Tamaulipas.- Jesús tenía 9 años de edad. La depresión por el aislamiento y el estrés de las clases en línea lo orillaron a colgarse en su hogar y quitarse la vida.
Como Jesús existen al menos 138 tamaulipecos que han elegido el suicidio como vía de escape ante la desesperación potenciada durante esta pandemia.
Si bien el 90 por ciento de las personas que decidieron atentar contra su vida son mayores de edad, destaca cómo se han multiplicado los casos de menores, incluso en su etapa de niñez o adolescencia, por lo que las autoridades de salud alertan que los casos podrían aumentar.
Del inicio del 2020 a la fecha, se tienen registrados 126 casos al corte del mes de abril.
Aunque durante el 2021, con el gradual restablecimiento de las actividades normales, las cifras han bajado. Según la Secretaría de Salud, de enero a la fecha apenas van 12 suicidios.
La Secretaría de Salud puso a disposición más de 28 líneas más en atención de los 18 centros de atención primaria en adicciones UNEMES CAPA, dos Centros Integrales de Salud Mental, y los CEREDIS.
El 91.7% de las víctimas de suicidio este año han sido hombres de entre 19 y 39 años, no obstante, destaca el caso de un menor de apenas 9 años.
Aún no empiezan los meses de calor, cuando hay un mayor incremento en casos de suicidio, se esperan entre abril a agosto, es un factor de riesgo que predispone al suicidio, también influyen factores genéticos, ambientales, la depresión, así como el consumo de alcohol u otras sustancias tóxicas.
Ricardo Hernández Brussolo, presidente del Colegio de Psicólogos victorenses, señala que la pandemia provocó grandes daños en la población en México, al punto de que 30 por ciento de las personas pueden llegar a padecer síntomas de ansiedad y estrés, según investigaciones del Instituto Nacional de Psiquiatría.
Esto debido a que la pandemia golpeó social, económica y psicológicamente a este país y al mundo, lo cual generó un disparo de suicidios a nivel global, con diferentes estadísticas según la zona, en donde los menores de edad desafortunadamente también forman parte.
“El aumento de los suicidios es un fenómeno que se vive de forma mundial, aunque las estadísticas varían de país en país en el caso de Tamaulipas de manera estadística la fiscalía de justicia nos habla que en el 2019 hubo hasta 170 y en el 2020 superó los 200”.
Afirma que este año y meses que llevamos de aislamiento social ha tenido implicaciones psicológicas en toda la población y de manera específica, en el caso de México se estima por parte de las autoridades del instituto Nacional de Psiquiatría que la sintomatología de ansiedad y depresión aumentó.
Incluso pudiera ser tan alta como que el 30 por ciento de la población presente síntomas propios de la ansiedad y depresión.
“De manera específica en el caso de la población adulta mayor sabemos que los índices de presión se presentan con mayor prevalencia cuando se llega a la tercera edad y aunque se piensa que los niños y adolescentes no pueden tener depresión, la evidencia científica señala que estos últimos pueden tener trastornos mentales”.
En el caso de la población infantil los que tienen mayor incidencia son depresión, ansiedad y también se encuentra entre ellos hiperactividad y estrés postraumático.
Hernández Brussolo revela que para que un menor de edad considere quitarse la vida existen diferentes variables, pero sin duda no se puede negar la presencia de este aislamiento social, en el cual sobre todo al inicio cuando se tenía el miedo a algo en ese entonces totalmente desconocido.
Además tiene que ver los procesos escolares que cambiaron y de forma presencial a la modalidad en línea, que tiene otras repercusiones en la sociabilidad de niños y adolescentes que no conviven entre ellos por estar en casa y en espacios que pueden ser reducidos.
A eso se le agrega las diferentes situaciones familiares entre las cuales podrían ser violencia familiar lo cual deriva en la ansiedad. Aunado a esto los espacios de juego también están más restringidos y todo esto entre otras variables tiene un impacto psicológico.
Existe una variable muy importante que tiene que ver con la condición socioeconómica, hay familias que su fuente de ingreso se vio mermada y no cuentan con servicios como lo el de internet para mantener esa conectividad lo cual produce más estrés al menor.
Hospital atiende a menores
El hospital infantil atiende alrededor de 10 casos de menores cada año, quienes intentan quitarse la vida en su mayoría al ingerir altas dosis de medicamento; señalan que la mayoría de estos son niñas, aunque los varones son quienes por lo general logran quitarse la vida.
