A todos nos ha trastocado la vida la pandemia por el Covid-19, todos hemos implementado cambios drásticos en nuestros hábitos cotidianos con tal de seguir el curso de este tiempo aciago y no cuerpo ni alma que no se queje de la cuarentena perenne de este 2020. Sin embargo, existen millones de personas que la están pasando peor cada día, con más encierro y más miedo.
Cuando se decretó el aislamiento, se alertó a los países sobre la violencia doméstica, se calculó que aumentaría un 40 por ciento en el encierro y la ONU pidió a las naciones estrategias que mitigaran la estadística, muchos países respondieron con políticas especiales, pero México no. Aquí no hay una solo acción encaminada a la reducción de esta problemática, que ya rebasa el 70 por ciento de incremento de agresiones en casa, contra niñas, niños y mujeres.
A dos años de gestión, Andrés Manuel López Obrador sigue necio en su política sin visión de género. Hoy, en otro de sus informes de gobierno, seguramente presentará sus datos sobre atención a las mujeres, estadísticas que no concuerdan con la realidad que sustentan las colectivas feministas.
La violencia en privado no es nueva, tan sólo en 2019, 243 millones de mujeres y niñas en el mundo registraron alguna agresión de su pareja sentimental o un familiar cercano. Mucho antes de la pandemia, la violencia contra la mujer ya estaba aquí y van años de activismo social que trata de visibilizarla para combatirla.
México ocupa el cuarto lugar en el mundo con más de cien mil muertes por el virus y el octavo en América Latina por feminicidios. Son dos pandemias distintas que siguen originando muerte.
En datos sobre “La pandemia en la sombra, violencia contra las mujeres en el confinamiento” la ONU documenta que, antes del Covid 19, una de cada tres mujeres sufre violencia física o sexual y desde que inicio la pandemia, las nuevas cifras confirman que se incrementaron las llamadas a líneas de emergencia; que el acoso sexual sigue sucediendo en calles, espacios públicos y en internet; que las sobrevivientes no tienen información y apoyo necesario y en algunos países se han cancelado apoyos de género para destinarlos a la contención de los contagios.
Y mientras algunos gobiernos, como el nuestro hacen caso omiso a las recomendaciones internacionales, en los 16 días de activismo contra la violencia hacia la mujer se nos propone un decálogo que como sociedad todos podemos aplicar para actuar.
Son diez formas de contribuir a esta lucha, sin salir de casa, sin tomar las calles, ni tirar monumentos o pintar muros.
1, Escucha y cree a las sobrevivientes, si una mujer comparte su historia de violencia, da el primer paso para romper el ciclo de maltrato, debemos escucharla y garantizarle un lugar seguro. 2, Enseña a la próxima generación y aprende de ella, identifica y señala los estereotipos y roles tradicionales que se les inculcan a los infantes, para cambiarlos. 3, Exige respuestas y servicios adecuados para las víctimas de violencia. 4, Entiende qué es el consentimiento, en lugar de oír un “no” asegúrate de oír un “sí” activo. 5, conoce los indicios del maltrato y aprende como puedes ayudar, la intervención temprana salva vidas. 6, Inicia una conversación, la violencia contra las mujeres y niñas es omnipresente, pero no inevitable, no permanezcamos en silencio.
7, Oponte a la cultura de la violación que se da en todos nuestros entornos sociales y que normaliza y justifica la violencia sexual. 8, haz donaciones a colectivas de mujeres. 9, Sé responsable y exige responsabilidad de los demás, señala las conductas inapropiadas, los chiste sexistas, el acoso laboral y sexual. Y 10, Infórmate, para conocer la lucha es urgente entender la problemática.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE