8 diciembre, 2025

8 diciembre, 2025

El camino de Maki

HORA DE CIERRE/ PPEDRO ALFONSO GARCÍA RODRÍGUEZ

Si la senadora Maki Ortiz hubiera planeado una estrategia política que le permitiera “nadar de muertito” entre tantas trifulcas morenistas jamás hubiera imaginado un escenario tan optimista para su causa como el que le ha dado este 2025.

En la primera mitad del año el ambiente de la escena política estatal se concentró en la elección judicial que puso en la mira de numerosos ataques a la consejera jurídica del gobierno en turno y virtual magistrada presidenta del PJTam Tania Contreras.

Las primeras embestidas que recibieron primero desde la prensa regiomontana y después de la nacional, no le complicaron los resultados que salieron totalmente a su favor pero sí contaminaron la campaña al grado de exponerla a violencia política de género.

Aún con el proceso abierto que mantiene Carlos Peña Ortiz, hijo de Maki, pasó desapercibido por la bomba que detonó un conflicto abierto entre las fuerzas del morenismo local y el Federal.

Un escenario similar aunque no igual al sucedido en 2015-2016 que culminó en el triunfo del PAN y la llegada de Cabeza de Vaca.

Si bien el texano reynosense se había perfilado ya como una figura fuerte de oposición, fueron las pugnas entre priístas la que al final terminaron por entregarle el estado a Francisco Javier y a sus aliados.

La peculiaridad de aquel triunfo en contraste con el escenario actual es la reactivación de los ex gobernadores y/o sus grupos políticos tras el cese de las persecuciones.

Pero los mismos conflictos entre los grupos políticos del morenismo tamaulipecos son prácticamente idénticos a los que se dieron previo a la alternancia política.

El conflicto entre los grupos egidistas con los geñistas y a su vez sus alianzas con el priismo del nuevo PRI y sus aliados con el de antaño es similar a las pugnas que se dan entre el morenismo estatal que prácticamente se divide entre el poder en turno y una periferia de municipios que contribuyeron a la llegada de Morena al poder pero que ahora intentan imponer su voluntad desde el dominio local.

Y si hay un grupo político que mantiene dominio del territorio por cuatro trienios es el de Maki Ortiz y su familia.

Las recientes embestidas mediáticas a la senadora Olga Sosa Ruiz son una muestra más del ambiente hostil que prevalece entre el morenismo para debilitar los liderazgos del centro y sur del estado.

Y que al final el futuro político del estado al igual como sucedió en los tiempos de la alternancia quede en manos de los grupos políticos de la frontera.

En el escenario perfecto de algunos morenistas y/o cabecistas sobrevivientes Nuevo Laredo o Reynosa son ciudades atractivas, aunque sólo Maki Ortiz en su calidad de senadora y el dominio que ha mantenido en Reynosa le dan un mayor margen para lograr una operación política eficaz.

Sin olvidar la alianza intrínseca que tiene con el senador José Ramón Gómez Leal y su influencia aún en la operación del aparato federal que al final de cuentas es el que realiza la operación territorial en todo el estado.

Los ataques de Olga sumado al lento despegue de las administraciones municipales en el Sur del estado debilitan la consolidación de la 4T en los tres municipios cuya tradición política con apego al Partido Acción Nacional.

Un partido del que no es ajena Maki Ortiz por su militancia que ostentó por décadas y que le dio un gran parte de su capital político. Y por la influencia directa que tiene en el Partido Verde y sus potenciales aliados y también en Movimiento Ciudadano.

Es prácticamente la única política del estado que podría presumir ese capital político además del nivel de preferencia que ostenta en las encuestas y sondeos que realiza Morena.

Reducir el número de aspirantes a la sucesión no sólo expone prematuramente a las candidateables a posibles ataques en el momento de las definiciones, también las expone a tejer alianzas políticas que podrían sobrepasar los alcances de los poderes locales y sea el inicio del ocaso morenistas en Tamaulipas.

O propiciaría un ambiente de deslegitimación en el proceso como ya lo ha intentado Maki Ortiz, ahora con otros partidos de respaldo ante cualquier escenario adverso.

Sin olvidar los grupos económicos que la respaldan de los grandes capitales amasados durante el sexenio de EPN además de las fuerzas cabecistas que pueden invertir al menos por conveniencia regional.

El morenismo en Victoria mantiene un duelo de todos contra todos y en el Sur las alianzas están centrada en mantener un letargo en su operación política.

Mientras a Maki Ortiz sólo su estado de salud la podría frenar mientras las fuerzas morenistas intentan imponer su voluntad, minan todos los caminos y al final si los cálculos no le salen y al igual como sucedió en 2016, heredarían todo el capital político ganado con tanto esfuerzo a las mismas manos reynosenses que enemistadas o no terminarían por cerrar filas a favor de la familia Ortiz Peña.

Por. Pedro Alfonso García Rodríguez

@pedroalfonso88

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