No creo que una lectora o lector imagine a una niña de 10 años tomando la decisión de su vida de convertirse en madre a tan temprana edad, ni de 12, 14, 16 o 18 años, ellas son menores de edad.
México ocupa el primer lugar de embarazos en adolescentes, entre los países miembros de la OCDE, con una tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años, de acuerdo con la Estrategia Nacional para la Prevención de Embarazos en Adolescentes, en nuestro país ocurren al año 340 mil nacimientos de menores de 19 años.
Un reporte del Expreso nos informa que el “Embarazo en niñas, es problema latente en Tamaulipas”, con cifras de recientes, del año pasado, dan a conocer que se registraron al mes de octubre, 152 partos en menores de 10 a 14 años. Los datos del 2015 al 2021 demuestran una disminución de la fecundidad en este rango de la población, sin embargo, sigue existiendo preocupación y las autoridades junto con organizaciones no gubernamentales se proponen reducir esta tasa a cero embarazos en niñas.
Hace 5 años, el IMSS emprendió una campaña nacional sobre esta problemática, dando a conocer que “1 de cada 5 mujeres que inician su vida sexual antes de los 15 se embaraza”, también “que ser madre no es un juego de niñas”, esta publicidad borraba la responsabilidad del hombres sobre ese embarazo, también buscaba invisibilizar la problemática de la violación, porque las estadísticas demuestran que las niñas no se embarazan, a las niñas las violan y muchas veces el Estado no les permite interrumpir ese embarazo convirtiéndolas en madres forzadas.
Cada año, en el mundo, 16 millones de niñas y adolescentes se convierten en madres, 1 millón, son menores de 15 años, indica un reporte de la UNAM que habla además de las complicaciones durante embarazo o parto que son la segunda causa de muerte en estas jóvenes madres, y que representa un 50 por ciento más probabilidad de muerte del bebe en el parto o en las primeras semanas de vida. En la mitad de estos casos son embarazos no deseados.
Otros reportes censados por redes feministas mexicanas dan a conocer que el 80 por ciento de los embarazos en niñas o adolescentes está relación con el abuso, las niñas no se embarazan solas y muchas veces son víctimas en su propia casa.
Este problema es mucho más complejo de lo que se indica en cifras, atrás de cada historia hay una niña que trunca su desarrollo integral por el embarazo, que deja la escuela, que debe trabajar y asumir responsabilidades sociales que afectan el pleno goce de los derechos humanos de las infancias. Una niña con un bebe no está jugando, “la maternidad temprana impacta fuertemente en la trayectoria de vida de miles de mujeres” y el Fondo de Naciones Unidas para la Población que “el embarazo en adolescentes es una fábrica de pobres” de mujeres en precariedad a causa de la maternidad no deseada.
Pero el problema no es de las niñas, ni de las mujeres, es el enfoque institucional y social, que, sin estrategia violeta, condena a las madres jóvenes, dejando impunes, la mayoría de las veces, a los hombres que embarazan a las menores.
Por Guadalupe Escobedo Conde