José Daniel Llano Rodríguez, director del Hospital Infantil, explicó que por su naturaleza, solo atienden a aquellos menores que intentaron quitarse la vida y aun cuentan con signos vitales, por lo que la estadística es mayor a esta decena de casos anuales.
“Los que más hemos visto aquí es la ingesta de medicamentos ya que prácticamente en todas las casas hay personas que toman algún tipo de medicamento y esto lo aprovechan los jóvenes sobre todo que quieren intentar el suicidio mediante la ingesta de una cantidad y variedad”.
Esto ocasiona que haya menores que se intenten quitar la vida mediante la ingesta de antiácidos como omeprazol, aspirina, paracetamol, medicamentos para la diabetes que en la mayoría de ocasiones terminan en un lavado de estómago, sin embargo algunos otros sí han tenido consecuencias fatales.
“Desafortunadamente son situaciones de orden medico social que nos toca atender y dentro de estos intentos de suicidio el abuso de sustancias son de los que nos toca atender en el área de emergencias”.
El medico aclaró que depende de la edad del menor y de algunas cuestiones de orden socio familiar es el recurso que utilizan para el suicidio, en donde los adolescentes son quienes más recurren a esta puerta falsa.
“De acuerdo a experiencias internacionales las mujeres son quienes intentan más el suicidio, pero quienes tienen más éxito en lograrlo son los varones, esto para nosotros es difícil porque como solo atendemos los intentos desconocemos las cifras de quienes si lo lograron” finalizó.
Estigma en la familia
Humberto Garza Vázquez, sociólogo con doctorado en tanatología, reveló que tras sufrir un suicidio, hay altos niveles de probabilidades de que otro miembro de la familia recurra a esta práctica.
Por esto, se debe de ser muy cuidadoso en cómo se atiende a una familia de una persona suicida, ya que una persona que enfrenta un gran problema busca opciones para salir de él y si ve factible el suicidio como una de esa oportunidad, lo va a hacer.
Señala que el proceso de evolución del ser humano ha enseñado que las muertes se den en primera ocasión en personas mayores, por lo que el que alguien vea morir algún hijo es un proceso traumático.
Independientemente del suicidio, por las extensas muertes que se han tenido derivadas de la pandemia muchos padres han visto morir a sus hijos o nietos, la cual es un golpe muy fuerte, sobre todo inesperadas.
“La muerte de un ser querido es un proceso muy doloroso y el no tener oportunidad para despedirlo se va haciendo más difícil, no han podido tener un proceso de duelo como debe de ser”.
Reveló que culturalmente cuando fallece un ser querido se acompaña el cuerpo mediante misas y velorio en donde tiene tiempo para despedirse, pero el que sea un proceso de solo seis horas lo convierte en una experiencia aún más dolorosa.
La pandemia desestabilizo al núcleo social
La crisis económica pre pandemia, aunada a la proliferación de las redes sociales, debilitaron el núcleo social, al punto en que los miembros de cada familia tenían poca comunicación, lo cual debilito los lasos, los cuales terminaron por romperse o fortalecer durante la contingencia por el coronavirus.
Tanatología explicó que la pandemia definitivamente cambio el mundo, en su actuar, economía y sobre todo en lo social sin que existieran instituciones preparadas para actuar al respecto, sobre todo para hacer la labor de prevención en grupos de situación vulnerable.
“En la sociología hay un estudio en el que se indica que las personas que logran salir adelante ante situaciones como este fenómeno tienen mucho que ver sus fortalezas, cohesión y sobre todo la red de apoyo familiar”.
Explicó que el suicidio tiene que ver con personas con baja residencia en donde aquellos que prevalecen son quienes cuentan con fuertes lazos familiares, lo cual se sustenta en las investigaciones que realizo el sociólogo Émile Durkheim.
“La medida en que los lazos en la familia sean fuertes y las redes sociales de vecinos, maestros etcétera se fortalezcan podrán ayudar a salir adelante. Esto es una llamada de atención de que necesitamos fortalecer esos lazos”.
Recordó que anteriormente la familia nuclear formada por padre, madre e hijos estaba muy clara la división de trabajo y responsabilidades en donde el apoyo que brindaba la familia era extensa y con los avances en general ha habido cambios en donde el padre y la madre han tenido necesidad de salir a trabajar y eso ha hecho que se debiliten esas relaciones ante el interior de la familia.
“Como consecuencia de esto la familia extensa se ha debilitado en el que se volvieron frágiles los lasos con los abuelos y con los tíos, algo que se debe de tomar en cuenta y tratar de fortalecer la integración familiar”.
Por Raúl López García