CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.-El sonido de la sirena anunciando que la ambulancia se aproximaba creció de poco a poco. El estruendo sónico alertó a los asistentes al tianguis y las miradas se centraron en un grupo de personas que rodeaban a un indigente tirado en el piso.
La unidad se internó en el largo tramo de puestos y los técnicos en urgencias médicas descendieron rápidamente para auxiliar al anciano que yacía inconsciente en el suelo.
Pero al indagar las circunstancias de la emergencia nadie supo con certeza lo que sucedía. “Lo atropelló una moto” “lo golpeó una camioneta en reversa” “se tocaba el pecho como si le estuviera dando un infarto” fueron las tres versiones que los curiosos expresaron. La única verdad era que el anciano estaba inmóvil y sangre escurría de su boca.
Después de revisar sus signos vitales el paramédico resopló aliviado: el hombre solo traía una tremenda borrachera.
– ¡Quiubo quiubo! ¡Porque me quieren bolsear! – grito el viejo barbón recogiendo su costal y poniéndose de pie.
– ¡Es la Cruz Roja Don Chano! Vienen a atenderlo por lo de su infarto – dijo una señora
– ¡Achis achis! ¿Pos cual infarto? – pregunto el ‘herido’
– El que le acaba de dar – respondió ella
– ¡Nombre! Yo simplemente me caí porque se me atravesó un perro… ¡y creo que me rompí el hocico!
Los curiosos rompieron en carcajadas y los paramédicos se alistaron para regresar a su base
– ¡Oiga! ¿no se van a llevar al señor? – reclamó una mujer
– No señora, el herido no esta en riesgo – respondió el paramédico
– Oiga pero ustedes tienen la obligación de llevarse a cualquier herido – insistió la señora
– ‘Sicierto’ – le secundó otra mujer – ‘Se supone’ que ustedes se llevan a cualquier persona que necesite ayuda de emergencia
– Pues si ustedes están dispuestos a pagar el traslado a un hospital de este señor nosotros le hacemos el servicio – planteó el rescatista
– ¿Cómo? ¿Nos piensan cobrar? ¿Pues qué le hacen al dinero de la colectas? ¡Ahora quieren cobrar por todo!
Los técnicos en urgencias médicas evitaron discutir con la turba de personas enardecidas que reclamaban que el catarrín (que ya se había retirado) fuera llevado al hospital.
Escenas como estas suelen suceder con mas frecuencia de la que el lector se imagina. Y es porque una gran parte de la población desconoce cuales con los casos en los que la ambulancia de la corporación interviene.
El Caminante se echó la platicada con estos ángeles de carne y hueso que dia a día auxilian a centenares de personas.
Para empezar, la Cruz Roja Mexicana es una Institución de Asistencia Privada, es decir, no depende de ningún organismo gubernamental y que posee un área de asistencia a emergencias (y como emergencia se define a una eventualidad repentina que pone en riesgo la vida ó un órgano vital de una persona) y por este servicio no se cobra. En palabras mas simples: si el lector se accidenta todo lo que ocupa la ambulancia para estabilizarlo y mantenerlo con vida hasta llegar al hospital le será brindado de manera gratuita.
Sin embargo, por lo que si cobra es por sus servicios clínicos y de hospitalización. ¿Por qué? Pues porque como cualquier otra, la institución tiene gastos fijos como servicios básicos (luz, agua, teléfono, internet), sueldos de personal, mantenimiento de ambulancias y edificio así como también la adquisición de equipos e insumos, entre muchas cosas más que solventa con los ingresos por consultas, algunos donativos y la conocida colecta (que en términos reales solo cubre un pequeño porcentaje de sus necesidades).
Si una persona ha descuidado su salud (o sus familiares ha dejado de hacerlo) y se ve en condiciones críticas, la benemérita le ofrecerá el servicio de traslado a un hospital requiriéndole cooperar con una cuota de recuperación (la cual es puramente simbólica). Si usted tiene un paciente que necesita ser “llevado y traído” al IMSS u otro centro de salud lo mas recomendable es contratar este servicio que va perfectamente asistido, con los insumos necesarios y en un vehículo idóneo.
La Cruz Roja y sus elementos estarán siempre ahí para atender emergencias reales, y cuentan con la ayuda recíproca de la población y sobre todo de su comprensión. Demasiada pata de perro por esta semana.




