En México gozamos de una condición que nos permite ser libres para pensar, para viajar, para vivir donde queremos vivir, como queremos vivir. amar a quienes queramos amar; expresar nuestras ideas, creer en la religión de acuerdo con nuestras convicciones, o no creer en ninguna, tenemos libertad para elegir a quienes nos gobiernen.
Es decir, podemos decidir cómo vivir con el único límite del respeto a los demás.
La Real Academia Española define a la libertad como: Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.
Es decir, debería ser inherente al ser humano gozar de libertad desde su nacimiento y a lo largo de su vida. De hecho, forma parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos Adoptada y proclamada por la Asamblea General de la ONU en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948.
Que en el artículo primero dice : Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Pero si nos ponemos a reflexionar, esta declaración tiene apenas 75 años de ser promulgada y la lucha por la libertad ha sido ardua a lo largo de los siglos, donde hubo personas que incluso perdieron su vida para evitar la servidumbre, la esclavitud y la opresión.
Un precedente histórico en el tema de la libertad se tiene en Grecia, en cuyas Polis (hay que recordar que una polis griega era una ciudad-estado como Atenas, Esparta, Corinto) se integraba por personas ciudadanas que eran “libres” (que al inicio sólo incluía a los nobles y a los agricultores y, por supuesto, en ese momento no incorporaba a las mujeres), la libertad política quedaba restringida a la polis, era sólo entre los ciudadanos, es decir, era un privilegio entre hombres que tenían propiedades.
Posteriormente, en 1679 los ciudadanos ingleses contaban con el derecho del Habeas Corpus Act por el cual el individuo quedaba protegido legalmente ante detenciones arbitrarias y también como fundamento de las libertades personales.
Para, diez años más tarde, emitir la Declaración de Derechos (Bill of Rights) donde se limitaban los poderes del rey y la nobleza ya que claramente se establecía que : a) el Rey no puede crear o eliminar leyes o impuestos sin la aprobación del Parlamento; b) el Rey no puede cobrar dinero para su uso personal, sin la aprobación del Parlamento; c) es ilegal reclutar y mantener un ejército en tiempos de paz, sin aprobación del Parlamento; d) las elecciones de los miembros del Parlamento deben ser libres; f) las palabras del Parlamento no pueden obstaculizarse o negarse en ningún otro lugar y g) el Parlamento debe reunirse con frecuencia.
En 1789 después de la revolución francesa la Asamblea Nacional Constituyente emite la Declaración de los Derechos y Deberes del Hombre y del Ciudadano establece en su Artículo 1 : “Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos”.
Aún en nuestros días la libertad no es un derecho del cual todas las personas gocemos, a pesar de todo lo hecho hasta ahora existe una gran cantidad de países donde no existe una libertad plena.
Con mucha frecuencia conocemos por las noticias ya sea de medios o redes sociales del asedio a la libertad de prensa, incluyendo el asesinato de reporteros, a la libertad de expresión, a la libertad física donde la delincuencia organizada tiene uno de los negocios más lucrativos con la trata de personas, a la libertad religiosa en algunos países, la coacción ejercida sobre las personas para emitir votos u opiniones políticas a cambio de alimentos, agua, dinero y hasta amenazas a su vida.
Es imposible una democracia sin personas libres, que dicen lo que piensan, que se atreven cada día a defender sus ideales y que luchan por ellos.
De ahí que la libertad sea un punto clave para vivir en democracia. La libertad de expresión, de opinión, de asociación, de circulación son condiciones básicas de cualquier democracia.
La expresión de diferencias solamente se puede dar cuando existe tolerancia, apertura y aceptación, en donde las sociedades valoran y respetan la libertad de todas las personas.
La libertad no es una dádiva de nadie, es un derecho humano inalienable que debemos proteger de aquellos que abusan o tratan de abusar de su poder para tomar provecho de las personas. No debiera ser necesario, pero requerimos mantener fresca la frase de Goethe: «Solo es digno de libertad quien sabe conquistarla cada día».
Defendámosla.