19 abril, 2025

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Los Avilés: una familia muy padre

Carlos Avilés Arreola abre su corazón y recuerda a su padre, el gran Carlos Adrián Avilés Bortolussi, la voz de #CdVictoria; además, habla con orgullo de su hijo Alex, quien acaba de romper récord mundial en Atletismo para personas con Síndrome de Down. #FELIZDÍA DELPADRE

Son las 8:35 de la noche, Carlos Avilés Arreola se encuentra en la sala de espera del Aeropuerto de Monterrey, Nuevo León. Está impaciente, sobre todo por que en unos minutos, podrá ver y abrazar a uno de sus cuatro hijos, Alex.

El menor de sus retoños, acaba de hacer historia en París, Francia, pues triunfó en el evento internacional más importante de Atletismo para Personas con Discapacidad, donde ganó dos medallas de Oro, en los 100 y 200 metros planos, y además rompió un récord mundial. Comienza a haber movimiento en la sala, y por fin aparece Gabriel Alejandro, se miran fijamente, y se funden en un fuerte abrazo.

“Él llega y me dice ‘Hola, Pa’”. Carlos sonríe y le dice a su hijo “Son mías las medallas”, Alex dispara una sonrisa tímida y tajantemente dice que no, “Las medallas son mías”.

“Cada vez que él gana medallas yo digo que son de toda la familia y de sus entrenadores, han sido casi seis años de entrenamiento diario, en ocasiones cuatro horas al día y también los sábados o en Navidad y Año Nuevo…”. “…Ese segundo que bajó de un año para el otro en los 100 metros planos, son cuatro horas diarias de trabajo, muchos días de preparación para bajar un segundo en su marca, y es ese segundo el que lo hizo tener el récord del mundial”.

Junto a Silvia Eugenia, la madre del campeón mundial y quien lo acompañó hasta París, emprenden el retorno hacia su querida ciudad Victoria, un lugar, que un día, fue “Una Ciudad Limpia, Ciudad Amable”, frase que, hizo inmortal el gran Carlos Adrián Avilés Bortolussi, el padre de Carlos y el abuelo de Alex. Don Carlos Adrián, es un icono en la capital de Tamaulipas, es recordado como “La Voz emblemática de Victoria”, transmitió de manera ininterrumpida durante 47 años su programa “Alegría Matinal”, donde realizó mucha labor social y daba frases con su inigualable tono de voz para impulsar a la población a salir adelante.

Avilés Arreola, recuerda que “Crecer al lado de mi padre fue algo muy especial”, en su infancia, “Era muy agradable ir caminando y ver la popularidad que tenía mi padre, mucha gente se acercaba a saludarlo, pero también tardabas mucho tiempo en llegar al Estadio, a la Iglesia o la Plaza, por que se detenía cada cinco metros a saludar a alguien, era un influencer, como los de hoy”.

Una de las cosas que marcaron la vida de Carlos, fue el día que acompañó a su padre a su trabajo, en la ORT, “Nuestra casa estaba en el 12 Hidalgo y Juarez y la radiodifusora en el 13 Juárez, me iba con él y, -¿cómo decirlo sin echarlo de cabeza?-, a veces él me ponía a inventar saludos…” “…Me decía que le pasara una lista con los nombres de mis amigos o algunos de mis maestros y él los leía al aire; luego me explicó que eso era para motivar a qué más gente hablara, yo estaba maravillado, eso inconscientemente fue creando en mi una vocación”.

En el 70, durante el Mundial de Fútbol que se jugó en México, “Yo era su corresponsal, desde la casa, me ponía a ver en el periódico la información del día, me llamaba por teléfono y yo daba la información del Mundial para el programa de radio, tenía doce años y me sentía muy importante”.

Carlos lleva 25 años como locutor, uno de sus programas más exitosos es “La Música que Hemos Visto en el Cine”; Avilés Arreola recordó que el día que tuvo su primer programa de radio, “Mi padre me dijo tres cosas: Me da mucho gusto, Te habías tardado y -la tercera la recuerdo con mucho gusto-, me dijo ‘eres un chingón’”.

Don Carlos Adrián Avilés Bortolussi nació en Ciudad Madero, en la Barra de Santa Cecilia, donde se juntan el mar y el río, pero “Él lo dijo al final, a Victoria llegó muy joven, aquí aprendió a trabajar, a vivir, a amar y a ser padre de familia”.

Dentro de sus amores por la ciudad, había uno muy especial, Correcaminos, “Él era muy entregado a todo, siempre dijo que le iba a las Chivas, pero que cuando conoció a Correcaminos él pasó a ser seguidor de la UAT, donde se convirtió en la voz oficial en el Estadio”.

Carlos reflexiona y afirma que su padre fue un ser tan especial, que hasta las fechas que marcaron su vida, las seleccionaba él o el destino.

“A mi padre le detectan su cáncer el día de los inocentes, el 28 de diciembre del 2004, se nos dice que le quedan seis meses de vida; en sus últimos meses de vida, cuando la enfermedad lo tenía muy débil, él hacía el esfuerzo para ir al programa de radio, eso era lo que lo mantenía vivo y le daba fuerzas para seguir luchando”.

“Lo interesante es que él murió un 24 de junio, alguien nos dijo, ‘tú padre quiso esperarse a que pasara el Día del Padre, para morir’, su cuerpo aguantó para pasar esa fecha con nosotros, fue una cosa impresionante estar ese día con él”.

Tras la muerte de Don Carlos, “Fue otra cosa impresionante ver la cantidad de gente que lo acompañó, tanto en el Hospital General, donde falleció, como en el velorio y en la misa en catedral” Las enseñanzas y ejemplo que Carlos Aviles Arreola obtuvo de su padre, están guardadas en su corazón, y sin duda que han sido fundamentales fundamentales para formar a sus hijos Erika Mariana, Andrés Darío, Carlos Adrián y Alejandro, y para encarar con amor y fuerza, todos los retos de la vida.

Cuando nació Alex, existía la sospecha de que tenía síndrome de Down y en Junio del 2004, se los confirmaron. “Saliendo del hospital infantil, mi esposa iba llorando, yo también lloré un poco, y le dije ‘¿Quieres llorar?, vamos a hacer una cosa, vamos a llorar hoy, y mañana nos ocupamos en cómo vamos a apoyar a Alex, no quiero agregar nada más, ahorita estamos viviendo estas medallas de Oro y con récord Mundial, junio sigue siendo un mes importante en nuestras vidas”. Carlos Avilés Arreola no se quiso despedir sin recordar una frase que un día le dijo su padre: “Todo papá tiene la obligación de subir a sus hijos sobre sus hombros, no solo para jugar, sino para permitirle a los hijos estar más altos y tener un horizonte más amplio”. Por que así es la cosa.

POR DANIEL RÍOS

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