Aunque el proceso electoral comenzará formalmente dentro de cinco meses, todos los grupos políticos del estado ya están en acción para posicionarse de cara al 2024.
Para Tamaulipas será una elección de gran calado: salvo la gubernatura del estado, todos los demás cargos selectivos estarán en disputa. Más de 2.7 millones de tamaulipecos podrán salir a votar por el Presidente de la República, los senadores, ocho diputados federales, 36 diputados locales -22 de mayoría y 14 plurinominales- y los 43 alcaldes.
Ahí radica la importancia de esta cita con las urnas. Muchos de los cuadros que quieren aparecer en las boletas lo hacen pensando ya en el 2028.
Es decir buscan posicionarse en puestos que los catapulten a una posible inclusión en la lista de prospectos para la sucesión gubernamental.
La competencia por el Senado despierta mucho interés, sobre todo si se considera, que desde ahí han surgido los dos últimos gobernadores de la entidad, Francisco García Cabeza de Vaca y Américo Villarreal Anaya se subieron a la competencia inmediatamente después de ganar una elección federal.
En Morena el proceso interno podría ser una reedición casi calcada de la lucha por la candidatura a la gubernatura que se dio en el invierno del 2021. Como aspirantes al Senado se perfilan personajes como José Ramón Gómez Leal, Mario López Hernández, Carlos Canturrosas, Maki Ortiz y Héctor Garza.
Pero el paisaje político de la 4T no es el mismo que se vivía hace apenas dos años. A esa lista habría que sumar a Américo Villarreal Santiago, cabeza visible de la llamada Avanzada tamaulipeca, un grupo político de reciente creación que ha incrementado su activismo en las últimas semanas, y que se ha convertido en un brazo territorial de Morena y sus aliados como el Partido Verde, que recientemente nombró a Marco Batarse Ferrel -segundo al mando de la agrupación- como su Secretario de Organización en Tamaulipas.
La lucha de Morena por retener sus posiciones en el Senado tiene características muy particulares. El proceso interno para seleccionar a sus candidatos se tornó más complejo con el fallecimiento del senador Faustino López, lo que obligó a llevar a cabo una elección extraordinaria, y seleccionar a un candidato para que ocupara esa posición por menos de dos años.
Así, José Ramón Gómez Leal, terminará el periodo para el que originalmente había sido electo el doctor Américo Villarreal, y a estas alturas ya nadie duda que buscará volver a aparecer en la boleta para posicionarse otros seis años en la Cámara Alta.
“JR” ha presumido ser el político de Morena mejor posicionado en las encuestas, para lo cual le ha ayudado la estructura de servidores de la nación que operó durante su paso al frente de la Delegación de Programas Federales. Recientemente, el senador cuyo parentesco político con el ex gobernador Cabeza de Vaca lo mantiene siempre en el ojo de las críticas, apostó todas sus fichas al proyecto presidencial de Adán Augusto López.
Su cercanía con el Secretario de Gobernación habría significado la última ayuda que necesitaba para conseguir la candidatura, pero también para mantener cierto grado de influencia en la 4T.
Por ejemplo, le alcanzó para sostener a personajes de su confianza en posiciones relevantes, como Honorio Cortazar en la delegación del Infonavit.
Durante varios meses trascendió que el nombramiento de Carlos Canturosas para esa posición estaba listo para ser aprobado en el Consejo de la Institución, pero las gestiones de “JR” lo impidieron. Carlos Canturosas también estaría dispuesto a buscar la candidatura para el Senado. Quien fuera el coordinador de la campaña de Américo Villarreal encabeza junto a su hermana Carmen Lilia Canturosas, al grupo político más poderoso de Nuevo Laredo, al que seguramente no le regatearán la posibilidad de extender su mandato otros tres años el frente del municipio. Los Canturosas son uno de los liderazgos regionales más sólidos con que cuenta Morena, cuya estructura partidista aún se percibe modesta.
