5 diciembre, 2025

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‘¡Eso, eso, eso!’

Don Manuel ha dedicado toda su existencia a trabajar y servir, y a sus casi ochenta años no pierde el sentido del humor y el amor por la vida

Cd. Victoria.- Un auto de lujo disminuye la velocidad en un pasillo del estacionamiento de Walmart Adelitas y los cristales del lado del conductor bajan, una niña de algunos 5 años se asoma y saluda.

“Dile adiós al chavo del ocho m’ija” se escucha en la voz de un adulto y la pequeña mueve la mano sonriendo. Pero quien en verdad muestra una marcada expresión de sorpresa y júbilo, es conductor del auto, un señor de alrededor de cincuenta años, con el pelo entrecano y anteojos de pasta.

“¡Adioos!” responde un hombre con gorra a cuadros con visera y orejeras, una vieja camiseta color café y amarilla, un pantalón café sostenido por dos tirantes rojos sobre su hombro izquierdo.

Su nombre es Manuel, tiene 78 años y desde hace varios, se caracteriza como el inquilino del apartamento número ocho, de la vieja vecindad propiedad de ‘El señor Barriga’.
Don Manuel acude de jueves a Domingo a este lugar, precisamente frente a las puertas de la tienda Suburbia, a ofrecer dulces y paletas a cambio de una moneda.

Muchas personas se acercan a él y se llevan su golosina y aprovechan para tomarse la foto del recuerdo, aunque, a decir verdad, son mas los adultos que desean compartir la imagen con el Chavo del 8, que niños.

Sin embargo, las circunstancias por las que don Manuel guardan una historia fantástica.
Don Manuel nació en los primeros años de la década de los cuarenta en Toluca. Sin embargo, como el mismo relata, su papá era una especie de ‘nómada’ por lo que en su familia compuesta de 8 hermanos, todos nacieron en una entidad diferente.

A muy corta edad emigraron a la Ciudad de México y empezó a trabajar para una compañía dedicada a la decoración de interiores propiedad de un primo hermano de Yolanda Vargas Dulché (la creadora de historias como Rubí, Memín Pinguín y María Isabel entre muchas otras) y que prestaba sus servicios a los estudios de Televisión independiente de México, el canal 8.

Era apenas un niño, cuando a través de este trabajo conoció a grandes personalidades de la farándula como el mismo Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”, Mario Moreno “Cantinflas, Regina Torné y Luis Manuel Pelayo.

De hecho recuerda que apenas siendo un chiquillo, le tocó anunciar sobre un Ford 50’ micrófono en mano y con aquellas bocinas tipo corneta, ‘La Caravana Corona’ cuna del espectáculo en México donde conoció a muchos otros artistas.
Siendo un adolescente su familia se dedicó al ramo restaurantero, con una cocina económica por el rumbo de Santa Maria la Ribera de la entonces Delegación Cuauhtémoc del Distrito Federal.
“Teníamos el sistema de abonados, para estudiantes del politécnico, que acudían por montones a nuestro local, y fue ahí mismo donde una tarde de 1968, nos enteramos de la matanza de la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco que estaba muy cerca” cuenta el hombre.

“Cosa curiosa, en esa misma cocina económica, acudían además de estudiantes muchos ‘halcones’ del servicio secreto de la policía, entre ellos se daban pitazos y compartían información, fue algo muy impactante lo de esa vez” relata Don Manuel.

Al fallecer su señora madre, entró a trabajar en la Comisión Federal de Electricidad, donde duró 20 años laborando en la zona de la huasteca potosina. De hecho una de sus hermanas, Carmelita, fue muy conocida aquí en Ciudad Victoria pues fue mesera del Café Cantón por mas de 35 años.

Allá por el año de 1990 emigró a la frontera tamaulipeca donde, con la vasta experiencia en la cocina, se integró al célebre y prestigioso Drive Inn Restaurant & Bar Menú de Matamoros, lugar de abolengo fundado hace mas de cien años y e el cual Don Manuel llegó a ser el chef a cargo.

“Ahí se filmaban las películas mexicanas de los ochentas, especialmente las de Mario Almada” recuerda. Ya en su vejez, Don Manuel trabajó ocho años como empacador de HEB y Soriana de esa ciudad fronteriza y en los últimos tres participó en cada festejo del Día del Niño caracterizado como ‘El Chavo de 8’, lo que le valió premios y reconocimientos de esas empresas.

Sin embargo la actual pandemia sacó a los adultos mayores de las supertiendas y el ‘don’ se quedó sin chamba, por lo que volvió a emigrar y desde hace cinco meses ha sido socorrido por los victorenses de buen corazón.

De vez en cuando lo invitan a fiestas y ‘caravanas’ en las que todo mundo lo apapacha y se toma la selfie con él.

A sus casi 80 años de edad, Don Manuel es un ejemplo de vida, que no solo alegra el corazón, también demuestra que con ingenio y trabajo se puede trascender. Demasiada pata de perro por esta semana.

Por Jorge Zamora

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