Tiempos idos. En alguna época, la dirigencia estatal del PRI era como un cargo de gabinete, muy codiciado y por el que valía la pena pelear. Nunca por el voto, siempre por debajo del agua, entre grillas y golpes bajos, en espera de la decisión unipersonal que tomaba el mandatario en turno.
Hoy es un cargo venido a menos. El Comité Directivo Estatal parece más silla que territorio. Huérfano de municipalidades y curules de mayoría, su cuota de poder se reduce a los porcentajes de representación proporcional.
Ya no son gobierno y tampoco pintan como opositores. De las 36 curules que componen a la 66 legislatura estatal, MORENA tiene 18, el PAN 7, PT 4, PVEM 4, MC 2 y solo un sillón le queda al partido tricolor, el de su dirigente estatal MERCEDES GUILLEN, Paloma.
Mujer orquesta, en ella reside y se agota la fracción. Ella la dirige y se dirige a sí misma. Frente al espejo gira instrucciones terminantes a su bancada unipersonal. Caso extremo de solipsismo (del latín, “solus ipse”, sola en sí misma está) que aún permite tiempo para capitanear a los tres sectores del partido.
SEDE EN DESUSO
La añeja maquinaria sobrevive como deshuesadero político, cementerio de elefantes, acaso, en el número 1937 del bulevar Praxedis Balboa, colonia Miguel Hidalgo, junto al río, entre las calles Ignacio Zaragoza, Mártires de Rio Blanco y Mártires de Chicago.
Ya no queda mucho por hacer, salvo rematar el inmueble que, por cierto, es céntrico y extenso. Aunque vacío y sin planes de relanzar el proyecto. En la hora del “sálvense quien pueda,” MERCEDES solo espera instrucciones de ALITO para saber a quién entrega el changarro.
Viene, pues, nueva dirigencia que en estos tiempos minimalistas igual podría caber en el puesto de gorditas más cercano. El de la esquina.
En tiempos de YARRINGTON, el desaparecido CHUY VEGA pensó en utilizar el gran predio del lado norte en la construcción de un auditorio. No le alcanzó el tiempo. Ahorita lo que prevalece es el vacío; territorio yermo.
¿A quién apunta este proceso sucesorio en tiempos de crisis?. Tampoco hay noticia del método a seguir, dicen, como si alguna vez les hubiera preocupado el método, en una institución que nació y murió anclada en la filosofía del dedazo. Ni antes ni después, todo en tiempo y forma, el que se mueve no sale en la foto.
Será nombramiento dl altiplano, oiga usted. Ya es tarde para que nos digan que “las bases mandan”. Para ello se necesitaría que hubiera bases. Ya no digamos votos porque desde hace mucho se los almorzó MORENA.
OCUPAR EL VACÍO
El partido obradorista, en efecto, cuya fuerza hegemónica ya exige un espacio mejor y más amplio que el inmueble actual del 15 Allende. Una visión pragmática (no siempre factible) aconsejaría un traspaso del viejo inmueble ubicado junto al río, entre el agonizante partido tricolor y el organismo guinda que (por cierto) sigue representando los valores y principios de las grandes gestas nacionales. Independencia, Reforma y Revolución.
Sería, incluso, un tránsito natural entre el PNR de CALLES, el PRM de CÁRDENAS, el PRI de ALEMÁN y la aplanadora de ANDRÉS. Gatopardismo obliga, cambiar para no cambiar, recomendaba el duque de LAMPEDUSA.
Desde luego, los puestos de comida se podrían quedar donde están. Finalmente, la nueva era inaugurada por las urnas en 2018 y refrendada este 2024 comparte iconografía patria con las etapas precursoras.
Desde los “Sentimientos de la Nación” (MORELOS) y la reforma liberal (JUÁREZ) hasta el agrarismo (ZAPATA), la Regeneración Nacional (FLORES MAGÓN), el antirreeleccionismo (MADERO), el constitucionalismo (CARRANZA) y el nacionalismo petrolero de tata LÁZARO.
Los primeros tres (PNR. PRM y PRI) fueron de corazón tricolor. El actual, MORENA, tiene el perfil rojizo, aunque ya alguien por ahí señaló que le faltaría el verde para ser bandera. Quizás no se han fijado bien, el color follaje corre a cuenta del tucán.
DOS RUEDAS
En esta capital, la semana pasada un lamentable accidente costó la vida a un joven motociclista. Atropellamiento por invasión de carril, grabado por cámaras de vigilancia.
Dolorosas las imágenes de una madre llorando a su hijo inerte, sobre el pavimento. Salvo la mejor opinión de los peritos viales, la impresión es que la víctima tendría la responsabilidad principal. No parece atropellamiento sino choque, donde el vehículo más liviano llevó la peor parte.
Nadie quiere que esto se repita y por ello la gente se pregunta en dónde está la responsabilidad oficial, si observamos que la víctima (como ya es costumbre) circulaba sin casco.
Me vino a la memoria la época de aquel legendario jefe de tránsito local, don OSCAR TORRES DELGADO, quien ocupó el cargo durante varios sexenios (BALBOA, CÁRDENAS, RAVIZÉ, MARTINEZ MANAUTOU y el ingeniero VILLARREAL GUERRA) cuando la dependencia llevaba un riguroso control de los vehículos de dos ruedas.
Tan obligatorias las placas y la licencia para las motocicletas como el fanal en las bicicletas. Y de todo había registro. En el caso de los ciclistas, había incluso apoyo para comprar la lámpara. Si el usuario era menor de edad, se exigía permiso y responsiva de un familiar, padre o madre.
Y también detalles como el limitar a dos pasajeros el uso de las motos, los dos con casco y no solo el de adelante. Había respeto por el servicio público. Un ejercicio adulto de la responsabilidad oficial.
La filosofía humanista también debe incluir estos cuidados. Que los tránsitos se pongan a trabajar.
POR CARLOS LÓPEZ ARRIAGA
BUZÓN: lopezarriagamx@gmail.com
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