En la frontera también destaca la presencia de Maki Ortiz, la ex alcaldesa de Reynosa que dejó esa posición en manos de su hijo, Carlos Peña Ortiz.
La reynosense ha demostrado desde hace varios años, un control político casi total en su terruño. Aún hoy, mantiene bien aceitada una estructura territorial con apoyos económicos que rebasan por mucho los montos de los programas de bienestar, por ejemplo.
Esa condición le permitirá a los Peña Ortiz mantener su predominancia en la región. Carlos Peña no tendrá problema para volver a aparecer en la boleta como candidato para la alcaldía, y Maki Ortiz volverá a registrarse como aspirante a la senaduría.
A 88 kilómetros de ahí, gobierna Mario López Hernández, quien fue el más serio contendiente de José Ramón Gómez Leal para participar en la elección extraordinaria y al no obtener la candidatura volvió a presidir el Ayuntamiento.
“La Borrega” también puede presumir de sostener el control político de su municipio, pero ahí hay otros grupos en pugna que buscarán posicionar candidatos en el proceso electoral del 2024. El candidato del alcalde es el Secretario del Ayuntamiento, Carlos Ballesteros, pero desde otras latitudes se impulsan a personajes como el diputado local, Alberto Granados, o hasta la Secretaria de Finanzas, Adriana Lozano.
PELEA POR LAS ALCALDÍAS
La competencia por los ayuntamientos también tiene sus particularidades, sobre todo en aquellos municipios donde los presidentes municipales ya no pueden reelegirse.
En ciudades como Victoria o Altamira, los ediles parecen llevar mano para reaparecer en las boletas para buscar un trienio más, pero en otras localidades, la guerra interna puede subir de tono. Tampico, por ejemplo, representa un territorio muy preciado por todos los partidos políticos.
El PAN difícilmente querrá perderlo, y para ello el alcalde Jesús Nader ha enviado señales sobre quienes son sus prospectos para recibir su estafeta.
Destacan entre los hombres el Secretario de Servicios Públicos, José Schekaibán, y el diputado local, Edmundo Marón. Y por las mujeres despunta la diputada federal, Rosa María González Azcárraga.
En Morena la competencia luce menos tersa. Ahí, son tres mujeres las que suenan como posibles candidatas a la alcaldía: la Secretaria del Trabajo, Olga Sosa, quien iría por su segundo intento; la presidenta de la Junta de Coordinación Política, Úrsula Salazar Mojica, y la regidora, Mónica Villarreal Anaya
Fuentes internas de Morena aseguran que el método de selección será el de las encuestas, y de ahí se elegirá a quien tenga más posibilidades de competirle al PAN.
En el vecino Madero, la situación es similar. Adrián Oseguera ya no puede optar a otro periodo, por lo que estaría preparando una sucesión que le permita dejar en la presidencia a alguien de su confianza. Hasta donde se sabe, el elegido sería el actual Tesorero del municipio, Carlo González. Pero igual que en otras partes del estado, hay grupos de Morena empujando para acomodar a otros candidatos, por lo que en el caso del municipio petrolero, podría suscitarse un encontronazo entre el edil actual y el diputado federal, Erasmo González Robledo, quien ya desplegó una campaña en las colonias de la ciudad para posicionarse de cara a la selección de candidato. Por otra vía, también empuja el actual delegado de Bienestar, Claudio de Leija.
EL ENFRENTAMIENTO EN EL PAN
Como puede verse, el entramado político del estado es complejo. La oposición, reagrupada en torno a la alianza Va por Tamaulipas, no tendrá un día de campo para nombrar a sus candidatos.
Las heridas que dejó la elección del año pasado siguen abiertas y el PAN ha entrado en un proceso de ebullición en el que se percibe la competencia de tres grupos: el de Francisco García Cabeza de Vaca, el de César “Truko” Verástegui y el de Jesús Nader.
