Después del descanso navideño, en su primer programa de 2024, Ciro Gómez Leyva llegó con la espada desenvainada y arremetió con tres ministras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Al referirse al discurso de la nueva ministra Lenia Batres en su incorporación al pleno de la Corte, el pasado 5 de enero, Ciro mencionó “Parecería que ella [Lenia Batres] va a ser la ministra número tres, tres de tres, que en realidad son secretarias, le toman el dictado, como lo hace la ministra Yasmín Esquivel, como lo hace la ministra Loretta Ortiz y como, al parecer, lo hará Lenia Batres, le toman el dictado al presidente López Obrador y votan lo que el presidente López Obrador quiere”, Decir que las tres ministras sólo escriben (y votan) lo que les dicta el presidente Andrés Manuel, es una clara descalificación a su capacidad y trayectorias profesional y política; tildarlas de “secretarias” es subordinarlas, y olvidar que forman parte del máximo órgano jurisdiccional cuyas decisiones son inatacables.
Sin duda, las palabras de Ciro constituyen un acto de violencia política en razón de género, pues, si bien es cierto, los estereotipos afectan tanto a hombres como a mujeres, tienen mayor efecto negativo en ellas, dado que históricamente la sociedad les ha asignado roles invisibilizados en cuanto a su relevancia y aportación a la sociedad, y jerárquicamente considerados inferiores a los roles de los hombres. Por lo que, con la expresión “en realidad son secretarias, le toman el dictado […] al presidente López Obrador”, a las ministras se les está asignando un rol, una característica o un valor a partir de su sexo o su género, lo que las coloca en una posición inferior con base en ello. Expresiones que reproducen estereotipos discriminatorios y denigrantes, porque no reconoce que las tres mujeres ministras de la Corte, a las que se refiere Gómez Leyva, puedan tener un criterio propio, semejante al de un hombre, sino que asume que ellas hacen lo que le dice un hombre, sin cuestionar, como “secretarias” que sólo toman el dictado.
Estas expresiones colocan a Lenia Batres, Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz en una situación de desventaja desproporcionada, que representan un obstáculo para que continúen ejerciendo sus derechos políticos a ejercer su
cargo como ministras por la vulneración a su derecho a la igualdad y no discriminación. Expresiones de esta naturaleza tienen un impacto diferenciado en las mujeres y, por ende, las afecta de manera desproporcionada, es decir, estas mismas expresiones no impactan tanto en los hombres, ya que, socialmente, se asume que ellos sí tienen criterio propio que pueden compartir con otras personas, lo que no los convierte en “secretarios” que sólo toman el dictado y votan a favor de lo que les piden.
Al respecto, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia señala que la violencia política contra las mujeres puede ser perpetrada por medios de comunicación y sus integrantes; y, en su artículo 20 Ter, fracción IX, señala que puede manifestarse a través expresiones que denigren o descalifiquen a las mujeres en ejercicio de sus funciones políticas, con base en estereotipos de género, con el objetivo o el resultado de menoscabar su imagen pública o limitar o anular sus derechos.
¿Ministras o secretarias? Son mujeres ministras, víctimas de la violencia política en razón de género de Ciro Gómez
Leyva.
¿Usted, qué opina?
POR. NOHEMI ARGÜELLO SOSA




