15 diciembre, 2025

15 diciembre, 2025

‘Esto no es un juego’

Tamaulipecos que viven en Europa narran lo que han vivido en países donde la pandemia golpeó antes que en México; el temor y la tristeza son la constante en comunidades que vieron cómo su vida cambió de un momento a otro

CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.-“Hay días, no te miento, han sido duros, aburridos, desesperantes, alegres. Y otros días, solamente te sientas en el sofá a esperar que pase el tiempo”, comenta el victorense Gerardo José Contreras, quien se encuentra en confinamiento en un departamento en Madrid, junto a su hermano y su madre por la emergencia del coronavirus.
A finales del 2017, llegó a España junto a su hermano para reunirse a su madre quien lleva viviendo allí un poco más de tiempo; empezando a estudiar literatura en Fuenteteja.
Hasta este sábado, España registró 510 nuevas muertes, la menor cifra de fallecidos desde el 23 de marzo, cuando se contaron 462 personas muertas a causa del virus SARS-CoV-2.
Actualmente en ese país se han confirmado 161 mil 852 casos confirmados, 16 mil 353 decesos y casi 60 mil pacientes han superado la enfermedad y han sido dados de alta, con todo, el país ocupa el segundo lugar con número de casos positivos, sólo después de Estados Unidos que reporta casi 500 mil casos.
Gerardo, platica que el confinamiento obligado por las autoridades, ha sido un poco difícil, “la mayor parte de mi vida había tenido patio, así que ahora estar encerrado en un departamento es una tortura, no se pasa igual”.
La vida cambió para todos, especialmente para los adultos mayores, que representan el 80 por ciento de los fallecidos en ese país, “alrededor del 15 por cientos entre médicos, enfermeras y policías y el otro porcentaje es el resto de la población”, comenta.
Como a la mayoría de los países les ha sucedido, señala, este virus los tomó por sorpresa, “a pesar de que el presidente Pedro Sánchez se jactaba de tener uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, el virus lo sobrepaso, era algo que no se esperaban”.
Además, añade, “siendo un gobierno de coalición que está formado por dos partidos de izquierda en algunas cosas, siento yo, no han actuado a tiempo”.
Como mexicano, espera que el gobierno de México actúe, “y si no lo hace espero que la sociedad mexicana tome conciencia”; explicando que en el caso de España, ya con los casos en incremento constante, las autoridades apelaron a los sentimientos familiares, para que las familias permanecieran en sus domicilios, en una cuarentena forzada.
“Aquí lo hacen pensando en sus seres queridos, abuelos, padres, se apela a ese sentimiento. Y se sueña con regresar a la calle. Esto no es un juego y no es divertido, yo lo estoy viviendo y hay que acatar las órdenes de quedarse en casa para parar el virus”.
Con todo, Gerardo trata de pensar positivo y que esta pandemia termine, pero sabe que lo que se espera, no será fácil, “al acostarte sabes que falta un día menos, y todos están poniendo de su parte; además, comida no me falta. Se aproxima una crisis en España tan dura como la del 2008, si no es que peor”.
La vida para todos los que viven en España, cambiaron de un momento a otro, acostumbrados a salir a bares, plazas, a caminar, visitar amigos, ir a un juego de futbol, a la biblioteca, a clases, en poco tiempo todo cambió, todas estas actividades estuvieron prohibidas, negocios, fábricas, comercios, todos se vieron obligados a parar, pues no existe cura contra el COVID-19, la única arma, por el momento, es el confinamiento en los hogares.
“Ahora como perritos asomados a la ventana; ahora sé porque los perros salen tan enloquecidos a la calle, los comprendes jaja. Ya es un Madrid vestido de fantasma con semáforos que trabajan para nadie”.
Las nuevas condiciones sanitarias, obligan a cambiar rutinas e inventarse nuevas formas de pasar el tiempo, “mi hermano y yo hacemos yoga en la mañana, que nunca habíamos hechos pero el cuerpo te lo empieza a exigir, necesita estirarse, movimiento”.
Después a escribir, leer, ver películas, serie, “en la tarde hacemos un poco de cardio de videos de Youtube para poder desfogar, aunque sea un poco de energía”, comenta.
Aunque en muchos lugares del mundo, se han reportado agresiones al personal médico que trabaja en la primera línea de atención a los enfermos del nuevo coronavirus; también se reportan acciones de reconocimiento para ellos.
“A las ocho de la noche por todas las ventanas y balcones de España, dicen que sale el sol, pues las personas le aplauden a sus médicos, policías y personas que no han dejado colapsar el país. Te pone alegre y la piel de gallina”.