El primero, aferrado no solo a mantener el control del partido, sino a seguir influyendo en la agenda pública de Tamaulipas, con la clara intención de entorpecer el funcionamiento de la nueva administración. Para ello tiene herramientas suficientes: mantienen bajo su poder el manejo de la Fiscalía General de Justicia, la Fiscalía Anticorrupción, el Supremo Tribunal de Justicia, la Auditoría Superior del Estado, entre otros organismos que además de blindarse, les dan la oportunidad de volver a enderezar una cacería judicial contra adversarios políticos.
Entre algunos círculos panistas alejados ideológicamente del cabecismo, hay temor de que así como en el pasado se amedrentó a los morenistas, ahora se utilice el mismo aparato para presionarlos a ellos en la antesala de la designación de candidatos. Mientras el ex gobernador amaga con sus aspiraciones presidenciales, se afirma que su verdadera pretensión -mucho más realista- es aparecer en las primeras posiciones de la lista de plurinominales para asegurar un lugar en el Senado, y con ello, el fuero anhelado.
La apuesta para aparecer en las boletas sería nuevamente Ismael García Cabeza de Vaca, quien ya perdió la elección en el 2018. En el otro extremo político del panismo, aparece el grupo de blanquiazules de mayor tradición cuyo bastión está en el sur de Tamaulipas y que actualmente es encabezado por el alcalde de Tampico, Jesús Nader, a quien también se puede considerar un aspirante al Senado.
Su posición como el presidente municipal mejor evaluado del país le permite además de levantar la mano para la candidatura, convertirse en un referente para que los panistas de mayor arraigo recuperen el control del Comité Directivo Estatal del partido, que actualmente está en las manos de Luis René Cantú.
“El Cachorro” ha dado suficientes muestras de estar bajo las órdenes de Ismael García Cabeza de Vaca, como en el trato que ha dado a las diputadas panistas que decidieron dejar la bancada por no comulgar con las formas de hacer política de los cabecistas.
En respuesta a su decisión, esta semana el senador Ismael les lanzó ataques verbales y hasta las responsabilizó de la seguridad de su hermano.
En sus diatribas, el legislador incluyó a Nora Gómez, la actual presidenta del Comité Directivo Municipal del PAN en Tampico.
En medio de estos dos grupos, está el de “Truco” Verástegui, a quien en realidad muchos ven relanzando una alianza con el cabecismo.
El ex Secretario General de Gobierno desplegó desde hace algunas semanas una abierta campaña para posicionarse de cara a la elección por el Senado. Para ello, trascendió, apuestan a que la candidatura se otorgue a través de una encuesta -al estilo de Morena- para ver quién es el mejor posicionado.
En ese contexto, según sus asesores, “Truco” llevaría la ventaja porque apenas el año pasado realizó su fallida elección por la gubernatura del estado. Más allá de quien sea el candidato elegido, las estadísticas que tiene en sus manos el Comité Ejecutivo Nacional no son positivas para ellos, pues en este momento, las preferencias electorales en Tamaulipas siguen claramente inclinadas a favor de Morena.
TAMAULIPAS: OBJETO DEL DESEO
La lucha política en el estado se realizará en el marco de un proceso electoral decisivo para el futuro del país, en el que está en juego la continuidad de llamada Cuarta Transformación, o un giro hacia la oferta de la oposición cuyo principal propuesta es detener lo que consideran dañino para las instituciones de la República. La competencia interna de las “corcholatas” en Morena ya tiene sus reflejos en Tamaulipas.
Claudia Sheinbaum es la candidata de la Avanzada tamaulipeca, que ha tomado su representación en la entidad. Pero hay otros grupos que también apoyan a Marcelo Ebrard, y a Adán Augusto, cuyo principal representante es José Ramón Gómez Leal.
