“Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!” Amado Nervo
LO CLARO. La custodia permanente del patrimonio del saber (llámese así al conocimiento, al lenguaje, a la ciencia universal y a la cultura) corre al cargo de las bibliotecas y sus bibliotecarios.
El saber es un tesoro invaluable que amerita un celo férreo que en su particularidad, corresponde a la academia brindar ese espacio y guarda.
La Universidad Autónoma de Tamaulipas lo entiende de esa manera y certifica sus fuentes de saber, las bibliotecas centrales de Victoria y de Tampico, a través de las agendas de trabajo con el Consejo de Acreditación de la Comunicación y las Ciencias Sociales, A.C. CONAC.
Vaya compromiso el velar por el mayor cúmulo de desarrollo guardado en el seno de este celoso gendarme, en forma de institución educativa. Y que es de todos y al alcance de sus necesidades de conocimientos.
El dinero puede perder valor en el tiempo. El saber es crecimiento de inteligencia y espiritual progresivo y generacional. LO OSCURO. Veamos un breve listado de ‘famosos’. No se aburrirá… Amado Nervo, Rosario Castellanos, Octavio Paz, Sor Juana Inés de la Cruz, Ramón López Velarde, Justo Sierra, Salvador Novo… ¿le dicen algo sólo los nombres? ¿Y si los empatamos con estos otros? Gabriela Mistral, Mario Benedetti, Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez. Diremos en conclusión.
Que los primeros son exponentes de la poesía lírica, prosa, verso y en general de la rica cultura literaria mexicana.
Que los segundos en gran similitud con los antes mencionados, son sus pares latinoamericanos. nicaragüenses, colombianos, uruguayos, chilenos, peruanos, argentinos.
Y todos, más allá del género por el cual imprimieron sentimiento y pasión a las letras que nos permiten evocar al amor y los más puros sentimientos desde la bella escritura que nos han legado, todos apuntan a un asunto similar.
Pertenecen al siglo pasado. Y anteriores. Y… ¿eso qué? Eso, apreciado lector, es el pasado. Aún tuvimos el grato tiempo de cursar los más, el sendero del aprendizaje disfrutando las letras inspirativas de ‘En Paz’, de Amado Nervo.
Del ‘Llano en llamas’ de Juan Rulfo; de la ‘Canasta de Cuentos Mexicanos’ del gringo B. Traven. Conocimos el mundo desde la perspectiva de la poesía y las bellas letras.
Estudiantes que se convirtieron en dramaturgos y a los pupilos nos legaron su embeleso por la vida.
Muchos de ellos, maestros de la educación que compartieron sus conocimientos y se trasformaron en tesoros que aún disfrutamos.
Rosario Castellanos murió en 1974; Pablo Neruda en 1973. Mistral en el ’57. No existen nuevos talentos que presuma la nueva forma de educar en México y en el mundo.
Hoy la Educación al cargo de las autoridades; de maestros y gobernantes, tienen en la mira intereses distintos que la educación y el progreso. Ahora la educación forma trabajadores con las aptitudes mínimas necesarias para contribuir con el impuesto que haga mover la maquinaria de la globalidad.
Vivimos más lejos que Cien años de Soledad de la educación que México merece y reclama. Paros, huelgas, legítimas en virtud de sus derechos laborales. Pero incongruentes con la formación histórica de las juventudes que no sueñan con ser poetas ni amantes de las bellas letras.
¿Quién conoce que haga vibrar a su pueblo encomiando a amar a sus semejantes y a su patria como Bocanegra y su Himno Mexicano?
COLOFÓN: Apenas a Sor Juana la conoce el mexicano, porque va de salida de los billetes de doscientos. Los más avezados, por la calidad de sus poemas muy liberales y liberados para su época.
¿Qué esperan los pequeños de sus maestros en la educación elemental? ¿Conocer acaso que Pedro Páramo –de Juan Rulfo- trata en una prosa paradójica la vida de un pueblo perseguido en tiempos cristeros, donde todos tenían el mismo apellido y enseña, desde la primera infancia el enfrentar los sentimientos del duelo por la partida física de los seres amados? O esperar al viernes mensual de asueto por la marcha sindical.