REYNOSA, TAMAULIPAS.- Con una sonrisa que conmovió a todos, Brayan Alexis Padilla Baltazar celebró su graduación de primaria. Tiene 11 años y, aunque enfrenta una enfermedad incurable conocida como piel de mariposa, su espíritu fuerte y su determinación han demostrado que los sueños no entienden de límites.
Brayan padece Epidermólisis Bullosa, una condición genética que hace que su piel sea extremadamente frágil, tan delicada como las alas de una mariposa. Le provoca dolorosas llagas y heridas, tanto externas como internas, y requiere curaciones diarias con productos especiales que su familia apenas puede costear.
Su logro escolar es enorme, no solo por el esfuerzo académico, sino porque ha sido alcanzado en medio de un escenario de dolor físico constante. Para su abuelita, doña Esther Baltazar, quien lo cuida con devoción, este momento representa un triunfo lleno de amor y sacrificio. “Gracias maestro Sergio por tenerle paciencia y ayudarme a enseñarle a Brayan tantas cosas. Dios lo bendiga siempre”, dijo entre lágrimas durante la ceremonia.
Sin embargo, la celebración se vio opacada días después. Brayan enfermó de un virus respiratorio y sus heridas se agravaron. Su abuelita cuenta que “va saliendo poco a poco de la tos, pero su cuerpo sigue muy lastimado”.
Con el apoyo de personas voluntarias, doña Esther realiza actividades para reunir fondos. Vende alimentos, organiza rifas y pide ayuda para comprar las pomadas, gasas y medicamentos que su nieto necesita. Brayan no puede salir de casa, debe vivir en un ambiente limpio y fresco para evitar infecciones. Incluso su alimentación debe ser especial, con alimentos suaves que no le dañen la garganta.
Fue diagnosticado a los tres días de nacido y desde entonces su vida ha sido una batalla constante. Pero también ha sido un ejemplo de fortaleza. En silencio, sin pedir nada, ha demostrado que la verdadera grandeza está en resistir con esperanza.
Si deseas brindar tu ayuda, puedes hacerlo a través de la tarjeta de débito Coppel número 4169 1614 3292 2531.
Brayan merece más que un aplauso por su graduación; merece el apoyo de todos. Su lucha es dura, pero su corazón es invencible.
Por. Raúl López García
