Lo que son las cosas: ni en tiempos de jodencia extrema afloja la ambición entre los priístas que disputan el liderazgo estatal.
¿A qué le tiran Tomás Gloria, Edgardo Melhem, Arturo Núñez y Emilio Grimaldo si el PRI devora en puro gasto corriente 2.8 de los 4 millones que recibirá como subsidio hasta el mes de diciembre?
Esos 4 millones se esfuman si el 1.2 se gasta en aliviar a centrales y comités de sus apuros crónicos. Agréguele que a partir de enero apenas recibirán un millón 800 mil pesos mensuales, por la catástrofe electoral de junio pasado.
De ese millón 800 mil pesos el INE se quedará con un 25% para cobrar en abonitos tipo Coppel una multa de 4 millones.
El puntillazo final viene con el desinterés de los priistas adinerados en invertirle a un PRI fracasado. ¿Entonces para qué levantar tanto polvo en una disputa donde pareciera que el futuro será de puras miserias?
Pues mire Usted, Melhem, apoyado por Enrique Cárdenas, Checo Guajardo y asociados, y Tomás, animado por Egidio Torre y el cenecista Ismael Hernández Deras, tienen bien claro a qué le tiran.
Son un par de gandallitas -machuchones, les diría AMLO-, que tienen la mira puesta en el 2021.
Saben que no van a ganar, ¿pero qué tal las ganancias que dejarán las previsibles transas cupulares con PAN y Morena? Le apuestan ambos a vender bien caro su amor y que eso les dejará suficiente para ser felices el resto de sus vidas.
Si a alguien les quedan dudas, que lo averigüen con personajes como Gustavo Cárdenas, Juan José Sacramento o Chavira, vivos ejemplos de lo que deja la vendimia de siglas y candidaturas.
Respecto a Arturo Nuñez, apoyado por Alito, dará guerra para ‘merecerse’ una pluri en el 2021 mientras a Grimaldo le basta con que le dejen el membrete que hasta ahora le da pretextos suficientes para mamar de la ubre presupuestal.
Así las cosas, ¿Cuáles convicciones?
