TAMAULIPAS, MÉXICO.- La crisis hídrica en el norte de Tamaulipas se agrava con el paso de los días, colocando al estado en una situación de alerta máxima, no solo por la escasez en los distritos de riego, sino también por la imposibilidad material de cumplir con el tratado internacional de entrega de agua a Estados Unidos.
Así lo advirtió Raúl Quiroga Álvarez, secretario de Recursos Hidráulicos para el Desarrollo Social del Estado, quien subrayó que la situación no cambiará hasta que un ciclón de gran magnitud recargue la cuenca del Río Bravo.
“El escenario es absolutamente crítico. La zona norte está en rojo dentro del semáforo del cuidado del agua. La deuda con Estados Unidos es impagable en las condiciones actuales, las mismas que hemos enfrentado durante los últimos cinco años”, declaró.
El funcionario detalló que la escasez se ha agudizado por la falta de aportaciones en presas como Falcón y Amistad, así como en la cuenca del río San Juan, donde tampoco ha habido recargas significativas.
“Para saldar la deuda internacional se necesitarían más de 7 mil millones de metros cúbicos de agua, un volumen que solo podría ser aportado por un huracán considerable. Desde el huracán ‘Alex’ en 2010, no se ha presentado un fenómeno así”, expresó.
Actualmente, precisó, solo hay agua disponible para consumo urbano, es decir, para la población. En cambio, los distritos de riego, especialmente el 025, podrían quedarse sin dotación si no llueve en los próximos meses.
“No está comprometido el abasto para la ciudadanía por ahora, pero sí hay un riesgo real para el sector agrícola”, advirtió.
En relación con los compromisos internacionales, Quiroga Álvarez aclaró que Tamaulipas no es el deudor directo, ya que el agua proviene de la cuenca alta, fuera del territorio estatal. No obstante, el estado resiente los efectos del incumplimiento.
“Nuestra propuesta es clara: restituir el equilibrio en la cuenca y recuperar el orden para que el agua fluya de nuevo hacia las presas internacionales. Estados Unidos y Tamaulipas son receptores, ambos sufren la escasez. Pero si no hay disponibilidad física, nadie está obligado a lo imposible”, remarcó.
Finalmente, llamó a una coordinación nacional con visión de cuenca, no sólo con esfuerzos locales.
“Se trata de lograr que el agua fluya como antes, cuando había orden. Hoy el desorden viene de décadas atrás, y si no se corrige, no se podrá garantizar el recurso para todos”, concluyó.
Por Antonio H. Mandujano
EXPRESO-LA RAZON
