Penoso espectáculo ofrece el PRI. Digamos que se encuentra en la etapa final de su agonía donde la guerra interna llega a niveles no imaginados. En este sentido estará de acuerdo en cuanto a que por la situación que enfrenta, no llegará muy lejos. Y es que el desgaste ha sido tal que desaparecer sería lógico, como resultado de la ambición de reducido grupo que en su derrumbe arrastra y destruye lo que dicha organización recibió de la post Revolución.
Alejandro Moreno Cárdenas, (al que quién sabe por qué lo llaman “alito” cuando es gigantesco depredador de recursos públicos), hace lo que Dante Delgado en Movimiento Ciudadano y Jorge Emilio González en el Verde Ecologista. Sea apropiarse de la franquicia que, como cualquier negocio seguro, garantiza una vida sin sobresaltos. Igualito que hicieron “los chuchos” Zambrano y Ortega en el PRD, éste que, para fortuna, yace en el panteón de los olvidados.
El tricolor ha perdido principios, valores e ideología para convertirse en un club donde no se acepta a nadie que no jure fidelidad a “alito”. Ya sabéis que quienes se atrevieron a criticar su reelección fueron expulsados, exhibidos u obligados a retiro voluntario antes de participar en la destrucción de su partido. Otros como Manlio Fabio Beltrones son enviados a la hoguera cual presuntos traidores de una causa vergonzosamente servil. En este caso la actitud de Moreno Cárdenas es enfermiza con serias alteraciones mentales. Bien dicen que el poder atonta a los inteligentes y enloquece a los pendejos.
El asunto es que el capítulo que vive el PRI es deprimente, sobre todo para quienes durante décadas lo suponían como heredero del pensamiento más noble de la generación que luchó contra la dictadura porfirista. Ahora sabemos que, con la adopción del neoliberalismo involucionó hasta caer en lo más profundo de la alcantarilla sanitaria. Desde luego que en ese transcurrir creo monstruitos como Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Enrique Peña Nieto y muchos(as) que ahora se apuntan como adversarios(as) de quien, manipulando estatutos, asambleas y delegados, ha concretado la dictadura hasta por ocho años.
El PRI no tiene futuro por la sencilla razón de que ya no interesa a las mayorías. No es fortuito el abandono de la militancia y la escasa votación obtenida en las elecciones de los últimos años. Reflejo de la rápida descomposición que sufre es la confrontación de “los históricos” con el dirigente que puso en práctica sofisticado engaño para legitimar lo que a todas luces es recurso desesperado de sobrevivencia, aunque lo que con ello logra es acelerar el paso hacia la extinción.
De manera que sin ideología, principios ni valores, el tricolor solo existe para los golpistas que terminaron de un plumazo con casi cien años de historia en los que, no podemos negarlo, se crearon instituciones importantes al margen de que también fue nido de corruptos que deshonraron a la nación entregándola a la voracidad de los buitres del capital privado. ¡Esos jijos ex presidentes que se han de quemar en el infierno!. (Algunos como de la Madrid ya lo estarán padeciendo). Pelaos estos.
SUCEDE QUE
Existe certeza de que en Tamaulipas PRI y PAN buscan sepulturero y además disputan el obituario…Bien por La Jefa Sheinbaum al nombrar a Emilia Esther Calleja próxima directora de la CFE. Por fin una experta se hará cargo de la paraestatal, por ello la confianza de que terminen las irregularidades y “las mentadas” desde luego. Recordad las primeras palabras de José López Portillo al designarlo Echeverría en el citado puesto: “Yo de electricidad solo se encender y apagar un foco”. Igual sucedió con Manuel Bartlett. Y ni modo que sea invento.
Y hasta la próxima
POR MAX ÁVILA