Si a la historia del desafuero contra el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca todavía le quedan episodios por escribirse, queda claro que el de este fin de semana, y acaso uno de los más importantes, resultó a su favor.
En términos boxísticos, ganó un round que parece decisivo.
Es cierto, el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que desechó la controversia constitucional del Congreso de Tamaulipas, pero le reconoció la facultad para haber rechazado la homologación del desafuero, no estuvo exenta de controversias.
Pero por lo pronto, la defensa a ultranza que hicieron los legisladores locales de su interpretación del ya famoso artículo 111 Constitucional, recibió el aval del ministro Alcántara Carrancá, a quien se le atribuye (¿o atribuía?) cercanía con el presidente López Obrador.
Si como aseguran trascendidos de la prensa nacional, la Fiscalía General de la República está dispuesta a actuar a pesar del posicionamiento de la Corte, primero faltaría que algún juez obsequie una orden de aprehensión.
Se ve difícil, pero si así ocurriera, se estaría enredando aún más el ya de por sí tenso ambiente jurídico y político que envuelve a este caso inédito en la historia del país.
Y como ésta se desarrolla precisamente en medio de un proceso electoral trascendental para la entidad y para la República entera, sería ingenuo pensar que lo ocurrido el fin de semana no tendrá un impacto sobre las campañas que están en marcha.
A botepronto, lo obvio: la resolución
es una bocanada de aire fresco para los candidatos del PAN y un duro golpe para los de Morena que tenían incluido en su agenda el tema del desafuero, y que habían calculado llegar al 6 de junio, con el asunto resuelto a favor de la 4T.
Como parece que eso no ocurrirá, ahora tendrán que recurrir a otra narrativa, primero para explicar el gol en contra y luego para darle la vuelta.
En esa búsqueda, el pronóstico es que las campañas subirán de tono aún más.
Si ya habíamos presenciado altos niveles de tensión, agresiones y guerra sucia, todo esto empeorará de cara al 6 de junio.
Es mucho lo que está en juego. Si no lo cree, basta echar un vistazo al papel que ha desempeñado en los últimos días el Congreso de Tamaulipas y su mayoría panista, acompañada por la disidencia morenista y los diputados del PRI y Movimiento Ciudadano.
Hoy más que nunca, en Acción Nacional deben tener claro que si bien resulta importante retener bajo su control las alcaldías, no hay nada más prioritario que mantener la mayoría en el Legislativo.
Un revés en ese terreno podría ser igual o peor que la embestida desde la Cámara de Diputados.
De pronto, desde este fin de semana, los candidatos a diputados locales por el PAN empezaron a sentir una pesada losa sobre su espalda.
EL INFIERNITO DE REYNOSA
Reynosa vive su elección aparte. Ahí se conjugan factores políticos y judiciales que amenazan con detonar lo que ya es una campaña de altísima tensión.
No han sido días fáciles para Carlos Peña Ortiz, “Makito”: las denuncias en su contra se acumulan, y en su defensa, la alcaldesa -su mamá- parece dispuesta a todo con tal de mantener en la familia el poder municipal.
Grandes fortunas y capitales políticos están invertidos en su proyecto, por lo que ni Maki ni sus poderosos padrinos, en algún tiempo consentidos de Peña Nieto y ahora de la Cuarta Transformación, parecen dispuestos a aceptar una derrota.
Mala señal para una ciudad que desde hace mucho tiempo, necesita más paz que enfrentamientos.
Y que, por su trascendencia geográfica, social y económica, no debería ser considera un botín familiar.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES




