El pasado martes, 17 de septiembre, explotaron de manera simultánea 2,800 “bíper” en Líbano. Se trataba de todo un cargamento de los aparatitos “avisadores” o “buscapersonas” predecesores de los teléfonos celulares. Eran el instrumento preferido de comunicación de los integrantes de Hesbolá, un partido político que participa en el gobierno del país y tiene su propia milicia armada del mismo nombre. A diferencia de los celulares, la vieja tecnología de los bípers no permite su localización ni hackearlos para espiar su utilización.
Todo un cargamento de bípers fue convertido en pequeñas bombas mediante la adición de una pequeña cantidad de un poderoso explosivo junto a su batería. También se infiltró el sistema de mensajes de tal manera que fue posible enviarles la señal, a todos, para vibrar intensamente y detonar el explosivo. Las 2,800 pequeñas bombas explotaron por todas partes, en la calle, en tiendas y supermercados, en los coches y en las casas. Al parecer afectaron sobre todo a integrantes de Hesbolá, fueran milicianos combatientes o políticos, administradores, proveedores diversos y, en muchos casos explotaron al lado de su familia e hijos. Al menos 14 personas fallecieron de inmediato, entre ellas dos niños. Otras 300 gentes sufrieron heridas que alterarán su vida para siempre y miles más sufrieron heridas con distinto nivel de gravedad. Dependió de su cercanía al cuerpo, a la cara y a partes vitales.
En esas condiciones no se puede conocer cuantas de las victimas podrían considerarse miembros de Hesbolá o civiles. Dos de los muertos eran médicos. Diversas imágenes muestran el momento de explosiones en muy diversos lugares y al momento de distintas actividades cotidianas. Las explosiones afectaron a familiares, amigos o simplemente gente que por casualidad estaba cerca del portador del aparato. De acuerdo con fuentes israelíes Hesbolá estaba distribuyendo bípers horas antes de las explosiones; algunos explotaron dentro de sus empaques todavía no abiertos. Posiblemente los bípers fueron interceptados por agentes de Israel en algún punto de la cadena de producción y comercialización. Otra hipótesis es que fueron producidos en Israel imitando la marca original y comercializados usurpando la identidad de las empresas fabricante y comercializadora. Al día siguiente ocurrió otra ola de explosiones, la de radio comunicadores (walkie talkies) que mató a otras 20 personas e hirió a 450 más. Al menos 95 personas, fueron trasladadas de emergencia a hospitales de Irán.
Algunas fuentes indican que otros aparatos electrónicos también explotaron debido al parecer a la colocación de baterías alteradas. Hago un paréntesis para apuntar que se ha desatado una oleada de demandas de todo tipo de aparatos electrónicos fabricados en China en substitución de aquellos que no se consideran a prueba de interferencias. El máximo líder de Hesbolá declaró que su organización sufrió un fuerte golpe por un acto sin precedentes, que violó todos los límites y constituye una declaración de guerra y ejercerá represalias. También señaló que Hesbolá continuará luchando mientras prosiga el genocidio en Gaza. Por su parte el ministro de defensa de Israel, Yoav Galllant declaró: “nos encontramos al comienzo de una nueva fase de la guerra” y elogió, sin mencionar las explosiones, al ejército y agencias de seguridad de Israel “cuyos resultados son impresionantes”.
Israel movilizó tropas a su frontera con Líbano y lanzó ataques aéreos sobre la franja libanesa colindante con su frontera e incluso sobre Beirut, la capital, donde afirma haber matado a un grupo de comandantes y directivos de alto nivel de Hesbolá.
Israel notificó al gobierno norteamericano que haría una acción militar en Líbano, sin especificar su naturaleza. En los hechos tomó por sorpresa incluso al secretario de Estado Anthony Blinken que precisamente el martes viajaba a Egipto y se enteró del ataque en el avión. Tanto Blinken como la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean Pierre, dijeron que Estados Unidos no estaba involucrado en el ataque y no sabían de las explosiones con anticipación. ¿Por qué ese ataque en este momento? Para responder, los más destacados analistas recurren a un contexto más amplio y los antecedentes históricos. Una posibilidad sencilla, sin ser la más aceptada, es el posible temor de Israel de que se descubriera el sabotaje y se inutilizara el operativo. No hay realmente indicios de que eso ocurriera. Se señala que el ataque fue prematuro, debió sincronizarse con una invasión terrestre de manera tal que rompiera las comunicaciones internas de Hesbolá en el momento más oportuno. Israel ha intensificado sus ataques aéreos y ha movilizado tropas a su frontera con Líbano.
Sin embargo, al parecer existe un importante desacuerdo entre el gobierno del primer ministro Netanyahu y el alto mando del ejército sobre la posibilidad de una operación exitosa si esta es llevada a cabo únicamente por Israel. Hesbolá cuenta, según múltiples medios, con alrededor de 150 mil misiles, cohetones y drones de distintas capacidades que podrían abrumar el sistema de defensa antiaérea de Israel y, concentrados en varios puntos, podrían hacer un fuerte daño. Hace unos días los huties lanzaron desde Yemen un misil hipersónico solitario que ni las baterías antiaéreas del ejercito israelita ni la marina de guerra norteamericana pudieron detener. Una prueba de que los huties y seguramente Hesbolá cuentan con misiles de tecnología muy avanzada, posiblemente originarios de Irán, sin que se sepa en que cantidad.
Estados Unidos le ha reiterado a Israel su completo e incondicional apoyo a su defensa. Sin embargo, el tono es cada vez más claro; apoyo a su defensa, pero no necesariamente apoyo a acciones ofensivas.
Israel requiere, para atacar a Hesbolá y a Irán que es su mayor enemigo, contar con la seguridad del apoyo norteamericano. Para obtenerlo tiene que jugar el papel de víctima, ser atacado y de preferencia antes de las próximas elecciones norteamericanas.
Esto porque el peso político del bloque pro israelita dentro de Estados Unidos haría inevitable que los demócratas demuestren su inquebrantable apoyo a Israel; eso o perder las elecciones. El hecho es que la administración del presidente Biden se resiste a ser involucrada en las maquinaciones de Netanyahu. Israel ha provocado de múltiples maneras a Irán y Hesbolá, destruyendo una embajada de Irán, asesinando lideres de ambos países, pero no ha obtenido la respuesta contundente que levante la opinión pública internacional y norteamericana en su favor.
En este contexto la hipótesis más creíble es que el ataque con miles de micro explosivos en aparatos electrónicos se debiera a la desesperación del gobierno de Netanyahu ante la aparente pasividad, o serenidad de respuestas muy calculadas de Irán y Hesbolá para, ante todo, no provocar la intervención norteamericana en este momento preelectoral muy sensible.