* El columnista es autor de las novelas: “Erase un periodista” y “Rinconada, la historia prohibida del maestro Ricardo”. Además, Premio nacional de periodismo 2016.
El martes anterior, durante la conferencia matutina de AMLO, se tocó un tema que pudo ser de escándalo en otros tiempos, pero que ahora ni siquiera los medios de comunicación le otorgaron importancia debida.
Es el referido al probable retorno de las cenizas de José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, sepultadas como se sabe, en Montparnasse, Paris, aunque no siempre han estado ahí, ya que su cadáver inicialmente permaneció en la iglesia de Saint honoré d’Eylau.
A pregunta de un reportero sobre el tema, López Obrador respondió que de cristalizar el sueño de los conservadores, no tendría importancia ni efectos sobre la república. Y pue-que tenga razón.
Es probable que el tema haya sido inducido, (ya sabe usted que en dichas ruedas de prensa no faltan las provocaciones), por grupos que ven en la apertura democrática sacar la ventaja que durante muchos años la historia les ha negado.
Ahora sería la oportunidad y no será de extrañar que revivan las nostalgias de un México que en su criminal desigualdad, provocó el estallido social de 1910.
Ni como negar que los actuales neo porfiristas, son quienes más añoran el retorno de gobiernos ideales para la explotación y el saqueo.
Recordad que el neoliberalismo fue el mejor escudo para la rapiña desde el poder, aunque bien utilizada la hipocresía para rechazar las incontables peticiones en cuanto a regresar las cenizas de “don Porfirio”.
Como dicen los clásicos, “se rasgaban las vestiduras”, suponiendo que el hecho “ofendía los ideales revolucionarios y a los descendientes de quienes combatieron la dictadura”.
Durante muchos años fue un rechazo permanente a pesar de los esfuerzos de Carmen Romero Rubio y Castelló, de sus amigos y el resto de la parentela de quien mantuvo en un puño al país durante casi 35 años.
Ya sabéis que Carmelita nació por casualidad en Tula Tamaulipas, (20 de enero de 1864) lugar al que jamás regresó obviamente, pero al que alguna vez obsequió el reloj que al parecer es el mismo que todavía marca las horas desde la torre de la iglesia principal. Un sonido bello, por cierto. Fue lo único que hizo por Tamaulipas.
Al casarse el 5 de noviembre de 1881, doña Carmen contaba 17 años, mientras que Porfirio Díaz había cumplido “apenas”, los 51. El dictador había quedado viudo un año y medio antes de Delfina Ortega Díaz, su sobrina e hija fuera de matrimonio de su hermana Manuela.
De manera que AMLO no encuentra inconveniente en el retorno de los restos de Porfirio Díaz, aunque en caso de que suceda, exige que los de algunos auténticos héroes, como Catarino Garza (de cuya existencia referimos en reciente columna), también regresen a su patria.
Don Catarino, combatiente contra la dictadura de Díaz mucho antes de la Revolución, está sepulto en Costa Rica en razón de su vocación libertaria.
NO A LA IMPUNIDAD
Mientras tanto, ya salió a la pública luz el nombre de Enrique Peña Nieto relacionado con le corrupción. Aunque como siempre, la información se genera en los EU.
Sabremos mucho más de él, como parte de la era del neoliberalismo, que AMLO califica como “el saqueo más grande comparado con los tres siglos de dominación española”.
En este sentido López Obrador insiste en que no habrá persecución ni venganza política, sin embargo las presiones internas y externas apuntan a que tarde o temprano, el gobierno habrá de actuar en consecuencia.
Y quizá no requiera de consulta que lo avale.
El asunto es que los mexicas seguimos conociendo detalles de la inmoralidad política y administrativa anterior, causante indiscutible de las desgracias nacionales. Y ni modo que sea invento.
La lista de ex funcionarios prófugos se incrementa y los amparos se multiplican, convirtiendo al país en triste escenario por el que desfilan millones de víctimas en busca de justicia.
Y es en estas circunstancias donde tendrán que responder los culpables. La impunidad no aplica en la Cuarta Transformación. AMLO lo sabe, como también entiende que su gobierno no avanzará, si los delincuentes de cuello blanco siguen disfrutando su paraíso de vileza.
Digo yo.
SUCEDE QUE
Una polémica más gira en torno de la probable desaparición de los órganos locales de elección y desde luego, la reducción del aparato burocrático que persiste en el INE.
Por supuesto que el señorito Lorenzo Córdova Vianello (que de “lorenzo” no tiene nada porque todas sus travesuras las hace bien cuerdo), acude a los medios de comunicación que presten oídos a sus lamentos.
El presidente-consejero hace como que su “sabiduría” electorera sigue siendo necesaria para la república y en tal condición defiende sus privilegios que siguen siendo muchos y variados.
Pero bueno, así fue educado por el neoliberalismo.
Y hasta la próxima.