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“Una cachetada de realidad”

“La gente no se cree lo que estamos pasando”, comenta María, quien tiene casi diez años en la isla de Cerdeña en Italia; quien hace algunas semanas, narraba lo que en esos momentos se vivía en su comunidad.
Hoy, en una nueva charla, narra que, con la muerte de un vecino contagiado del COVID-19, a todos los conmocionó y dio a todos “una cachetada de realidad”, al saber que este nuevo coronavirus “es un peligro”.
Y no es para menos, Italia, es el segundo país europeo más golpeado por la pandemia del coronavirus COVID-19, con más de 147 mil positivos y 18 mil 849 fallecidos a causa de la enfermedad; se ubica en tercer lugar, sólo detrás de Estados Unidos y España.
Sin embargo, con 4 mil 204 casos en un día, se evidencia un repunte de la pandemia, sólo después de una jornada en que se confirmaba una tendencia a la baja con 28 mil 470 pacientes dados de alta.
Ubicados en una comunidad donde todos se conocen, aunque no se frecuenten, lo que sucede a uno, impacta a todos; la noticia se conoció a través de las noticias, pues las restricciones son fuertes y nadie puede salir de sus domicilios más que a lo estrictamente urgente, compra de medicamentos, despensa y a los trabajos catalogados como esenciales.
“Me conmocionó mucho pensar en su mujer, ella se quedó en casa, sola, con síntomas, fiebre, pero no se la llevaron porque al hospital sólo te llevan si te tienen que entubar y ya nunca lo volvió a ver”.
Todos estos dramas que había leído o visto por televisión, de personas que mueren solas en hospitales, sin un familiar que les tome la mano en sus últimos momentos, lo sintió más cerca.
“Me asomaba desde la ventana de mi cuarto y veía a la ventana de ella que estaba sola y nunca volvió a ver al marido, a mi me choqueó mucho; no te puedes ni acercar porque está prohibido, el protocolo dice que sólo Protección Civil o la Policía, puede llevarle la comida o las cosas que necesiten”.
Esta noticia, obligó a reforzar las medidas de seguridad en su entorno, pues no se tiene certeza de dónde pudo pescar el virus SARS-CoV-2, ya que sólo salía a surtir su despensa al supermercado y por su periódico.
“No era una persona que anduviera socializando, iba a dos puntos y regresaba; no tienen hijos, no venían parientes a verlos, nadie; lo que quiere decir que se contagió en el supermercado o en el estanquillo”.
El avance tan fuerte que presenta la nueva enfermedad, hace suponer que hay muchas personas que son asintomáticas, no presentan síntomas o molestias, pero transportan el virus y contagiar a otros que tal vez, al no tener un sistema inmunológico fuerte o tener padecimientos de morbilidad, pueden enfermar, “eso puso un poco en paranoia a todos”.
Ante el repunte de casos, las autoridades del país han informado que la cuarentena no concluirá el próximo 13 de abril como estaba previsto, sino que las personas deberán estar en confinamiento hasta el 3 de mayo.
Como en casi todos los países, en Italia, los grupos antagónicos al gobierno, han denunciado un mal manejo en la emergencia sanitaria por el COVID-19, lo que complica el implementar algunas medidas de prevención y contención.
El Presidente del Consejo de Ministros de Italia, Giuseppe Conte, anunció la ampliación del plazo del confinamiento para los ciudadanos, pero también algunos cambios que se aplicarán a partir del 14 de abril, como la apertura de librerías, tiendas para niños y papelerías, como parte de las medidas para una vuelta a la normalidad, misma que no se dará antes de la primera semana de mayo.
Para María, el anuncio fue esperanzador y de confianza, en que pronto se volverá a la normalidad, “anunció la formación de un comité de expertos, científicos, médicos, expertos, con las cabezas de sindicatos, de la Confindustria, que agrupa a 142 mil empresas, porque evidentemente se tiene que sacar adelante el país y que ellos ingenien los protocolos que se van a necesitar para abrir de nuevo las empresas”.
Hoy María, está confinada en su casa junto a su familia, sin empleo, pues el pasado 30 de marzo concluyó su contrato en una empresa de renta de automóviles en el aeropuerto.
Sin embargo, a diferencia de otros lugares, el gobierno les otorga un seguro de desempleo, con el que podrá recibir al menos el 80 por ciento de lo que recibía en su trabajo, por los próximos seis meses.
Además, como a todos los ciudadanos europeos, tiene derecho a una ayuda por tener hijos, “son otros 250 euros más al mes y hay otro instrumento del gobierno que abrieron que son otros 600 euros al mes para las personas sin empleo y con familia”.
Por lo pronto, ya está inscrita en la bolsa de trabajo del gobierno y espera, que una vez que se reanuden poco a poco las actividades en el país, ella pueda ser llamada por alguna empresa para volver al trabajo y a su vida cotidiana.

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‘No tenemos permitido salir’

“En supermercados está todo abastecido, pero está controlada la entrada, sólo se permite un cierto número de personas, nos tienen haciendo fila afuera con una buena separación”, comenta Pablo Jiménez Leal, un tampiqueño que trabaja en Dublín desde septiembre del 2010.
Con poco más de 8 mil 089 casos positivos, y 288 fallecidos por el COVID-19, Irlanda está concluyendo su segunda semana de confinamiento, como medida para frenar la propagación; sin embargo, las autoridades han decretado extenderla otras tres semanas más.
El virus SARS-CoV-2 que provoca la enfermedad del coronavirus COVID-19, ha obligado a detener la vida laboral, la social y familiar, también ha sufrido modificaciones considerables.
Esta pausa obligada por un virus que en poco más de tres meses, paralizó casi al mundo entero, cambió también la vida de Pablo, quien reconoce que la situación no es muy fácil, “sólo el viernes, se reportaron mil 500 nuevos casos”.
Hoy, tan sólo acudir al supermercado para surtir la despensa, requiere de un esfuerzo y paciencia, pues las autoridades han restringido el número de personas que tienen permitido estar dentro de un mismo lugar, sea supermercado, farmacia o incluso, la vía pública.
“En general bien, todo mundo ordenado, aunque hay algunas gentes saliendo, pero hay vigilancia especialmente en la ciudad, en Dublín, donde se encuentra el mayor número de casos”.
Irlanda no tiene un gran número de casos, comparados con Estados Unidos, España o Italia, que ocupan los primeros lugares con pacientes positivos al nuevo coronavirus, sin embargo, al ser un país pequeño, con casi 5 millones de personas, no se pueden dar el lujo de aligerar las medidas de seguridad.
“No tenemos permitido salir, más que en general a dos kilómetros alrededor de la casa a caminar, en grupos de no más de cuatro personas, a menos que vivan juntos, se les recomienda mantener la distancia”.
Pablo es investigador de fraude y riesgo para eBay, llegó a Irlanda en septiembre del 2010 para trabajar en soporte técnico en HP, de allí paso a eBay; antes, estuvo en Canadá casi cinco años.
Este próximo domingo, cumplirían las dos semanas que se decretaron de confinamiento, su embargo, al aumentar el número de casos, las autoridades decidieron extender por tres semanas más el resguardo, “se espera que el 5 de mayo nos den otra información, si se retira todo esto gradualmente o seguimos guardaditos”.
Las salidas a la calle, explica, están restringidas sólo a emergencias, la compra de despensa o salir a caminar a no más de dos kilómetros alrededor de las viviendas y no más de cuatro personas.
“La policía detiene coches para verificar que la gente esté yendo solamente a lo que tiene qué hacer, no se ve que esté muy apretado todo eso, pero son muy estrictos”, explica.
Quienes tienen permitido trabajar, por realizar actividades esenciales, requieren de un permiso especial, “como el de mi compañero de casa que trabaja en una farmacéutica, haciendo medicinas, él tiene permiso especial”.
En cuanto al transporte público, este trabaja con la normalidad que esta situación permite, con menos frecuencia, pero disponibles sólo para aquellos que tienen que ir a trabajar.
La vida para este tampiqueño que salió desde el 2005 del puerto en el Golfo de México y hoy radicado en Dublín, cambió sin duda radicalmente con la llegada del COVID-19, apenas en diciembre estuvo en México visitando a su familia.
“A mi familia la veo cada año, en esta ocasión los vi en diciembre, tengo contacto con ellos por lo regular cada semana, mi hermano se encuentra en Canadá en Toronto y mi mamá en Tampico, estamos muy en contacto, checando cómo están las cosas por allá, por cada lugar, ver que todos estén bien en general”.

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