diario en las calles de la capital tamaulipeca.
Diariamente sobre el pavimento se libra esta batalla donde cada automovilista y peatón explora, se apropia y defiende el territorio agandallado.
Es un hecho que esta totalmente generalizada “la costumbrita” de poner triques y chácharas en la vía pública para apartar o prohibir que cualquier coche se estacione frente a domicilios o negocios que tienen la retorcida idea de que la calle les pertenece.
Eso aparte de quienes se dedican a la reparación de vehículos, ya sea hojalateros, pintores, electricistas o mecánicos, que suelen tener estacionados en la calle hasta cuatro o cinco carros. Hay colonias donde el paisaje es un verdadero hospital automovilístico.
El Caminante se fue a echar una buena, soleada y sudorosa Pata de Perro por Vicky Ranch para confirmar con sus propios ojos que esta problemática esta mas vigente que nunca.
Y así fue como constató que en un gran número de calles, avenidas, privadas, bulevares, y hasta andadores de prácticamente toda la mancha urbana se pueden ver desde botes o latas de pintura, sillas, ‘diablitos’ postes, boyas, cadenas, huacales, cajas de cartón y piedras enormes que “adornan” el paisaje.
Incluso hay quienes llegan a rotular el frente de su casa con mensajes agresivos para alertar a la población de “¡¡No estacionarse ni un pinche ratito!! como lo hizo un vecino del 15 entre Bravo y Allende que además tiene un poste metálico color azul equipado con una cadena para delimitar “su” pedazo de calle.
Pero ¿Qué dice la ley acerca de el espacio público?
El reglamento de tránsito vigente para Ciudad Victoria dice en su Artículo 36 que:
“Queda prohibido separar lugares de estacionamiento si el lugar no esta autorizado como exclusivo. El personal de la dependencia correspondiente deberá amonestar a quien lo haga y retirar cualquier dispositivo utilizado col el propósito anterior, sin necesidad de que se amerite previo reporte al respecto, sino derivado del propio patrullaje”.
Esto aclara que poner mugrero para apartar estacionamiento simplemente esta prohibido por el reglamento. Sin embargo en el texto también se prevé que los ciudadanos tienen el visto bueno para reclamar el frente de su casa para estacionar sus vehículos pero solo en un horario muy específico. Esto esta contemplado en el Artículo 39 que reza:
“Los habitantes o propietarios de casas o edificios tendrán la preferencia de estacionar sus vehículos frente a sus domicilios en el horario comprendido de las dieciséis a las ocho horas del dia siguiente, de lunes a viernes y todo el día los sábados y domingos”
Como se puede ver, el reglamento da prioridad al habitante o propietario del domicilio, e incluso en el mismo Artículo se prevé que a simple petición del interesado los agentes viales pueden exigirle que se retire so pena de ser remolcado al corralón y aplicársele una multa de hasta quince días de salario mínimo.
Total que el vecino puede estar tranquilo que nadie podrá “echarle mosca” y estacionarse frente a su casa desde las cuatro de la tarde hasta las ocho de la mañana del dia siguiente, pero definitivamente no tiene permitido separar el lugar de ninguna forma.
Pero en su andar, el Caminante encontró que algunos victorenses no solo apartan calles ¡construyen en ella! Desde los clásicos sinvergüenzas que le agregan un pedazo de portón hacia la acera para que sus carros quepan en la cochera, hasta quienes cercaron “su banqueta” impidiéndole al peatón circular sobre ella libremente.
Pero el caso mas estridente fue el de, no uno, sino dos vecinos del Fraccionamiento Hacienda del Santuario que en la parte trasera de sus domicilios que da a un área verde (y que peligrosamente esta a un lado de un dren pluvial) construyeron columnas (castillos) mas de un metro y medio sobre esta área y en la parte superior le “echaron segundo piso” para agandallarse así unos cuantos metros cuadrados más para ampliar su casita. Y no siendo esto suficiente, uno de esos vecinos se apropió del área verde y lo usa como patio para reparar camiones.