5 diciembre, 2025

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“Cuando pase todo esto”

La pandemia que atormenta al país ha trastornado en formas insospechadas a los victorenses que de alguna forma se adaptan a los tiempos difíciles

Una tenue música de reguetón rompe el silencio de esta fresca mañana de octubre. Las grises calles sin pavimentar de esta colonia alejada de la zona centro lucen solitarias y solo unas cuantas gallinas se pasean de lado a lado en su despreocupada danza.

Poco a poco va aumentando el volumen de la música cuando en la esquina dobla una camioneta ‘estaquitas’ cargada con cientos de productos para la limpieza del hogar.

Al volante viene Mingo, ya conocido por todas las amas de casa de esta calle.

Su rostro siempre sonriente crea un marcado contraste entre sus dientes claros y su tez muy morena.

El hombre estaciona su vehículo mientras que algunas señoras salen de sus casas con envases de refresco de dos litros y otros mas pequeños para rellenarlos con cloro, ácido muriático, aceite de pino o fragancias.

Mingo como siempre muy atento con las clientas no desaprovecha el momento para echar el chisme y hacer algún comentario gracioso que dispara las carcajadas de las damas presentes.

A gran velocidad escoge las garrafas con los productos requeridos y con fina precisión sopla a la manguera con la que extraerá el líquido deseado y sin sufrir accidentes.

Como siempre hay un par de vecinas que alargan la plática y el moreno no se hace del rogar. Con sus dotes de buen parlanchín regala una y otra anécdota graciosa para proveer no solo triques y chácharas para limpiar la casa, sino dibujar una sonrisa en sus clientas.

Pero el talento de Mingo para improvisar y tener a la gente contenta es producto de su otro oficio: es bajista y animador de un grupo musical de la región. Sin embargo desde hace casi siete meses las ‘tocadas’ y bailes se suspendieron debido a la contingencia por el Covid-19 y todos los integrantes tuvieron que buscarle ‘corriente al charco’ (como dice Mingo) y encontrar otra chamba para llevar el pan a la casa.

El hombre de 29 años confiesa que ha sido difícil mantenerse a flote pues aunque en su casa tiene un ‘changarro’ donde vende refrescos y unos cuantos abarrotes, su entrada principal de dinero eran las ‘tocadas’ con el grupo y las reparaciones a los equipos electronicos y musicales (bocinas, micrófonos, guitarras, ‘poderes’ y luces) propias y de otras agrupaciones del gremio artístico.

“Esta chamba es buena, me da para comer pero la verdad extraño mucho el ambiente de los bailes, quien sabe hasta cuando regresaremos a trabajar” comenta Mingo con un poco de nostalgia al Caminante.

“Aunque no se si sepas, pero la chamba de músico se hace casi toda en el cuarto de ensayos, ahi es donde esta la chinga, aprenderse las canciones, los arreglitos, saber acoplarse con los demas elementos, ahi es donde te pasas horas y horas. También es donde se dan las broncas y los conflictos sobre todoporque no falta el cabrón que llega tarde al ensayo, o llega pedo, o simplemente no llega, es cuando se complican las cosas, nacen las enemistades y eso puede ser  el fin de un grupo” cuenta el bajista.

“Ah pero eso si, siempre hay que mantener la actitud alegre, sobre todo cuando vamos a tocar, hay personas que nos dicen ‘oye como le hacen para tocar hasta ocho horas seguidas’ jajaja no saben que en el ensayo a veces nos aventamos como 10 o mas cuando hay que sacar jale, como decimos los músicos, ‘al baile solo vamos a cobrar’ es lo mas sencillo” dice ente risas Mingo.

Para el músico metido a vendedor de escobas y suavizantes, este año 2020 sera recordado durante décadas pues no solo les quitó la chamba sino que muchos grupos definitivamente ‘tiraron la toalla’ pues una gran cantidad ya traía sus broncas y la ‘sequía’ de bailes terminó por darles el ‘tiro de gracia’.

“Conozco a varios del ambiente que de plano decidieron emigrar a la frontera o al gabacho a buscar jale, y ahi se quedaron los instrumentos abandonados, los equipos y hasta los camiones.

Pero Mingo no pierde la esperanza de que vendrán tiempos mejores.

“Como dice todo mundo: a’i cuando pase todo esto, vamos a andar bien ‘hambreados’ de fiesta y de pachanga y es cuando va a haber mucha chamba para nosotros los músicos”

El hombre se despide y se vuelve a trepar a su camioneta para seguir la vendimia. Él si tiene mucha pata de perro por delante.

Por JORGE ZAMORA

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