En el proceso electoral del 2021-2022 que culminó con la llegada de Morena a la gubernatura, Tamaulipas se convirtió en el laboratorio político de lo que se viviría un par de años después.
Hoy queda claro que en la elección del 2024 se han puesto en marcha muchas de las estrategias que se ensayaron en aquél momento.
Como en el caso de Tamaulipas, lo que está en el fondo de esta disputa, es el choque entre dos grandes grupos políticos -dos modelos de país al final de cuentas- apuntalados por intereses tan diversos que a veces cuesta comprenderlos.
En los meses previos a la elección de junio del 2022, se desplegó en la entidad una intensa campaña negra, basada en información que hoy vuelve a ponerse sobre la mesa.
El asesinato de Sergio Carmona en noviembre del 2021 desató todo tipo de versiones sobre el supuesto apoyo de este empresario a las campañas de Morena.
Hasta el última día de la campaña, el caso Carmona ocupó la narrativa de la alianza del PRI y el PAN que pasaron por alto que el polémico empresario antes había sido aliado del cabecismo.
Lo cierto es que durante todo ese tiempo, más allá de las filtraciones de todo tipo de las que algunos medios de comunicación se hicieron eco, ninguna figura del gobierno estatal, ni su brazo partidista, pudo comprobar algún hecho ilegal, a pesar de tener a su disposición en ese momento a las fiscalías y al Poder Judicial del estado.
Por aquellos días, ocurrió también la publicación de una “bomba informativa” que relacionaba al hijo de Américo Villarreal con la posesión de dinero ilícito en cuentas bancarias de Países Bajos.
En coro, representantes de la campaña de la alianza -dirigentes nacionales de los partidos, senadores y más combatientes del PRI y del PAN- difundieron la información que terminó en ridículo cuando se comprobó que el “prestigioso” medio que la había publicado, el “Dallas Chronicle” se había creado un par de días antes, y lo más importante, el SNS Bank donde supuestamente se encontraba el dinero, confirmaron que Humberto Villarreal nunca había tenido una cuenta en esa institución.
Queda también en el registro el yerro del periodista Héctor de Mauleón, quien publicó en su columna la existencia de un cable confidencial enviado a la DEA por el Embajador Ken Salazar, sobre otra supuesta investigación contra Américo Villarreal Anaya.
Tan pronto como el diplomático negó la veracidad de la información, el periodista reconoció que no contaba con mayor certeza sobre los hechos y terminó por disculparse.
Eran tiempos de fake news que están de regreso.
Basta echar un vistazo a la red social de su preferencia para detectar todo tipo de información falsa, utilizada como arma de propaganda.
El tema de los Carmona, por ejemplo, está otra vez en la agenda nacional, ahora de cara a la elección presidencial, reciclando información que ya circuló profusamente hace un par de años en Tamaulipas.
Aunque la publicación del laureado periodista Tim Golden es un asunto diferente, porque está respaldada por un medio que goza de amplia credibilidad como Propublica, es imposible no insertarla en el contexto de la guerra política que está de por medio.
Con todo y eso, una lectura sencilla del reportaje permite identificar dos asuntos evidentes:
1) El 90% de la información está basada en filtraciones de fuentes que solo podrían provenir de la DEA, una agencia que mantiene una relación tensa con el régimen obradorista.
2) Con claridad y honestidad profesional, el periodista aclara una y otra vez que la investigación oficial no trascendió porque nunca se logró comprobar de manera fehaciente la supuesta aportación de recursos de la delincuencia organizada a la campaña del 2006.
Por ello, el titular de la nota está entre signos de interrogación.
A pesar de eso, la oposición creyó encontrar en esta publicación la bomba que -“ahora sí”- va a derrumbar la campaña de Claudia Sheinbaum.
Es natural el uso electoral de este trabajo periodístico; aunque seguramente su estrategia tendrá poco éxito, son los tiempos que corren.
Y, como lo vimos en Tamaulipas hace dos años, se va a poner peor.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES