La posibilidad de que el senador panista Miguel Ángel Yunes Márquez y su padre del mismo nombre se integren a Morena y a su bancada en el Senado de la República, no debería sorprender más que a quienes ignoran la historia familiar.
Para ellos sería volver al origen de lo que son como dinastía política en Veracruz, en donde varios miembros de la extensa familia Yunes permanece desde hace décadas en el PRI, aunque Miguel Ángel padre migró al PAN durante el gobierno de Fox. Eso sí, llegó bajo el madrinazgo de la entonces todopoderosa Elba Esther Gordillo, dirigente cuasi eterna del sindicato magisterial.
Pero, como lo hicieron en el PRI, los Yunes se hicieron de posiciones políticas en el PAN veracruzano y alternaron cargos públicos en estas dos décadas, sin mencionar las acusaciones graves que siguen pesando en contra del patriarca de ese clan y de sus dos hijos.
De las Alcaldías de Boca del Río a diputaciones locales y federales, el Senado y la gubernatura, los Yunes (los del PAN) han pasado los últimos veinte años beneficiándose de esa militancia y del control que tienen sobre cierta parte de la estructura territorial en la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río sin mayor problema. Hasta la esposa de uno de ellos ha ocupado cargos públicos cuando ellos por asuntos legales han estado imposibilitados.
Ahora, al haber votado en favor de la reforma constitucional que modificará el mecanismo de integración del Poder Judicial, los Yunes dieron no un paso, sino un salto enorme para pasar -en los hechos-, del PAN a Morena, como lo asumió el presidente de la Mesa Directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña.
¿Qué sucedió para que en seis años, Yunes Linares -el padre- pasara de calificar de loco y corrupto al compañero Andrés Manuel mientras hacía campaña? ¿Qué sucedió para que el Presidente López Obrador diera la autorización para que se le perdonaran esos y otros desplantes a Miguel Ángel Yunes, a cambio del voto para aprobar la reforma al Poder Judicial?
El propio compañero Andrés Manuel lo dijo sin tanta vuelta, como suelen hacerlo quienes han vivido de la política siempre para justificar lo inexplicable racionalmente: “Encontrar el equilibrio entre la eficacia y los principios”.
En términos claros, pragmatismo puro, algo de lo que siempre se acusó a Salinas de Gortari, por ejemplo, cuando negociaba con el PAN y desplazaba al PRD.
El pragmatismo no es malo en sí mismo, pues permite transitar satisfactoriamente cuando hay situaciones que pueden parecer conflictos irresolubles, pero que ponen en primer término la eficacia en las negociaciones por encima de los principios.
Y resulta paradójico -tanto como risible-, que el compañero Andrés Manuel haya justificado con ese eufemismo la sencilla transacción política-jurídica de la Cuatroté con los Yunes, a cambio del voto decisivo para aprobar la reforma judicial. Él, que se ha autocalificado de incorruptible e intransigente con los principios.
¿Que Yunes le llamó loco y lo acusó de haber sido financiado por el gobernador priísta Javier Duarte, encarcelado por la comisión de numerosos delitos? Eso lo dejó de lado el compañero Presidente. No importa.
¿Que cayó en el mismo juego de concesiones tan criticado cuando gobernaba Salinas? Sí, ¿y qué? Se trataba de asegurar que su reforma se votara sin problemas en el Senado y así, dejarle todo listo para que Claudia no tenga pretextos para cumplir la encomienda que le dejó, de consolidar la Cuatroté.
Ingresar a Morena y ser parte de su grupo parlamentario en el Senado no debería sorprender, como decía antes, pues los Yunes son pragmáticos y saben sostener pleitos durante largo tiempo, como lo demuestra su confrontación que de lo político pasó a lo personal con Duarte.
Tampoco debería extrañar porque, como muchos otros -ahí está Félix Salgado Macedonio, Napoleón Gómez Urrutia o Eugenio “El Geño” Hernández Flores-, que ejemplifican perfectamente que todo aquel que quiera sumarse al proyecto del compañero Andrés Manuel es bienvenido, sin importar el pasado, los presuntos delitos, el paso por la cárcel o cualquier otra cosa que signifique una mancha en su historial o la moral cuestionada.
Finalmente, si hacemos caso al estilo personal con el que López Obrador ha conducido el gobierno, con sus inspiraciones místicas y su falso laicismo, podemos aplicar el proverbio que habla de que de los arrepentidos es el cielo. En este caso, el cielo político de la Cuatroté y la divinidad que da el pertenecer al partido que controlará todo a partir de ahora.
Para los Yunes ingresar a Morena es volver al origen del árbol político genealógico, es que dejaron hace más de 20 años cuando salieron del PRI para probar fortuna en el PAN. Es otra casa, con otro color y fachada distinta, pero la misma familia.
MORENA CAPACITA A LOS PRÓXIMOS FUNCIONARIOS
En Tamaulipas, Morena sigue con el proceso de capacitación de quienes a partir del 1 de octubre se convertirán en funcionarios públicos, desde Alcaldes a Síndicos y principales colaboradores.
El partido comenzó esta etapa de preparación hace poco más de dos meses con la capacitación a los nuevos diputados, pues muchos de ellos serán legisladores por primera vez y la mayoría ignora qué es lo que hace un miembro del Congreso.
En lo que se refiere a los funcionarios públicos municipales que iniciarán sus actividades el primer día de octubre, Morena los envío en grupos a Tampico y están recibiendo información vital para que quienes no tienen experiencia -que son bastantes-, también sepan que estar en una administración manejando recursos es una responsabilidad enorme.
Por. Tomás Briones
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