En la alianza PRI-PAN-PRD aún son muchos y muy variados los aspirantes, entre los cuales busca incluirse el ex gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, aunque todavía no es tomado en cuenta en las encuestas que se han publicado a nivel nacional, y en las que aparecen como principales contendientes otros personajes como Santiago Creel, Enrique de la Madrid, Claudia Ruiz Massieu y hasta Lilly Téllez.
Con 2.7 millones de votantes, Tamaulipas no está entre las entidades más atractivas electoralmente hablando, pero en los últimos años ha quedado claro que su situación económica, geográfica y social genera mucho interés para los grupos de poder económico y político del país. Sus 17 puentes internacionales, incluidos los que aportan la mayor cantidad de impuestos para la República por el número de importaciones y exportaciones que albergan, se han convertido en un incentivo importante para los actores económicos más influyentes, incluidos los grupos de poder fáctico criminales que desde hace décadas se disputan el control de esos territorios.
Lo mismo ocurre con los puertos tamaulipecos, de Altamira y Tampico, además del de Matamoros que está en desarrollo. El mismo interés despierta la industria energética que vivió en los últimos años un boom de inversiones y desató al mismo tiempo todo tipo de artimañas política -y criminales- para sacar una tajada de ese pastel millonario. Tamaulipas es también el punto más empleado por los traficantes de migrantes para cruzar personas a los Estados Unidos, lo que se ha convertido en uno de sus negocios más lucrativos.
Todos estos factores explican por un lado la crisis de violencia que ha vivido la entidad durante años, y por el otro, el interés que despierta a nivel nacional este territorio de la República. Por eso, el pronóstico de los especialistas para el próximo proceso electoral es que se reedite la guerra sucia que se desplegó en la elección del 2022. Una lucha de lodo en la que influyeron grupos de poder nacionales que buscaron a toda costa mantener el control político de Tamaulipas.
En esta ocasión las circunstancias son otras, pero las ansias de poder son las mismas.
CONGRESO: LA CLAVE
DE TODAS LAS POSICIONES DE ELECCIÓN POPULAR que estarán en juego, las 36 diputaciones locales se pelearán palmo a palmo. En ambos bandos saben que ahí está la clave para desatorar la gobernabilidad para los próximos tres años de la administración estatal, o para seguir entorpeciéndola.
Actualmente, el grupo parlamentario de Morena tiene 16 diputados lo que lo convierte en la bancada con más representantes, pero no está ni cerca de la mayoría calificada que necesita para sacar los temas más relevantes de su agenda.
El PAN tiene 13 diputados, luego de la separación de su bancada de tres legisladoras que se declararon sin partido: Danya Aguilar Orozco, Linda Mireya González y Sandra Luz García Guajardo, quienes han votado a favor de Morena en algunos de los asuntos que más les interesan.
El PRI tiene tres diputados, aunque uno es “cedido” por el PAN, y Movimiento Ciudadano tiene a Gustavo Cárdenas, que en los hechos es un aliado de Morena. Esta compleja distribución de las curules ha impedido que el nuevo gobierno de Américo Villarreal pueda retirar a funcionarios cabecitas de algunos organismos fundamentales como la Fiscalía General de Justicia, la Fiscalía Anticorrupción o la Auditoría Superior del Estado.
La clave para Morena es conseguir 24 escaños, los necesarios para reformar la Constitución -aunque para ello también se requiere el aval de la mayoría de los municipios- y para hacer modificaciones en los organismos autónomos. Por ello, la selección de candidatos para los 22 distritos locales y la confección de la lista de representación proporcional será fundamental. Sobre todo para que no les vuelva a ocurrir lo mismo que en la presente legislatura, en la que cuatro diputadas que ahora se encuentran en la bancada panista llegaron originalmente al Congreso bajo las siglas de Morena. Se trata de Lidia Martínez, de la región de El Mante, Nancy Ruiz Martínez de Altamira, Leticia Vargas de Ciudad Madero y Leticia Sánchez Guillermo de Matamoros, quien tiene el récord de haber cambiado de bancada ya en tres ocasiones.
POR STAFF