A los mexicanos que les tocó vivir en el siglo XIX, tuvieron que padecer un enorme número de guerras, invasiones, asonadas, que los mantuvo en zozobra prácticamente desde 1810 en que un grupo de mexicanos reclamó la independencia de México, el país estuvo plagado de confrontaciones armadas, desde la misma lucha de la independencia, pasando por invasiones de otros países, levantamientos, asonadas, etc. hasta noviembre de 1876 que llegó al poder don Porfirio Díaz, que fue cuando empezó una época de paz y crecimiento económico.
Ni el mismo don Benito Juárez pudo darle al país, la paz que logro don Porfirio, y vaya que duro 5 períodos como presidente, de 1857 a 1872, y le hubiera seguido si no es que la muerte le arrebata el poder.
Existe una anécdota que uno o dos días antes de su muerte, el general Ignacio Mejía, a la sazón Ministro de Guerra, preocupado por los signos de mala salud de don Benito, preguntó en quién había pensado para que lo sucediera en el “si llegara el caso” de que muriera. Había el riesgo, le dijo, de que llegara a la presidencia alguien de una corriente política contraria a la suya. Bueno sería ir pensando en un posible sucesor, a lo que don Benito Contestó, yo general, siempre yo. Mostro Juárez de forma inequívoca su gran apego al poder.
Después de la muerte de Juárez, lo sucedió don Sebastián Lerdo de Tejada, que fue presidente de 1872 a 1876, elevo a rango constitucional las Leyes de Reforma y como consecuencia expulsó a los jesuitas y a las hermanas de la caridad. La gente lo veía más con aires de monarca que de presidente. Diaz se levantó en armas bajo el plan de Tuxtepec.
El 24 de noviembre Díaz entró a la ciudad de México y se auto proclamo presidente. Había llegado al poder a través de las armas, como otros antes que el, sin embargo, logro pacificar y hacer crecer al país. Su principal estrategia fue: mucha administración y poca política, se cuenta de otra estrategia que usaba con sus rivales, cuando oía que había descontentos sacaba su dicho “esos pollos quieren mais”.
Don Francisco I. Madero, miembro de una familia acomodada de Coahuila, nieto de Don Evaristo Madero que fue gobernador del estado, con inquietudes políticas, hombre fundamentalmente bueno y bien intencionado, pero sin conocimiento de los teje maneje ni traiciones de la política, por lo que no vio la traición que le esperaba.
En 1908 Madero publicó su libro La sucesión presidencial en 1910 donde emanda elecciones justas y transparentes después de lo que paso en el porfiriato, a su vez convertir a México en un estado democrático moderno con elecciones libres, libertad de expresión y de asociación bajo el lema “Sufragio efectivo, no reelección”.
En uno de sus viajes por el país, Don Francisco se topó con un sujeto que le increpó: “Si tanto quiere usted al pueblo, ¿por qué no reparte su dinero para que todos puedan comprar pan?”, a lo que Madero contestó Los mexicanos, señor, no tienen hambre de pan, sino de libertad. Aunque probablemente lo que los mexicanos seguían queriendo era la paz. Finalmente, el 25 de mayo de 1911 Don Porfirio renunció y dejo el país, pudo haber intentado quedarse por la fuerza, pero hubiera costado muchas vidas, mucha sangre, no quiso eso.
A la renuncia de Don Porfirio y Ramón Corral que era su vicepresidente, Francisco León de la Barra, que ocupaba la Secretaría de Relaciones ocupo la presidencia y organizó las elecciones que ganó Don Francisco I. Madero, entregándole el cargo el 6 de noviembre de 1911.
En febrero de 1913, Victoriano Huerta dirigió una conspiración contra Madero, quien le encargó la defensa de la Ciudad de México durante una insurrección iniciada por los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz conocida como la Decena Trágica donde Madero y Pino Suarez son asesinados, la conspiración fue apoyada por Alemania y los EE.UU.
Con el Plan de Guadalupe, Venustiano Carranza encabeza la lucha revolucionaria contra Huerta hasta lograr que el presidente golpista deje el poder en julio de 1914 y Carranza asuma el gobierno.
Luego de ser votada el 31 de enero, una nueva Constitución es promulgada el 5 de febrero de 1917, marcando lo que se considera el fin de la Revolución Mexicana. Con 1 millón de mexicanos muertos Siguieron algunas revueltas que se pudieron terminar con la fundación del Partido Nacional Revolucionario, donde todos podían aspirar a tener cargos públicos compartiendo el poder, fue el cambio de una dictadura por otra “dictablanda” como la calificó Vargas Llosa. Y básicamente practicar lo que dice la canción “Quítate tu pa quedarme yo”, aunque ya sin una revolución que cueste tantas vidas humanas.
POR FRANCISCO DE ASÍS