TAMAULIPAS.- Hace tres años, cuando Adrián Oseguera y Mario López Hernández ganaron la elección para ser los alcaldes de Madero y Matamoros respectivamente, muchos reflectores apuntaron sobre ellos.
Aún sin ser conocidos más allá de su terruño, se convierten en automático en importantes activos políticos de Morena, por qué no, incluso con posibilidades de crecer hasta convertirse en prospectos para la gubernatura.
Pero la historia se escribe día a día, y transitaron por caminos distintos; mientras uno afianzó su liderazgo político en el sur, otro echó por la borda el capital político que se sacó en la rifa, cuando por descarte, lo hicieron candidato en el municipio fronterizo.
Oseguera ha desempeñado hasta ahora un gobierno sin mayores sobresaltos, coexistiendo en relativa armonía con dos alcaldes de Acción Nacional como contrapeso en la zona conurbada. Y al interior de su partido supo cultivar relaciones adecuadas para convertirse en uno de los interlocutores tamaulipecos más importantes con la cúpula morenista.
Al mismo tiempo, mantuvo la línea abierta con el presidente López Obrador, a la que accedió mucho tiempo antes de convertirse en el alcalde, cuando comenzó a apoyar con recursos económicos la causa obradorista en el sur de Tamaulipas.
Todo lo contrario ocurrió en Matamoros. Mario López, un priísta cercanísimo a Baltazar Hinojosa, no ha podido romper el cordón umbilical que lo une con uno de los grupos políticos más poderosos de su ciudad, pero en las antípodas ideológicas de la llamada cuarta transformación. La carretada de recursos que le ha enviado la Federación vía la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano bajo la dirección de Román Meyer Falcón, no se nota por ningún lado en el municipio.
Durante su trienio, ha sido más reconocido por sus múltiples escándalos (sospechosas contrataciones, líos legales con las direcciones de Seguridad y Tránsito, entre otras) que por alguna acción de gobierno que sea digna de recordar.
Pese a todo ello, Mario López llegó al inicio de la campaña con una ventaja relativamente cómoda en las encuestas de preferencias electorales, motivada desde luego por la fuerza de la marca Morena en la frontera que por méritos propios.
Pues bien, de algún modo el alcalde se las ingenió para dilapidar esa ventaja hasta llegar a este punto, en el que un triunfo de la candidata del PAN, Ivett Bermea, ya no luce como algo imposible.
Basta ver lo que ocurrió el viernes en Matamoros, con la desastrosa visita de Mario Delgado, el dirigente nacional de su partido. La escena de la diputada y candidata Leticia Sánchez, subiendo al templete a los empujones para arrebatarle el micrófono al alcalde, quedará para el registro de la memoria política fronteriza.
Lo mismo que la desastrosa gestión de Mario López.
SEMANA DECISIVA
Ayer, Edgar Melhem salió al paso del rumor que calentó el ambiente político de Tamaulipas durante el fin de semana. Aseguró que ninguno de sus candidatos se sumará a Acción Nacional para llamar al voto útil y frenar el avance de Morena en la entidad.
No habría por qué dudar de la convicción mostrada por el presidente estatal de ese partido, pero hay ejemplos de sobra en todo el país de candidatos que no han necesitado del permiso de sus dirigencias para declinar en favor de quien les viene en gana, o quien les llega el precio.
Es más, en el estado hay ya muchos casos de candidatos priístas que sin declaración ni papel de por medio, se han sumado de facto a las campañas de otros partidos.
CATALEJOS / MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES
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— Expreso (@ExpresoPress) January 5, 2021