CIUDAD MADERO, TAMAULIPAS.- La familia De la Rosa Ramírez se ha dedicado a rescatar vidas en Playa Miramar, sus integrantes son guardavidas y siempre buscan la forma de garantizar la integridad de los visitantes.
A sus 16 años, Brenda Sugey de la Rosa es la rescatista más joven de México y comentó que a los 7 años casi se ahoga en Miramar, a un costado de las escolleras y que es una de las zonas más peligrosas.
“De hecho andaba en la zona de escolleras, mi papá fue quien me salvó y me dio mucho miedo el mar, como les comento empecé a entrenar con ellos y me fue apoyando”.
A pesar de tener un peso de 45 kilos, en las vacaciones pasadas realizó ocho rescates y comentó que gracias a los cursos de capacitación aprendió a cómo cargar un cuerpo dentro del agua, aunado a la adrenalina y un proyecto a futuro es crear una escuela de guardavidas.
Además de vigilar la playa, lo combina con los estudios, en la actualidad cursa el segundo semestre de bachillerato, ya que una de las condiciones para participar como voluntaria es tener buenas calificaciones y quiere estudiar Mecánica Naval.
Brenda quería que Semana Santa fuera con saldo con blanco, pero no pudo serlo, ya que un turista del Estado de México se ahogó a un costado de las escolleras.
“Queríamos que fuera una Semana Santa con saldo blanco, aunque estuvo fuera de nuestro horario nos tocó verlo, taparlo y ver la cara de la familia, siempre nos lamentamos, pero tampoco podemos ser los dioses del mar, realmente no se puede”.
Otro rescate complicado fue el de un hombre alcoholizado, porque debido a esa condición no lo podía subir a la moto acuática, “nos tocó sacar a dos y apoyar a un compañero y no, al contrario, si algo no me salió bien, me gusta practicar y llegar a la excelencia”.
El papá de la joven, Emanuel de la Rosa es guardavida en Playa Miramar desde el 2002 y la mamá, María Cristina Ramírez Macías, es la secretaria de los guardavidas.
“Tengo 18 años, ingresé en el 2002 como voluntario, dure dos años y en el 2004 me contrataron, de ahí hemos estado pagado, no pagado, antes los ayuntamientos te contrataban solamente por temporada de vacaciones, en invierno te daban de baja y luego te volvían a contrata, después ya estuvimos todo el año”.
Refirió que tiene otros hijos que también son voluntario, pero por cuestiones de escuela se ven imposibilitados de participar de manera frecuente.
“Mi hija tiene un poco más de tiempo, al contrario le exijo más, al estar aquí le exijo calificaciones buenas para estar más tranquilo y que no descuide la escuela”.
María Cristina Ramírez Macías, se dijo orgullosa de Brenda, pese a que en un principio no quería que se desempeñara como voluntaria de guardavidas.
“Soy la que lleva a cabo la entrega de los equipos, revisarlos, la papelería, estar pendiente de los códigos y de ellos y yo soy la mamá de Brenda, se siente un orgullo, al principio no quería, pero la apoyo y para adelante. El equipo que son nueve la quieren mucho, siempre andan detrás de ella y para que sea más que ellos”.
Por Oscar Figueroa
La Razón