5 diciembre, 2025

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Riesgos preelectorales

A JUICIO DE AMPARO / MARÍA AMPARO CASAR

El equipo del canciller Marcelo Ebrard tenía la instrucción de no meter las narices en la Ciudad de México antes de las elecciones de junio próximo para no incomodar a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
Si acaso se pidieron algunos favores para impulsar unas pocas diputaciones y la alcaldía Azcapotzalco para Vidal Llerenas, pues Marcelo no quería desatar una disputa política con Claudia antes de tiempo.
Todos lo entendieron así y no había surgido problema alguno, pero el desplome de un tren del Metro en la Línea 12 rompió la tregua, porque los 26 muertos y más de 80 heridos reclaman la responsabilidad política de alguien. Esa línea fue construida por Ebrard y se vendió como una maravilla de la ingeniería, aunque se había salido mucho del costo original.
La obra fue inaugurada en octubre de 2012, unos meses antes de que tomara el cargo como jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera, quien había sido propuesto por el propio Marcelo para que fuera su sucesor.
No pasó mucho tiempo para que la obra insignia del hoy canciller comenzara a presentar fallas graves, que obligaron al cierre parcial de la misma durante casi un año, lo que derivó en una indagatoria sobre presuntas irregularidades en su financiamiento y construcción.
Es conocida la historia de que Mancera obligó a Ebrard a autoexiliarse del país durante casi tres años, hasta que regresó para integrarse a la campaña del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador, que luego de ganar lo nombró secretario de Relaciones Exteriores. En esas elecciones llegó Sheinbaum a la Jefatura de Gobierno y de inmediato tanto ella como el canciller empezaron a ser mencionados como los políticos con mayores posibilidades de llegar a la Presidencia de la República en 2024.
Durante la primera parte de la administración lopezobradorista habían sobrellevado la relación, pero se atravesó el fatal accidente que por fuerza tendría que dejar herido a alguno de los dos, pues la estructura de la Línea 12 estuvo mal construida o no se le dio mantenimiento.
Se están realizando los peritajes respectivos, pero sea cual sea el resultado, la 4-T tendrá que cargar con la culpa: sólo hay que definir si la carga Claudia o lo hace Marcelo.
No hay que echar en saco roto el mensaje de la fiscal general de Justicia capitalina, Ernestina Godoy —que todo mundo sabe a quién reporta—, de que su dependencia hará una profunda investigación que incluirá desde el financiamiento, sobreprecio y fallas en su construcción.
O sea, que Marcelo, y de paso Mario Delgado —quien era su secretario de Finanzas—, tendrían que dar muchas explicaciones. Está claro que Claudia no pagará por ello, pues ni siquiera quiso separar del cargo a Florencia Serranía, directora del Metro, para investigarla.

POR MARÍA AMPARO CASAR

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