CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- El último voto que correspondió al magistrado Reyes Rodríguez Mondragón distensó una jornada que empezó temprano con una guerra de acusaciones e insultos, y un largo debate jurídico en el Senado.
Pero finalmente se logró lo que parecía imposible: se enfrió el encono, terminaron los encontronazos entre las fracciones de Morena y el PAN, y se atemperaron los reclamos que pretendían cuestionar la elegibilidad de Américo Villarreal Anaya.
Por la Tribuna desfilaron cinco senadores de la oposición equipados con las tarjetas de sus asesores, con las que trataban de soportar la anulación de la elección, mientras los morenistas denunciaron una guerra sucia que, impulsada desde Ciudad Victoria, pretendía inhabilitar al gobernador electo.
Finalmente, Ricardo Monreal asumió su papel de catedrático de la UNAM y como si estuviera en el aula ante un grupo de alumnos alebrestados explicó con paciencia franciscana que la Constitución de Tamaulipas y la Constitución Política de México, eran el irrefutable marco legal que daba sustento a la reincorporación y licencia de Villarreal.
En tono pausado y hasta con cierto sarcasmo leyó artículo por artículo y respondió a las preguntas de sus colegas.
Fue el último de los operadores que defendían la votación de un oficio presentado por el futuro gobernador constitucional para dejar sin efectos su solicitud de reincorporarse a la Cámara Baja.
Cuando Monreal termino su explicación, la Mesa Directiva informó la recepción de un nuevo documento en el que Américo solicitaba licencia.
Casi al mismo tiempo, como si estuviera cronometrado, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación anunciaba en redes sociales, que el magistrado Vargas Valdez había sustituido su proyecto.
A contrarreloj, analizó la solicitud del PAN que pedía declarar inelegible al gobernador electo y la desestimó por considerarla infundada.
Para ello, utilizó los mismos razonamientos jurídicas de Ricardo Monreal, quien volvió a su curul con la tarea hecha.
La enjundia de panistas y morenistas se apaciguó, cesaron los gritos y manoteos, las palabras sonantes y los desplantes de eruditos del derecho de los panistas y los gritos destemplados de los morenos.
La votación fue mayoritaria para que Américo quedara libre de su compromiso con el Senado.
Legisladores protagónicos. autosuficientes, unos con rango de teóricos del derecho como Julen Rementería y Kenia López Rabadan, y otros implacables acusadores como los morenos Antares Vázquez y Nabor Rojas, casi ruborizados, se arrinconaron calladitos en sus escaños.
A partir de entonces, faltaban poco más de dos horas para que iniciara la sesión extraordinaria de la Sala Superior, el momento decisivo de este largo proceso electoral.
Pero la incertidumbre no duró mucho, los primeros magistrados adelantaron sus votos y pronto quedó claro que se ratificaría el resultado.
Uno por uno pronunciaron su “voto en favor”, hasta el magistrado presidente Reyes Rodríguez Mondragón, tan cuestionado por sus vínculos con Roberto Gil Zuarth
Una discusión sobre los términos en que se plantearía el dictamen alargó la conclusión, pero los magistrados pusieron punto final al asunto.
En la plaza del 15, los seguidores de Villarreal festejaron el triunfo a unos metros de Palacio de Gobierno, que a esas horas de la noche lucía más vacío que nunca.
Más tarde el gobernador electo, con el semblante tranquilo y voz pausada mandó su mensaje.
Por Miguel Domínguez Flores
Expreso-La Razón