Gracias a la determinación del Tribunal Electoral de Tamaulipas, el próximo periodo legislativo comenzará con Morena al frente del Congreso de Tamaulipas, a través de la presidencia de la recién creada Junta de Gobierno.
Si hasta hace algunas semanas, las bancadas del PAN y del PRI podrían alegar que el nuevo órgano de dirección carecía de legitimidad, ayer los magistrados se la brindaron.
Así pues, el Congreso reiniciará actividades como concluyó el anterior periodo, con el PAN reducido a un papel secundario.
Falta ver cómo utilizará la bancada de Morena esta nueva oportunidad que les cae del cielo para avanzar en las prioridades legislativas de la Cuarta Transformación.
Se imponen algunas como primeras en la lista.
1) Destrabar el entramado legal que le ha permitido a Raúl Ramírez Castañeda, aferrarse a su cargo como Fiscal Anticorrupción.
A estas alturas ya es evidente que mientras el abogado permanezca en esa posición, no avanzará ninguna de las denuncias presentadas por la actual administración contra ex funcionarios que incurrieron en corrupción.
2) Tomar el control de la Auditoría Superior del Estado, no para poner un titular que responda a los intereses de Morena, pero sí uno que no forme parte del equipo de contención del cabecismo. Jorge Espino Ascanio como Auditor seguirá operando como hasta la fecha: en favor de quienes por intereses personales o políticos, gozan de su manto de protección.
3) Derribar el absurdo blindaje que se impuso a la Constitución de Tamaulipas, que no puede ser reformada sin el aval de la mayoría de los 43 Ayuntamientos del estado, sometiendo así al Poder Legislativo a los designios de los alcaldes.
La mayoría calificada que necesitan, ya no se ve tan lejana como hasta hace algunos meses, pues algunas circunstancias políticas como la creación de la bancada sin partido, han jugado a su favor.
Sobre todo, porque en el ambiente circula con insistencia la versión de que más de un diputado del PAN está listo para votar a favor de la 4T en algunas de las iniciativas que más les interesan.
La reducción del panismo a este rol secundario que ahora le corresponde, fue evidente ayer con su intento desesperado por posicionar la narrativa de una supuesta amenaza a la magistrada cabecista, Blanca Hernández, para que no votara en la sesión del Tribunal Electoral.
Al final, resultó que la magistrada no participó porque estaba en Morelia como participante en un evento organizado por la Asociación de Tribunales Electorales de la República Mexicana.
Esta táctica fallida del panismo vino acompañada, cuando ya se había dado a conocer la resolución del Tribunal, de un comunicado en el que mostraron su “rechazo” al fallo por considerarlo incongruente.
En el texto cuestionaron con dureza al mismo Tribunal al que hace un par de meses, reconocieron por haberles dado la razón en su pelea por la Junta de Coordinación Política.
Nada nuevo en su actitud.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES