Tampico.- Un pectoral de caracol en forma de puño, un pendiente de caracol en forma de calavera, un cuchillo sacrificial de obsidiana, un cuchillo de pedernal y una fíbula o alfiler de hueso son los 5 bienes culturales que fueron repatriados a México procedentes de los Países Bajos y que serán trasladados a Tampico luego de que fueron hallados en la pirámide de Las Flores y datan del año 1450 a 1500 D.C.
Fue en una ceremonia realizada esta mañana en la Casa de la Cultura de Tampico donde se hizo entrega de forma simbólica de estas 5 piezas que actualmente se encuentran en exhibición en el Instituto Nacional de Antropología e Historia en la Ciudad de México pero que en breve tiempo serán traídos a Tampico y exhibidos de forma permanente en el Museo de la Cultura Huasteca.
Tras la ceremonia protocolaria de entrega de esta piezas, el arqueólogo Gustavo Alberto Ramírez Castilla investigador del Centro INAH Tamaulipas señaló que el regreso de estos bienes se da dentro de las conmemoraciones de los 200 años de la independencia de México siendo Tampico el último lugar donde se libró la batalla final por la independencia de México así como de los 500 años de la caída de Tenochtitlán.
Explicó que en el año 2013 estableció contacto por correo electrónico el señor Sr. Fokko Kool un antropólogo de los Países Bajos, quien realizó sus prácticas de campo en Guerrero en la década de los años setenta del siglo pasado.
” En aquella ocasión el señor Kool me compartió que conservaba por herencia de sus abuelos, unas interesantes piezas huastecas recuperadas en las demoliciones de la colonia Las Flores en Tampico y desde entonces venimos charlando de la conveniencia de que aquellos objetos que aunque modestos forman parte del patrimonio cultural de los tampiqueños y de los mexicanos y deberían de retornar al país”.
Prefirió que fueron los primeros meses de este año cuando se cumplen los cien años de que dichas arqueológicas pasaron a manos de sus abuelos y posteriormente permanecieron en Holanda se convino por deseo y voluntad del señor Kool que retornasen a su lugar de origen.
CÓMO LLEGARON LAS PIEZAS A HOLANDA
Al relatarle cómo es que llegaron estas 5 piezas a Países Bajos, el señor Kool le indicó que fue hace cien años cuando sus abuelos Pieter Jan Jonker y Arendina Willemi se casaron y se fueron a vivir a la colonia Águila en Tampico.
Le indicó que su abuelo había estado trabajando en México desde 1912, primero como taquígrafo de inglés y español en una firma comercial en la Ciudad de México y posteriormente, desde 1913 hasta 1936 trabajó para la Compañía Mexicana de Petróleo “El Águila“ y para la Compañía mexicana-holandesa “La Corona”.
Ellos vivieron en Tampico desde 1913 hasta a finales de 1929, siendo en la década de 1920, se construyeron hermosos barrios nuevos al norte del centro de Tampico y al sur del Country Club para extranjeros y mexicanos que trabajaban en el petróleo.
“Fue en la zona donde los huastecos habían vivido durante siglos, cuyos rastros todavía eran claramente visibles en el paisaje en forma de pequeñas colinas artificiales (cúes) donde se se construye la Colonia El Águila, donde mi abuelo y mi abuela consiguieron una casa en la esquina de las calles Nogal y Naranjo”, refirió el señor Kool.
En su relato al arqueológo tamaulipeco, el señor Kool le explicó que fue el señor Gabriel F. Legorreta, amigo y colega de su abuelo, quien tenía una casa construida en la colonia Flores donde se encontraron ‘una vieja urna’ o escala.
‘Legorreta se lo dona a mi abuela‘ porque estaba muy interesada en la urna’, le dijo.
Los objetos son un adorno de pecho de concha en forma de dos manos dobladas una sobre la otra de 8 centímetros, un cuchillo de obsidiana de 13 cm, una punta de lanza de piedra blanca de 11 centímetros, un cráneo de concha de 3 centímetros y una aguja de hueso de 11 centímetros. Dichos objetos fueron encontrados dentro de una vasija.
OBJETOS PERTENECÍAN A UN PERSONAJE DE ALCURNIA
El arquéologo Ramírez Castilla puntualizó en su exposición que el conjunto de objetos compuesto por un pectoral en forma de puño símbolo del poder, de un pendiente de calavera símbolo de la vida, la muerte y de honor a los dioses, de un cuchillo sacrificial para ritos, de una navaja de gran calidad símbolo de prestigio y de una fábula de hueso para sostener una lujosa prenda de vestir denotan que en conjunto son las pertenencias de un personaje que mantenía una posición de alcurnia entre la sociedad prehispánica que resguardaba sus preciosas pertenencias en una vasija una especie de un alhajero
Dicho personaje habitaba en la aldea de Las Flores entre los años 1450 y 1500.
RETORNO DE PIEZAS SON UN ACTO DE SOBERANÍA
El arqueólogo investigador del centro INAH Tamaulipas Gustavo Ramírez consideró que la repatriación voluntaria de legado cultural como éste es un acto de soberanía de amistad y respeto que se guarda en Europa y México , y de México y los Países Bajos en particular.
“La ética promovida por el Consejo Internacional de Museos rinde sus frutos, porque muchos museos y coleccionistas privados en el mundo están repatriando bienes culturales que se importaron sin consentimiento a sus naciones de origen y nuestro país se ha beneficiado de ello en los últimos años de manera particular incrementando así nuestro patrimonio cultural”.
REALIZAN CEREMONIA OFICIAL
En la ceremonia oficial asistió el secretario del Ayuntamiento de Tampico, Arturo Balzadúa en representación del alcalde Jesús Nader así como el excelentísimo Sr. Wilfred Mohr, Embajador de los países Bajos en México, la directora del Centro INAH Tamaulipas Tonatzin Silva Cárdenas y el maestro Nelson Romero Flores consúl honorario de Países Bajos en Tamaulipas entre otros funcionarios.
Ahí se hizo entrega de un cuadro que representa de forma simbólica de las piezas que fueron regresadas a México.
Al concluir el acto protocolario, los presentes disfrutaron de la orquesta barroca New Dutch Academy, en un gesto de amistad de Países Bajos con México siendo la primera vez que se presentan en el país.
Formada en La Haya, la orquesta se especializa en la música barroca del siglo XVIII en todas sus formas.
Por Silvia Mejía