Relación entre lo que se mira y se siente. Dualidad que se fusiona al contenido de la existencia. La alquimia se establece en la fragilidad de ese instante.
El contacto, el encuentro en la esquina del universo. El universo de dos, la invención constante y fugitiva de la poesía. Escribe Adelaide Crapsey; “Hay tres cosas silenciosa.; la nieve que cae… la hora antes del alba…la boca de uno que acaba de morir.” Esmeralda Crea, escultora italiana, con quien compartí tardes de discusión sobre la vida y el arte me decía con respecto al amor; “El sujeto es mi exmarido, lo colgaría con Magritte y las cosas; “Un saco, una camisa, unos pantalones y unos zapatos grises sobre un cielo azul”.
El asedio sobre lo que se ama, la pérdida de lo amado, la vuelta a las cosas, la simplicidad del arte. El arte objeto más que la humanización es la cosa. El complemento, la colocación en el espacio visual no en el espacio del sentimiento del amor.
En Jean van Eyck el sentimiento de lo oculto está presente en su tabla de su propia atmosfera interior del mecanismo amoroso. Interior que invade las venas del organismo amoroso.
El espacio grandioso donde entra la vista y su memoria como insectos de luz en el universo de la obra; “Giovanni Arnolfini y su esposa”.
Pintada en 1434, en sus símbolos de amorosa conexión de un matrimonio; El arte y la vida. La pintura nos coloca contra la pared, donde el testigo principal es el propio pintor. El perro, la fidelidad, los suecos, entrar descalzo a la casa del Señor, la mano en señal de la cruz y unidas por su amor.
PRIMERA ESTACIÓN:
Leyendo a Suskind en una edición perdida se fusiona el instinto amoroso con el instante festivo donde se calibra el tiempo. La solución de un perfumista misterioso y brutal. Que en su espacio de cristal no vacila en crear el veneno que mata y vive en el elixir sustancial de las existencias entre las luces y las sombras de las matraces de los vivos y de los muertos, insectos en un capelo.
Es la muerte la aleatoria del perfumista en el brebaje del alquimista de la soledad interior. Su Patrick Suskind escribe dentro y fuera del ser humano. Los lectores han leído el contenido de su magia y bebido sus argucias de flores de azar en la muerte en vida
Suskind ha encontrado la fórmula de como morir. Lo único que no sabe Suskind es que ha perdido la esencia para saberse humano. Y muere como un perro. Es un desconsuelo sentirse humano. Ese amor que se comparte en la música y en la poesía, es la poética del cuerpo, de los cuerpos convertidos en esencia de un perfume misteriosos que es la existencia.
SEGUNDA ESTACIÓN;
Giacomo Leopardi, el gran poeta italiano en sus 39 años de existencia poética, es indisoluble de la vida y la muerte “Hermanos, a la par, amor y muerte los engendro la suerte, otras cosas más bellas no tiene el mundo aquí ni las estrellas”, Se disuelve la armonía en un espíritu lirico. Una lengua intensa y dolorosa. Vulnerable es el que ama, fuerte y claro para las pasiones que busca; “Si existieras igual que yo te pienso y alguien te amase, para él será la vida más dichosa”.
Leopardi en su poema “A Su Dama”, ensambla solo la existencia con su amada en condición de iguales. Casi imposible, no encuentra la esquina, la fragilidad del encuentro donde se cultiva el amor. Los torrentes de amor, el viento áspero de la experiencia amorosa.
Adivina que para el otro seria el amor dichoso. El instante se cumplirá para el otro, el invisible rival. Y deja un recado en “A Silvia”, Canto XX1: “Y no viste la flor de tus años, no acaricio tu corazón el grato elogio de tu pelo negro.”
George Bataille en un libro desbordante de erotismo poético “Lo Imposible”. Entrevera el cauce de las palabras de la soledad amorosa; “Deambulando por los corredores helados del hotel del ferrocarril, distinguiendo apenas las diferencias entre las luces de la clínica, ya nada es real, y la oscuridad definitiva, es la muerte.
El límite de mi rabia para interrogar. Este mundo me había dado y quitado, lo que yo amaba…- pensé que quizá estuviera descompuesto el teléfono. Me levante me puso el abrigo y baje la escalera en el fondo del corredor experimente el sentimiento de que por fin me encontraba a mas ala de los limites humanos, agotado, sin posibilidad de regreso. Los limites humanos dice Bataille, su testimonio es doloroso, sabe que está en el vacío y sabe que el instante se prolonga sin posibilidad de regreso.
