TAMAULIPAS.- La guerra de encuestas -serias, patito y cuchareadas- desatada desde hace semanas, hace muy complicado medir los alcances que tendrán los principales partidos políticos en la elección del 6 de junio. De la chiquillada ya sabemos que con dificultad conseguirán los votos suficientes para asegurar el registro.
Del PAN y Morena confirmamos que están peleando palmo a palmo cada municipio de la entidad, unos más que otros, pero sin ventajas abrumadoras, como incluso han reconocido los candidatos más sensatos.
Parece evidente por los resultados tan contrastantes de muchas encuestadoras, que muchas alcaldías importantes todavía están en al aire. Pero, otro enigma a estas alturas es para qué le va a alcanzar la votación al PRI.
¿Podrán ganar alguna alcaldía? ¿Obtendrán los votos sufi cientes para meter por lo menos los mismos tres diputados locales que tienen en el Congreso? En todo caso, lo que sí consiguieron los priístas a lo largo de la campaña, fue posicionarse como un posible fi el de la balanza que pudiera inclinar votaciones cerradas.
Tanto, que en los últimos días se han desatado todo tipo de rumores sobre supuestas declinaciones sobre todo en favor de candidatos de Acción Nacional, pero también de Morena. Aunque las versiones fueron atajadas con cierta vehemencia por Edgar Melhem, la verdad es que el partido está tan dividido y su lista de candidatos responde a tantos intereses diversos, que ni él en su posición dirigente estatal, puede garantizar la fi delidad de sus abanderados.
Es más, en todo el estado hay ejemplos de priístas que quizás no lo hagan formalmente, pero hace tiempo que se inclinaron a favor de otros partidos. Serán inolvidables las flores que le echó “Paloma” Guillén a Chucho Nader, en su propio registro como candidata prísta.
Pero también habría que poner ojo a lo que pasa en municipios de la frontera como Nuevo Laredo, donde muchos apuntan a que la priísta Cristabell Zamora mantiene mucha cercanía con Carmen Lilia Canturosas.
O Matamoros, donde a estas alturas se sigue mencionando una posible alianza de facto entre Ivett Bermea y Pedro Luis Coronado, que ya hicieron cuentas y se convencieron de que sumando sus votos sí pueden hacer frente a Mario López, a quien sus errores lo pusieron en una situación cada vez más vulnerable.
Es decir, al final de cuentas la campaña está concluyendo como empezó el proceso electoral en Tamaulipas: con la posibilidad puesta sobre la mesa para que PRI y PAN se unan para frenar un posible avance de Morena en el estado.
Aquella alianza que se cayó unos días antes del plazo marcado para registrarla ante el IETAM, en la práctica se materializó con candidaturas como las de Oscar Almaraz y Yahleel Abdala, dos actores importantísimos del priísmo que se la jugaron, resistieron una primera andanada de críticas que amainó con el tiempo, y ahora se sitúan con amplias posibilidades de ganarle al partido de la cuarta transformación.
Con un agregado: si ambos ganan se habrán convertido en automático en activos políticos importantes para Acción Nacional de cara a las próximas elecciones, cuando una vez más -le guste o no a Edgar Melhemvolverá a discutirse una eventual alianza a nivel local.
Como tantas otras cosas en el futuro del estado, eso dependerá de los resultados del domingo.
CATALEJOS / MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES
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— Expreso (@ExpresoPress) January 5, 2021
