¿Cuándo ocurrió? En qué momento decidieron quedarse con todo. México giraría en torno suyo. ¡Qué ego! ¿Únicos e insuperables? ¿Fundadores de una nueva nación? Qué ingenuos. O es algo diferente. Su desequilibrio y voracidad, hoy los ahogan.
El espacio dejó de ser suyo. Faltó Zócalo, como se dijo. Nadie se los escrituró. Palacio Nacional amurallado. ¿A qué le tienen miedo?, vienen de las marchas, acaso sospechan que su retorno a la normalidad ciudadana no será sencillo, ir a un restaurante sin el temor de que alguien les grite. Y, si son derrotados –y es muy factible–, tendrán que guarecerse de los odios que han sembrado. Es miedo el que los llevó a imaginar una tercera sala en la SCJN para apoderarse de ella. Fracasaron. Tienen terror a que un proceso judicial los ponga en el lugar de García Luna. Porque saben de las múltiples corruptelas de sus huestes, saben que la penetración de los narcos por una autorización tácita, no es garantía. Saben que estamos en un reino del cash. Por eso necesitan un fiscal a modo, para no perder el control de las investigaciones.
Están angustiados y por eso recurrieron a la bobada de tapizar las calles con la imagen del hoy procesado, tratando de confundir. Esa angustia los ha llevado a rodearse de los militares, a los que piensan que pueden comprar con prebendas. Saben que han perdido el control de muchas zonas, que sus aliados del crimen organizado no tienen palabra. Miedo porque en las calles andan las familias heridas por cientos de miles de asesinatos, de desaparecidos, heridas porque la negligencia ocasionó casi un millón de muertes. Porque la violencia hacia las mujeres galopa. Heridas porque no hay medicamentos suficientes desde hace cuatro años, pero sí daños irreversibles, como la imposibilidad de realizar implantes cocleares, condenando a muchos niños o a ser sordomudos. No podía ver lo que hacía, me dice angustiado el médico, es una operación muy delicada, de incisiones pequeñísimas, no podía ver porque el microscopio no estaba calibrado. ¿Austeridad? Trabaja en una institución pública. Operar o perder el turno, tal la disyuntiva. Y la hija de Rocío lleva más de dos años esperando una cirugía en Rehabilitación.
Cómo no estar angustiados cuando los traslados presidenciales cada día son más riesgosos, porque hay mexicanos enojados, que dan manotazos al vehículo presidencial, angustiados por las frecuentes rechiflas en los aviones. Ha insultado a muchos, a los ministros, a las clases medias, a los universitarios, a los científicos, a los maestros, a las burocracias, y seguimos caminando juntos, para dar salida a su enojo. De pronto el Zócalo vibró con las palabras de Beatriz Pagés, se trata de una “crónica de un fraude anunciado”. El miedo sí explica la obsesión contra el INE y sus consejeros, ahora la democracia real los amenaza. Están aterrados de perder. Por eso las absurdas descalificaciones contra José Ramón Cossío, como no tienen argumentos a favor del engendro de reforma electoral, se van a la descalificación personal. Faltó Zócalo, pero Cossío nos hizo recuperar la Plaza de la Constitución. A eso fuimos, a recordar y recordarnos que vivimos en un régimen republicano con división de poderes, y que sus legisladores no tuvieron dignidad y aprobaron un paquete normativo que ya está en el museo de las aberraciones procesales, ni siquiera pudieron leer la iniciativa. Porque no pueden aceptar la apertura política progresiva y real, iniciada hace casi medio siglo. No cabe en su caricatura de México. Soy de Tepito, me dice, me gusta lo que escribe, pero sea más duro. Trasnochados ellos, que pasarán a la historia por su intentona de “dictadura constitucional”, a decir de Pagés. Temor a entregar un país con más pobres, más injusto, más enfermo, con cuatro años menos de esperanza de vida. Ésa ya es su herencia.
Pero hay una Suprema Corte y ministros con dignidad.
Por cierto, ¿por qué no estaba nuestra bandera?
¿También le tienen miedo?
Por Federico Reyes Heroles