Poco conoce el gran público las cartas de Segismund Freud son un paréntesis de la agitada vida de este extraordinario hombre, publicadas en la colección de la Nave de los Locos, de Premia editora, “Cartas de Amor”,, parte de la alquimia de existencia de un hombre., cazador del interior humano. Escuchemos al Maestro que le escribe casi al oído a su amada;“Mi amada Niña , Hoy hace un mes que mis ojos te espiaban mientras estabas sentada en la terraza de tu casa de Phillipp, cuando aún no nos conociamos, si me permites una petición te ruego que no seas taciturna ni reticente conmigo, sino que compartas conmigo cualquier infortunio que podamos superar y soportar juntos como amigos y buenos compañeros.
Siempre he actuado así, a veces, como consecuencia de tu naturaleza delicada, y tú me has dicho que estabas de acuerdo con mi forma de ser, Si al obrar así te he causado alguna molestia, sé que mis esfuerzos por compartir contigo íntimamente ha sido posible y me alegra que haya caído en tierra baldía. Si esto puede considerarse egoísmo, hay que pensar que, el amor después de todo, solo puede ser así.” Freud escribió más de 1500 cartas a su novia.
Las cartas freudianas son una alegoría de la riqueza y bondades del gran psicoanalista. Traducen un rostro infantil y una naturaleza abierta a la autocritica.. Es un amor casi platónico en los que juegos verbales de un rico contenido amoroso. Esta carta en escrita en Viena en 1885, le escribe a su enamorada; “Mi preciosa Mujercita; “Si” de tu última carta como lo estuve con la primera. Hagamos las cosas como tú quieres yo me hare cargo, de las preocupaciones”.
En otro texto sobre el “Delirio y los Sueños en Gradaba” de W. Jensen, Sigmund Freud hace un comentario crítico sobre la obra de Jensen. Imagen Pompeyana. “Gradaba puedes corresponder al amor que se sabe desde la inconciencia hasta la conciencia…..La propia Gradiva ha sido objeto del amor anterior reprimido y su persona ofrece inmediato a la tendencia amorosa liberada un objetivo deseable”.
Gradaba de W. Jensen, Grijalbo, Barcelona.
TERCERA ESTACIÓN;
“Quien podría discutir que los deseos se suelen orientarse prepondera mente hacia el futuro” diría Freud en Gradiva. Los sueños enmarcados listos para saltar como gatos en la noche. Los sueños diurnos de los peros urbanos. Los mejores sueños son los gatos cazadores anónimos.
En el Libro de U, atribuido a U de Akinar, alquimista sedentario del Siglo. su lectura es casi anónima. Traduce un retrato vivo de sus personajes enlazados en la sombra. Su trama esta engarzada en los ideales de humor negro de Patrick Susking. Por lo simbólico encontramos un relato de U De Akinar, El Libro de Lu. Editorial, Acqua, Madrid, analogía con la obra de Pablo Picasso en las imágenes de palomas de corte cubista e iconografía de Magritte el fundamentalista pintor surrealista una de las caves del surrealismo Daliano.
La trasposición de imágenes abundan al igual que una tela de Magritte en las que los rostros se recortan en el viento o el mar.. Un texto como si los personajes fueran recortados figurones que están en la recamara y amanecen en la mesa de desayuna frente a la ventana, El texto se contrapone y se justifica en un collage de cosas y de caras que balbucean como robots humanizados por el color o por la escritura del autor.
El rostro de Lu, aparece como una lámpara de ficción, casi al centro de la mesa, como si articulara desde allí su voz entre las cosas. Las imágenes se saturan de imágenes, cada mirada es una imagen en un relato de lo real desde la ficción de la escritora o escritor que es Akinar o tal vez el propio Patrick Susking.
Esta captura de imágenes que actúan como cartas poéticas, parecen no tener sentido, pero si se les barajea más despacio podemos encontrar líos códices de sus secretos.
No es una lectura criptica porque en tanto esconde secretos discursivos, es más que nada una ambientación surreal y viva de lo que si existe en los sureños perdidos durante en el día y la noche larga.
POR ALEJANDRO ROSALES LUGO