CD. VICTORIA.- El friecito mañanero adereza a las calles de la zona centro mientras las primeras siluetas se hacen presentes en las aceras semi vacías.
Pero al dar la vuelta en una esquina una docena de obreros ya terminó de tomar cafe con pan y avena para calentarse un poco y se disponen a realizar una labor titánica por el bien de la ciudad: reemplazan la vieja tubería de agua potable del primer cuadro de la ciudad.
A primera vista sus chalecos color naranja fosfo contrastan con el gris pavimento y atrás de ellos imponente se yerguen dos amarillos gigantes de acero: la retro excavadora y rotomartillo que han de taladrar la calle.
Delante de ellos, su heraldo: la máquina cortadora de concreto hidráulico que trazará el camino a seguir por los demás compañeros de la cuadrilla.
El día laboral empieza y de pronto hace acto de presencia una dama que aún en pijamas se posa en el pavimento y airada profiere la siguiente frase: ¡usted, usted y usted… ching%$#a su måd®e!. Ni modo a los obreros ya les toco una ‘rayada de disco’ para completar su desayuno.
“Esto es lo que nos toca casi todos los días mai’…” dice Edgar con una risa burlona mientras se acomoda el cubrebocas.
El y otro bonche de obreros se encuentran en esta batallosa obra que ha emprendido el gobierno del estado.
Si bien, esta chamba en el mediano plazo ayudará a modernizar la red de agua potable en la capital, lo cierto es que actualmente le ha sacado cana verdes a mas de un victorense pues el cierre de calles en la zona en pleno diciembre termina por desquiciar una la enorme fila de automovilistas y de paso a los dueños de negocios que no solo sufren el corte de agua durante una semana: la interrupción de la circulación les espanta a la poca clientela que queda.
“Uno no quisiera causar molestias, pero pues ni modo de hacer la chamba sin afectar a nadie” comenta Edgar al Caminante “pero pues que le digo a cada rato nos tocan pedorrizas sobre todo de señoras porque cerramos la línea de agua y pues ya ve” agrega el obrero.
Pero muchos de los usuarios no solo se molestan porque con esta obra los privan del vital líquido. Resulta que un enorme número de domicilios están conectados ilegalmente a la red de agua y no han pagado ni un cinco ¡en décadas! incluyendo a un conocido hotel ubicado en el corazón de la ciudad que ha estado consumiendo ‘de gorra’ desde que se construyó.
“Cuando abrimos esa calle el mero mero de ese hotel salió y nos la hizo de pedo, y pos como no si estaba con agua gratis ¡gratis! imagínese cuánta agua se necesita para un hotel, y el ‘don’ pues se paró de pestañas porque le iban a descubrir su ‘bisne’” cuenta otro obrero entre risas.
Los obreros de esta cuadrilla que pertenece junto a otras mas, a una empresa constructora contratada por el Estado, para el reemplazo de tubería y trabajan incansablemente de 7 de la mañana hasta 7 de la tarde de lunes a viernes y los sábados hasta el mediodía, cuentan que otro de los contratiempos que se presentan es convencer a los automovilistas de que no estorben el trazo de la obra, pues constantemente se estacionan exactamente donde pasará la máquina que va cortando el concreto.
“Nos tardamos una semana en hacer la chamba pero la calle tiene que seguir cerrada otros tres días en lo que se seca el concreto por completo, pero muchos vecinos no entienden y pasan sobre el cemento fresco y dejan la huella de las llantas y no se dan cuenta de que eso genera un pequeño bache que a la larga les perjudicará su propia entrada” dicen los obreros.
La chamba tiene que seguir, otro tubo de cuatro pulgadas de diámetro esta a punto de ser colocado, sin embargo la cuadrilla hace una pausa en lo que llegan empleados de una empresa de cable e internet pues se ha topado con un ducto con conexiones y hay que hacer maniobras extras.
Estas tareas suelen ser un tanto fastidiosas para transeúntes y conductores, sin embargo los obreros que las llevan a cabo son gente común que merece respeto a su trabajo y a su persona. Ojalá que los victorenses entiendan esto y apoyen con su paciencia las obras hidráulicas. Demasiada pata de perro por esta semana.
POR: JORGE ZAMORA