TAMAULIPAS.- Habrán de pasar más de 130 años para que el mundo alcance la igualdad entre hombres y mujeres, antes de la pandemia se estimaba que un centenario de años bastaba para que se cristalizara el sueño de toda feminista que busca la igualdad sustantiva, pero el planeta se detuvo y dio marcha atrás a los ínfimos avances que nos avizoraban mejores tiempos.
En el inicio de este octavo mes del 2022, tras dos años pandémicos, el Foro Económico Mundial da a conocer el Índice Global de la Brecha de Género del 2022 y tal como lo pronóstico la ONU, la pandemia, el cambio climático, las guerras y la economía redujeron las oportunidades de mejor desarrollo para las mujeres de todas las naciones. Si antes se creía que en cien años alcanzábamos la igualdad, tras este mal tiempo, aumentaron 32 años a la desigualdad.
El negro panorama que no nos deja avanzar, no es exclusivo del capitalismo, en las estructuras sociales patriarcales se dieron pasos agigantados para atrás, cuando se decidió enviar a las mujeres a casa, a cuidad, educar y limpiar más, se frenaron algunos logros que la lucha feminista daba por conquistados.
En todos los ámbitos públicos y privados, no solo se estancó el crecimiento de la participación de las mujeres, sino que se borraron algunos avances como en las actividades educativas y laborales, en medio de la pandemia, las primeras en dejar estudios y trabajo fueron las mujeres y ahora les será más difícil retomarlos.
La estadística global, que nos aterra con la confirmación de que: “faltan 132 años para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres”, nos asusta más cuando el informe va con la advertencia de que las naciones necesitan crear urgentemente políticas para atajar todos estos problemas estructurales que siguen ampliando la desigualdad.
Esta información es catastrófica, no solo para las mujeres, sino para todas las sociedades, es una mala noticia que no desanima al movimiento feminista, al contrario, nos compromete más en la lucha y en defensa de los derechos humanos de las mujeres, pero esta invisibilizada entre tanto suceso político; cierto registramos un país y un mundo convulso, donde predominan las notas de emergencia, de luto, de conflicto, de llevarnos al mal humor social y al desgano, pero todos deberíamos estar hablando de esto.
¿Qué vamos a hacer ante esta fatalidad? ¿Quién les responderá a las mujeres de las próximas generaciones?