La llegada de Claudia Sheimbaum al poder del país ha provocado a nivel nacional un reacomodo entre los grupos de poder morenistas que en el estado además definen el camino con rumbo a la sucesión en 2027.
El ‘vacío’ (si, entre comillas) dejado por Andrés Manuel López Obrador ha representado un área de oportunidad para figuras y grupos del poder que desde el gobierno pasado intentaron imponer su hegemonía siempre superada por el nivel de popularidad que mantuvo (y mantiene) Andrés Manuel.
El ahora líder del senado y amigo personal y paisano del ex presidente, Adán Augusto López se ha hecho desde su puesto político y ‘moral’ como un portavoz del obradorismo como una bandera que ni el propio Andy López Beltrán ostenta con tanta vehemencia.
Su cercanía con el obradorismo le ha dado el suficiente ímpetu incluso para desobedecer a la presidenta y manejar a su antojo su propia agenda, tal como sucedió con la reiteración de Rosario Piedra como titular de la CNDH, en contra de la voluntad de la presidenta.
Adán Augusto también intenta tomar oportunamente el control político del estado de la mano de su incondicional y también compañero de bancada José Ramón Gómez Leal, cuya operación política se ha concentrado en el intento de mermar el poder de acción al gobernador Américo Villarreal Anaya y al igual como es una costumbre familiar, utiliza la fórmula de su cuñado el ex gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, aliado político de Adán Augusto y también del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa. Ironías de la vida.
Gómez Leal consciente o inconscientemente y con la bendición de Adán se ha dado a la tarea junto a la ex alcaldesa de Reynosa Maki Ortiz, de formar una alianza de facto entre reynosenses para recuperar el poder que se les fue arrebatado por las impericias y excesos del cabecismo.
La alianza regional contempla además la suma de otras voluntades, principalmente de grupos políticos que confrontan la autoridad del gobernador como Adán Augusto lo hace con la presidenta del país (AKA el centro del estado) vía su incondicional (música de Luis Miguel).
Recientemente José Ramón y Maki han intentado sumar a su causa a los hermanos Cantú Rosas pero no ha tenido el éxito esperado pese a las evidentes muestras de apoyo y cercanía.
Y mantienen también la misma cercanía con Francisco Javier García Cabeza de Vaca quien intenta (y tal vez ahora sí con éxito) involucrar a las hijas el ex gobernador en la política de Reynosa ante la incapacidad intelectual de su hermano, el diputado local Ismael por siquiera hilar ideas claras.
Aunque los juegos de la misoginia intentan a toda costa mantener el esquema obsoleto del patriarcado en el país, la coyuntura de una nueva presidenta en el poder y la exigencia por las autoridades electorales de llevar a cabo la paridad de género en todos los estados da el ambiente propicio para que la próxima candidata a la gubernatura sea mujer.
En ese contexto la senadora Olga Sosa Ruiz mantiene desde hace un tiempo la delantera.
Sus aliados, principalmente en el Sur del estado, apenas acomodan sus estructuras de poder en la zona clave de la próxima elección por los intereses económicos que se han establecido y consolidan a la región como la más fuerte de todo el estado.
Olga mantiene un perfil conciliador y evita el conflicto, pero la presión de los tiempos políticos la obligarían tanto a ella como a su grupo a definir una postura.
Sobre todo, con el grupo del gobernador Américo Villarreal que pese a todas las adversidades ha logrado ya tener al menos en papel todo el control de la vida pública estatal e incluso ostenta dos municipios clave como lo son Matamoros y el Puerto Jaibo.
En el caso de Victoria y pese a todo lo que se ha dicho, es la ciudad de la que es oriunda el gobernador y de facto le permite influir en sus grupos políticos.
Y pese a las aventuras poco fructíferas de asesores con poca pericia y preparación política, si Lalo Gattás se jugó hasta la vida en otros tiempos por la causa cuatroteísta y como lo ha dicho, por el mismo gobernador Américo Villarreal, en la hora de las definiciones siempre opta por estar en el lado correcto de la historia.
Es el caso de Tampico el que debería de despertar la preocupación en el círculo rojo de toda la 4T tamaulipeca por el área de oportunidad que representa el gobierno de Mónica Villarreal para el futurismo político y su llegada al poder para bien y también para mal no se ha dado aún en los tiempos que marca el libreto.
Es evidente que la alianza Maki-JR con la bendición tabasqueña seguirá creciendo por los grupos económicos que los financian que son emanados desde los tiempos más detestables del priismo nacional (recordemos la Casa Blanca de Peña Nieto, por ejemplo).
Pero el aparato de poder está en manos del gobernador Américo Villarreal y en un nivel que ni en su máximo esplendor pudo ostentar su antecesor.
Y cuenta además con el respaldo de la presidenta Claudia Sheimbaum quien más allá de considerarla cooptada por estructuras de la misoginia arcaica, lo más seguro será ver en los próximos meses un reacomodo natural que pondrá a cada quién en su lugar.
Y al grupo de la senadora Olga Sosa Ruiz será la hora de las definiciones entre gestionar la relación entre los grupos disidentes, fomentar la unión o en el caso más extremo de tomar postura en una definición que más allá de fragmentar al morenismo, lo pulverizaría como sucedió con el priismo de 2016.
Y llevaría de nuevo a la vida pública del estado al mismo punto de partida de siempre.
POR PEDRO ALFONSO GARCÍA RODRÍGUEZ
@pedroalfonso88